REFORMA
DEL SISTEMA DE DEFENSA DE ARGENTINA
EL FALSO DILEMA DEFENSA – SEGURIDAD.
por Carlos Pissolito y Miguel Barrios
Acabamos de escuchar el discurso presidencial en
ocasión de la denominada reconversión de las FFAA. Como nos tiene
acostumbrados, el Sr. Presidente no expresó nada profundo que merezca algo más
que un mero comentario formal.
Con mayores esperanzas explicativas fuimos a leer el
decreto Nro 727 que reglamenta la Ley de Defensa. Nuestra decepción fue aún
mayor, porque tampoco en ese importante documento se consignan ideas que puedan
o que merescan ser criticadas.
Luego de dos años y medio de gestión, esta
administración no sólo no ha atinado a encontrar las respuestas a los problemas
que afectan a nuestra Defensa, lo que es más grave, creemos que no está
formulando las preguntas conducentes a la satisfacción de las mencionadas
respuestas.
El primero de esos interrogantes debería haber
apuntado a resolver el dilema entre Defensa y Seguridad. Pero, fiel a la línea
progresista antimilitar que viene caracterizando a todas las administraciones
democráticas, adoptó seguir con la ficción política de una división tajante
entre ambas actividades.
El principal argumento de quienes sostienen esta
diferencia entre las misiones, funciones y atribuciones de las FFAA, solo
abocadas a lo primero y a las de seguridad y las policiales exclusivamente
dedicadas a lo segundo, es la necesidad política de conceptualizar a estas
fuerzas como competidoras indeseables de la vida política nacional.
Se toma como punto de origen de esta actitud la negra
historia del Proceso MIlitar que asoló a la Argentina en los 70. Pero, de paso,
con ello se renuncia a ejercer un verdadero control civil sobre las mismas,
para marginarlas en un rincón apartado de la burocracia estatal.
Nadie puede negar que esas fuerzas condujeron con una
metodología basada en excesos la represión del terrorismo que quiso tomar el
poder, en forma violenta, por aquellos años. Y en este sentido, no nos cabe
duda de que era necesario y se justificaba una ley de Defensa como la
sancionada por el Presidente Raúl Alfonsín en el primer año de su gobierno.
Pero, sucede que pasaron casi cuatro décadas y que en
ese lapso, los conflictos evolucionaron y mutaron hacia diferentes formas de
agresión. Por lo que, hoy, se da la paradoja que lo algunos denominan como
“nuevas amenazas”, es que ya no son nuevas. Baste citar para ello, los
famosos y trágicos atentados del 11S, donde quedó claro que la guerra entre
Estados quedaría confinada, a partir de ese momento, al arcón de los recuerdos.
Más recientemente, las operaciones militares desarrolladas
en el Hemisferio Norte, especialmente por parte de Rusia en Ucrania y por las
potencias occidentales y por ésta en Siria, evidenciaron el uso de una amplia
gama de recursos bélicos y no bélicos conocidos bajo el nombre genérico de
“guerra híbrida” y que tienen por finalidad doblegar a un adversario
mediante una multiplicidad de herramientas.
Por su parte, en nuestro Hemisferio Sur, se
expandió la epidemia del narcotráfico y el de otras formas de bandolerismos,
los que están siempre dispuestas a desafiar a un Estado cada vez más ausente y
por qué no decirlo, cada vez más bobo.
Llegado a este punto, lo lógico y sensato hubiera sido
que las sucesivas administraciones, especialmente la actual y su precedente,
reconocieran el problema de que el cuerpo legal que regula a la Defensa y
a la Seguridad no se ajustaba a esta cambiante realidad. Y que, en
consecuencia, que debía ser modificado y adaptado.
Pero, cómo lo decimos al principio, en lugar de
generar una nueva legislación que se adapte a la nueva situación. El
Presidente Mauricio Macri ha preferido mirar para otro lado, hacer unos
simples cambios cosméticos a un decreto. Y de ese modo, transferir las
responsabilidades políticas, operativas y jurídicas concretas hacia sus
subordinados militares. Tal como procederemos a explicar.
Para comenzar por el principio, tenemos que decir que
disponemos de tres leyes fundamentales al respecto. La de Defensa, promulgada
por el gobierno de Raúl Alfonsín en 1983 y que sostiene que las FFAA son solo
aptas para combatir enemigos externos. La de Seguridad, sancionada por Carlos
Menem en 1991 y que permite que estas fuerzas intervengan sin mayores
problemas en tareas de apoyo a las fuerzas de seguridad y policiales y que
establece la condición –in extremis- del estado de sitio para que lo hagan
en forma efectiva mediante operaciones de combate.
Por su parte, la de Inteligencia fue promulgada por la
administración Fernando de la Rúa en el 2001 y que le prohíbe a las FFAA toda
forma de inteligencia interior.
De tal modo que si pudiéramos elegir una figura que
ilustre el eventual empleo de las FFAA en en cuestiones de seguridad interior,
especialmente en el caso de que tuvieran que encarar operaciones de combate,
bien podríamos compararlo con el de un elefante en un bazar, con el agregado de
que el paquidermo tendría sus ojos vendados. Pues eso sería, precisamente, una
fuerza militar operando sin inteligencia en un complejo ambiente operacional
como sería del una oparación de seguridad interior.
Pero, sin llegar a ese dramático extremo, también,
podemos anticipar los resultados concretos de las tibias medidas anunciadas
como al pasar. Tales como la custodia de objetivos estratégicos y el refuerzo
de determinados sectores calientes de nuestras extensas fronteras para ayudar a
combatir el narcotráfico.
Para entenderlo mejor el tema, es necesario que
saltemos del pulcro mundo de las resoluciones ministeriales al embarrado campo
combate, donde mueren las palabras y las órdenes se imparten a viva voz y no
por mail o por Whatsapp.
Este el mundo de los jerarquías heroicas de los
capitanes y de los sargentos. Ya que ellos no pueden darse el lujo de largas
apreciaciones jurídicas. Por lo general, las suyas deben ser fulminantes, ya
que pueden terminar con la simple y contundente orden de: !Fuego Libre!
O en otras palabras, decidiendo el empleo de fuerza
mortal para repeler una agresión o para cumplir con su misión. Pero para que
esto se haga con criterio, no bastan las cosméticas modificaciones efectuadas a
un simple decreto reglamentario. Lo que hace falta en un set de normas
conocidas como: “Reglas de Empeñamiento” basadas en un plexo legal superior
acorde.
Las mismas conforman los criterios sencillos que
ayudan a resolver situaciones críticas de combate como son las que se le
presentarían, por ejemplo, a una patrulla constituida por gendarmes y personal
del Ejército y que fuera recibida a tiros por una partida de narcotraficantes
en una lejana y solitaria zona fronteriza.
Llegado a este punto nada y en virtud del
contradictorio plexo legal vigente. Los gendarmes estarían autorizados a
contestar el fuego con fuego o a emplearlo, de ser necesario, para el
cumplimiento de su misión. Pero, no así los integrantes de las FFAA, los que lo
tendrían vedado y limitado a las leyes que regulan la legítima defensa.
Por supuesto, también, es muy probable que el capitán
o el sargento en cuestión, con un empeño digno de mejores causas emplee la
totalidad de las armas que dispone, más allá de cualquier proporcionalidad,
pues quiere “ganar” el combate. Ergo, no sería extraño que fruto de esa briosa
acción, no solo se neutralice la agresión, de paso puede pasar que en el
proceso, se produzcan heridos y hasta muertos.
También, podría ser el caso que pese a la juventud de
nuestros protagonistas, ellos sepan que varios de sus mayores se encuentran
actualmente detenidos por haber procedido de manera análoga en los años 70’. Y
que , además, hayan sido educados bajo el criterio de que cumplir con una orden
no lo librará de de consecuencias legales negativas.
Por lo tanto, muy bien podría ser que su conciencia
cívico-militar haya madurado lo suficiente y que se nieguen a cumplir una
orden que carece del correspondiente respaldo legal.
Llegado a este punto, no puede cabernos duda alguna de
que si bien, es responsabilidad de estos jóvenes, hacer todo lo
-profesionalmente- posible para desempeñar sus tareas. Mucho más importante es
los maduros y experimentados políticos asuman sus responsabilidades para crear
las condiciones favorables para que ese combate resulte victorioso y sin
consecuencias indeseables para quienes tuvieron el valor de librarlo.
No hacerlo de esta manera, no solo implica una
cobardía moral, solo comparable con la cobardía de los generales del Proceso
militar, implica perder una pelea antes, siquiera de haber comenzado a
librarla.
Coronel (R) Ejército Argentino: Lic. en Estrategia y
Organización y Postgrado en Defensa en el Institute of World Politics de los
EEUU. Fue agregado militar adjunto en los EEUU y director del Centro Argentino
para el Entrenamiento de Operaciones de Paz. Dicta conferencias internacionales
en manejo de crisis complejas y de reforma del sector Defensa y Seguridad. Es
autor de varios libros y de numerosos artículos sobre estos temas.
Doctor en Ciencia Política de la Universidad del Salvador,
Buenos Aires, Argentina, Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad
Tecnológica Intercontinental de Asunción del Paraguay y Director Académico del
Diplomado Internacional “Experto en Política y Gestión de la Seguridad” del
Instituto Universitario Sudamericano en Montevideo, Uruguay. Es autor de libros
reconocidos de Defensa y Seguridad.Ha dictado y dicta seminarios,cursos y
conferencias
Vámonos a la guerra, si es ilegal mejor
Norberto Emmerich
La periodista mexicana Carmen Aristegui informó hace algunos
días que el presidente argentino Mauricio Macri otorgó permiso para la
instalación de al menos tres bases militares estadounidenses en territorio
nacional, en Neuquén (Vaca Muerta), Misiones (Triple Frontera) y Tierra del
Fuego (Atlántico Sur).
Dentro del denominado Plan de Reforma y Reorganización del Sistema de Defensa
Nacional, el gobierno argentino anunció la publicación en el Boletín Oficial de
dos decretos para autorizar el despliegue de las Fuerzas Armadas en la custodia
de “objetivos estratégicos” que deberán ser definidos por el Poder Ejecutivo y
el apoyo logístico a las fuerzas de seguridad en la lucha contra el
narcotráfico y el terrorismo. Lanzar por decreto una Reforma tan ambiciosa y
profunda como si fuera una decisión administrativa expresa la falta de
convicción del equipo de gobierno.
Dichos objetivos estratégicos pueden incluir activos valiosos
para el desarrollo o la supervivencia del Estado, como las reservas naturales,
las fuentes de energía, represas hidroeléctricas o instituciones. Se
incorporará también el ciberespacio y los activos informáticos. El grado de
discrecionalidad para el establecimiento de dichos objetivos se asemeja a la
Ley de Seguridad Interior mexicana.
Las Fuerzas Armadas serán empleadas en forma disuasiva o
efectiva ante agresiones de origen externo contra la soberanía o la integridad
territorial. Los ataques externos pueden provenir de grupos terroristas o
narcotraficantes, ya no sólo de otros Estados. En consecuencia dichas
problemáticas corresponden a la defensa nacional, no de seguridad interior.
En la reglamentación del Decreto se incorporará la reforma
prevista por el ministro de Defensa Oscar Aguad, que busca crear una fuerza de
despliegue rápido de 10.000 efectivos para dar apoyo logístico a las fuerzas de
seguridad en las fronteras.
La limitación de las actividades militares a “operaciones en
defensa de los intereses vitales de la Nación, operaciones en el marco de la
ONU u otros organismos internacionales, operaciones encuadradas en la Ley Nº
24.059 y operaciones en apoyo a la comunidad nacional e internacional” es una
declamación políticamente correcta sobre el uso apropiado de las Fuerzas
Armadas en un formato correspondiente con la adjudicación supranacional de las
problemáticas terroristas, como si tal cosa tuviera algún asidero en la
realidad.
La Argentina no tiene un nivel de conflicto con el
narcotráfico o el terrorismo que amerite el ingreso a un status de emergencia
mediante la convocatoria excepcional de las Fuerzas Armadas a ingresar a un
escenario operacional totalmente alejado de sus capacidades institucionales y
de sus intereses corporativos. Con instrumentos técnicos del siglo XX y
concepciones geopolíticas del siglo XVI los militares argentinos no pueden
lidiar con problemáticas del siglo XXI, tan sutiles y complejas como el
narcotráfico; no están entrenadas para operar con el narcotráfico, aquí mucho
menos que en México, Colombia o Brasil, donde también han fracasado. Nuestras
fuerzas de seguridad arrastran una larga crisis desde la dictadura hasta aquí,
cuando todavía se olfatea el olor amenazante de la prisión. La historia
reciente que puede resumirse en la desaparición del ARA San Juan y la
suspensión del desfile del 9 de julio no convierte al aumento salarial del 20%
ofrecido por el gobierno en una política de Estado. Empujar a los militares
hacia situaciones en las que legalmente no pueden estar no recompone la
“familia militar”.
El desconocimiento manifiesto de la realidad social concreta
de la frontera norte argentina por parte de los decisores políticos enviará
soldados a buscar narcotraficantes en Salvador Mazza sin percatarse de que
rastrillar el patio de una escuela argentina es violar la soberanía boliviana.
Allí se encontrarán con sus pares de la DEA o del Departamento de Defensa
estadounidense, cerrando coherentemente el círculo de política exterior con
política de seguridad y defensa en un contexto donde el alineamiento con los
programas y presupuestos estadounidenses automatizan la toma de decisiones.
El ministro Aguad confirmó que las Fuerzas Armadas
comenzarán una guerra contra el narcotráfico, algo que ni las Fuerzas Armadas
ni el propio gobierno tienen interés en hacer. Pero las guerras del siglo XXI
no se amparan en el fervor patriótico.
Norberto Emmerich - Dr en ciencias Políticas - Investigador
Breve análisis del Discurso del presidente en Campo de Mayo
Carlos Pereyra Mele
Leyendo el discurso que pronunció el Sr. Presidente de la
Argentina, Ing. Mauricio Macri el lunes pasado en campo de mayo donde se
expresó una supuesta nueva doctrina militar. realice las siguientes breves
reflexiones:
Las amenazas que no identifica el Presidente Mauricio Macri
en su discurso son:
1 Una base de la OTAN a 600 km de la costa Argentina
MALVINAS que monitorea TODA la Patagonia y el mar argentino electrónica y
satelitalmente (base misilística y naves con energía nuclear).
Y también controla el paso bioceánico y su proyección antártica
2 Bases militares reconocidas de EEUU en Misiones Salta y
Neuquén
3 Base de control aeroespacial China ( nunca supimos sus
cláusulas secretas)
4 Marina, Fuerza Aérea y Ejército sin armamento disuasorio
de última generación (submarinos, aviones de 5ta generación y transportes y
comunicaciones modernas para el EA) y cero logística y muchos menos
investigación propia tecnológica de industria militar propia.
Y recordando que usar las FFAA para lucha antinarco o anti
terroristas Fracaso en todo el Mundo
Considero que para enfrentar con éxito esa guerra, hace
falta:
1* Servicios de Inteligencia
2* Policías unificadas y altamente capacitadas
3* Un área judicial específica, que juzgue estos casos complejos
4* Una unidad de investigación y control Fiscal anti lavado y de secuestro de
divisas
5* Un estado PRESENTE que de los servicios básicos de calidad en todo el
territorio nacional: Educación Salud, Seguridad alimentaria, etc.
Por todo ello:
En mi opinión todo lo expuesto el lunes pasado es sanata,
patraña para disimular el ajuste que llega también a las fuerzas armadas que
terminará dándoles el golpe definitivo convirtiéndolas en una “guardia
nacional” devaluada.
Hablar de modernización y capacitación, significa hablar
inversión y presupuesto….en medio de un medio de un ajuste durísimo impuesto
por organismos extranacionales.
En el objetivo de esta reforma está el cierre de cuarteles
en todo el país, lo que implica poner en disponibilidad para liquidar numerosas
propiedades que son un activo valiosísimo del Estado.
No se puede hablar de reforma del sistema nacional de
defensa si no existe una política de defensa nacional conocida y desplegada
(que incluya a las fuerzas armadas como ultima ratio).. Y no puede existir
política de defensa sino hay un “Proyecto de Nación” que defina sus objetivos y
alcances….y sin Proyecto Nacional no hay Nación.
Por eso la anunciada reforma de las FFAA, no es otra cosa,
que convertirla definitivamente en un cuerpo de seguridad al servicio del
modelo colonial imperante. M.M.
Carlos Pereyra Mele
Dossier Geopolítico