En Jerusalén existe un sitio llamado Sión, que da nombre al movimiento que se conoce como Sionismo. Este movimiento político internacional nace con el objetivo de que los judíos dispersos por todo el mundo tengan su estado nacional en Medio Oriente, más precisamente en el sitio que ellos sostienen que pertenece históricamente a los judíos.
Cumplido el objetivo inicial, el Sionismo se propone, y logra, el dominio de Israel en Medio Oriente, afianzado en la hegemonía que a nivel mundial ejercen sus financistas.
El Sionismo ha experimentado muchas ramificaciones, pero es indudable que a pesar de ello domina a los más importantes estados de la Tierra, como los Estados Unidos de América, que ha dejado de ser una nación para convertirse en el gendarme del Sionismo a nivel mundial.
Hay que ser claro y terminante en ciertos aspectos. No por ser judío se es sionista, habiendo muchos judíos antisionistas. Del mismo modo existe gente que, aunque no descienda de judíos ni practique su religión es prosionista.
El Sionismo, que logró crear el estado de Israel poco tiempo después de la II Guerra Mundial, pero que por una cuestión estratégica no “superó” la diáspora, es responsable de millones de muertes en Medio Oriente con la complicidad de la O.N.U, que nada hace para que Israel cumpla las resoluciones emanadas de su seno.
La creación política del Sionismo, Israel, es un estado que atropella la soberanía de otros estados nacionales, como sucedió en 1960, cuando en Buenos Aires el Mossad secuestró a Adolf Eichman, violando nuestra soberanía, y sin que la comunidad internacional repudiara esta afrenta. Al respecto, en 1969, decía Walter Beveraggi Allende en “El Dogma Nacionalista”:...
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