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lunes, 8 de agosto de 2011

Guerra Cultural en Argentina


Guerra Cultural en Argentina – Por Edgar Schmid y Vcom (R) (VGM) Horacio Ricciardelli

La Guerra por los Valores.
Habiendo peligro próximo para la fe, los Prelados deben ser argüidos incluso públicamente por los súbditos”. Santo Tomás de Aquino (Suma Teológica, II-II, 33, 4-2)
Podemos decir que la Guerra por los Valores ya era vieja cuando los sofistas (hoy relativistas) envenenaron a Sócrates. Atenas – inicialmente agrícola – había llegado a una etapa fuertemente naval y mercantil. Se estaba convirtiendo en una talasocracia.
Los Valores tradicionales agrarios se estaban convirtiendo en un corset ético para los mercaderes navales que buscaban toman la hegemon. Así recibieron gente como Protágoras y su Homo Mensura: (el interés del) hombre (no los Valores) es la medida de todas las cosas. (Aún hoy en la vigencia del relativismo).
Los sofistas no podían polemizar con el padre de la mayéutica. Por lo tanto lo envenenaron. Debían seguir construyendo su hegemon cultural sin las trabas éticas del ancient regimen.
“No hay proyecto de poder sin proyecto cultural” RP Alberto Altamira SJ
La polémica sigue hoy y a través de intelectuales orgánicos y medios de comunicación masivos. De nuevo lo que se juega es la de-construcción de la vieja superestructura de valores hegemon y la construcción de un mundo basado en lo mero mercantil.
Hagámonos preguntas como ¿conviene seguir manteniendo la vieja familia – que puede llegar a ser una comunidad – o debemos construir una sociedad basada el lucro/placer individualista?
Notemos que Perón jamás habló de “sociedad” – como hacen los liberales – y en cambio sí hablaba de “comunidad” y en especial “comunidad organizada”, y con raíz en Aristóteles [1].
Este considera que el núcleo originario de la comunidad social o política es la familia. Las necesidades naturales de los hombres, las necesidades reproductivas que llevan al apareamiento, por ejemplo, llevan a la configuración de este pequeño grupo social que será la base de organizaciones más amplias como la aldea y la ciudad: “La familia es así la comunidad establecida por la naturaleza para la convivencia de todos los días”.
Las pequeñas asociaciones de grupos familiares comunitarios dan lugar a surgimiento de la aldea; y la asociación de aldeas da lugar a la constitución de la ciudad: “de aquí que toda ciudad exista por naturaleza, no de otro modo que las primeras comunidades, puesto que es ella el fin de las demás”.
Aristóteles utiliza también el argumento del lenguaje para reforzar su interpretación de la sociabilidad natural del hombre: a diferencia de otros animales el hombre dispone del lenguaje, un instrumento de comunicación, por ejemplo, que requiere necesariamente del otro para poder ejercitarse; sería absurdo que la naturaleza nos hubiera dotado de algo superfluo; y sería difícilmente explicable el fenómeno lingüístico si partiéramos de la concepción de la anterioridad del individuo respecto a la sociedad.
“El por qué sea el hombre un animal político, más aún que las abejas y todo otro animal gregario, es evidente. La naturaleza – según hemos dicho – no hace nada en vano; ahora bien, el hombre es entre los animales el único que tiene palabra.” (Política, libro 1, 1)
Aristóteles, como Platón, considera que el fin de la sociedad y del Estado es garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual; la realización de la vida moral tiene lugar en la sociedad, por lo que el fin de la sociedad, y del Estado por consiguiente, ha de ser garantizarla. De ahí que tanto uno como otro consideren injusto todo Estado que se olvide de este fin supremo y que vele más por sus propios intereses que por los de la sociedad en su conjunto. De ahí también la necesidad de que un Estado sea capaz de establecer leyes justas, es decir, leyes encaminadas a garantizar la consecución de su fin. Las relaciones que se establecen entre los individuos en una sociedad son, pues, relaciones naturales.
Ese proyecto ya fue enunciado antes que Brzezinski[2] fundase la Trilateral Comisión y por encargo de la propios hermanos Rockefeller.
Se trata de ir sustituyendo cada vez más a las Naciones Unidas – representando solamente a Estados – por el Acuerdo Multilateral de Inversiones[3], donde Estados y Multinacionales estarán en un pie de igualdad. Será la revolución más grande en el Derecho Internacional Público desde el Tratado de Wesfalia de 1648.
Pero el verdadero poder estar en instituciones supranacionales como:
- Banco Internacional de Pagos (Basilea) convertido en Banco Central de los bancos centrales y desde allí buscando imponer una moneda mundial única y serminar con la soberanía monetaria del mundo. El axioma Rothschild – “Dénme la emisión de moneda y no me importa quien haga las leyes – esta vez a escala mundial.
- Organización Mundial del Comercio y la regulación / eliminación de la Soberanía Aduanera.
- Fondo Monetario y Banco Mundial son/serán los verdaderos encargados de las Políticas de Ajustes Estructurales, la desaparición de del rol de los Estados aunque ello nos lleve a la aparición de los Estados Fallidos.
El Estado Fallido es una amenaza muy seria y se va dando por distintos grados. Escribe el chino Henry Liu en su libro sobre Nuevo Orden Mundial, Terrorismo y Estados Fallidos:
“El fracaso para mantener la seguridad de todos los ciudadanos es la primera señal de un Estado fallido, como lo es el uso de violencia estatal sobre sus propios ciudadanos… Una infraestructura económica que no proveyó ingreso o riqueza es justamente otra señal de Estado fallido, mensurable con el coeficiente de Ginni en la desigualdad del ingreso. La ausencia de un sistema de salud y cuidado universal es otra señal, como lo es un sistema educativo público disfuncional principalmente reservado para niños pobres. Un exceso de deuda nacional per cápita es también una señal de estadidad fallada, como es permanencia de corrupción y fraude en el gobierno y negocio. Hambre y escasez de comida para los pobres mientras el sobrante de comida persiste en la economía es otra señal de estadidad fallada. Los Estados fallidos tienen a menudo una minoría muy rica que aprovecha del sistema fallido con la bendición del Estado”.[4]
Al Neo-liberalismo no le interesa el bienestar de la humanidad sino convertir al mundo en un Mercado (controlado por ellos). Y si para esto deben destrozar los Estados pues los destrozarán.
Ellos saben que los Estados-nación se ven sostenidos por fuertes sentimientos comunitarios con su cultura correspondiente. Esto no se puede destruir con bombas.
Vietnam – país agrícola y con fuertes sentimientos comunitarios – fue la mejor prueba de esto. La conciencia nacional es un elemento que no se puede desdeñar en Estrategia militar.
Lo que corresponde entonces es adoptar la Estrategia de Aproximación Indirecta[5], la guerra gramsciana vaciando de contenido una cultura adversa.
“La guerra total no apunta, pues solamente a las fuerzas armadas, sino también a los pueblos (…) Por su misma esencia, la guerra total no podrá ser realizada sino cuando la existencia misma del pueblo entero se vea amenazada y el pueblo se decida a asumir la responsabilidad”. General Eric Luddendorf – La Guerra Total[6]
No se debe atacar frontalmente a un pueblo que fácilmente puede convertirse en pueblo en armas[7]. Hay que lograr que el ataque sea indirecto, primero sobre el pueblo que sostiene a esas fuerzas armadas, pero si el pueblo tiene mucha conciencia nacional, sentido comunitario e identidad cultural, entonces se actúa sobre la cultura popular.
Estrategia de la Aproximación Indirecta y la Subversión Cultural.
Una de las animaladas del Proceso fue la terrible confusión que tenían entre los conceptos de Terrorismo y Subversión. A diferencia de Brasil – donde Glauber Rocha filmaba sus personajes como Dios y el diablo en la Tierra del Sol, o Jorge Amado – Doña Flor y sus maridos – allá a la Dictadura no le preocupaba cuan a la izquierda estuvieran sus intelectuales sino en cuanto contribuían sus obras a fortalecer la identidad cultural brasileña.
Cuando Glauber Rocha tenía un programa por televisión abierta en defensa de la identidad nacional, acá en las listas negras se prohibía a Jorge Cafrune o Enrique S. Discépolo. Se alentaban los festivales de Fred Mercury (Queens) hasta poco antes del desembarco en Malvinas.
El objetivo de la dictadura brasileña era formar mejores brasileros y le dieron el mayor impulso de la historia a la industrialización. Acá el objetivo era impedir que los argentinos fueran de izquierda o peronistas – dijeron “Mientras haya chimeneas habrá peronismo” y se dedicaron a desindustrializar.
Encima, si bien es cierto que a Lidell Hart lo editaron en el Círculo Militar[8], parecería que lo editaron pero no lo leyeron. Nos dice el Prefacio de “Estrategia: Aproximación Indirecta”:
“La bomba ‘H’ es más una desventaja que una ayuda, para la política de contención. En el mismo grado en que reduce la posibilidad de una guerra total, incrementa las posibilidades de una guerra limitada, seguida por la una indirecta y dispersa agresión local. El agresor puede explotar una variedad de técnicas de distinto tipo, pero todas creadas para progresar al mismo tiempo que provocan vacilación (…)
“Es irónico que, cuanto más hemos desarrollado el efecto “masivo” del bombardeo aéreo, más hemos desarrollado al progreso de esta nueva estrategia, del tipo guerrilla.
Nuestra propia estrategia deberá basarse en un claro entendimiento de este concepto, y nuestra política militar necesita ser reorientada. Existe un campo de acción y debemos desarrollarlo en forma efectiva, para tener una contra estrategia del mismo tipo. Aquí se puede refirmar, entre paréntesis, que “limpiar” ciudades con bombas H será destruir nuestras “quintas columnas” con que potencialmente contamos a nuestro favor (…)
(…) el asalto directo por medio de ideas nuevas provoca una obstinada resistencia y de este modo se incrementa la dificultad de producir un cambio de actitud. La conversión se logra más fácil y rápidamente infiltrando insospechadamente una idea diferente (…) la forma más segura de obtener la aprobación superior de una idea nueva es persuadiendo al superior que la idea es suya”
Queda entonces bien claro que la subversión cultural es la forma más elevada de la aproximación indirecta británica.
Brzezinski el estratega del “Bloque Histórico” globalizador.
Cuando los militantes que se consideran “de izquierda” se mueven con conceptos importados de la Trilateral Commission – “derechos humanos” por ej. – es lógico preguntarse entonces, ¿Quién tiene entonces la Hegemonía, los “revolucionarios” con Trotsky en el sobaco o Zbignieb Brzezinski?
El mérito de Brzezinski es saber mirar hacia delante, anticipar. Lo demostró en La era tecnotrónica[9] en 1970. Cuando en EEUU estaban inmersos en Vietnam – y no sabían como salir, el mérito de Zbig fue ver el mundo que se venía en varias décadas en adelante.
Zbig anticipa no sólo la desaparición de los Estados-Nación sino el reemplazo de las lealtades verticales (imprescindibles en el Estado-nación) por las lealtades horizontales (que hacen funcionar el globalismo).
Es notable como Zbig toma el rol de los ferrocarriles en la quiebra del feudalismo (de Europa Oriental y Asia): al incrementarse el traslado de mercaderías fuera del feudo, se quiebran las lealtades verticales que lo sostienen. En forma similar, el desarrollo mundial de los transportes terminará quebrando las lealtades verticales que sostienen a los Estados-Nación. Así, el objetivo de lograr un capitalismo verdaderamente global exige terminar con el Estado-Nación que le ponga límites.
También, estamos en una era de cambios como lo fue el paso de la Edad Media a la Edad Moderna. Entonces lo decisivo fue la imprenta, la navegación intercontinental, la pólvora. Hoy esos roles los cumplen los medios electrónicos de comunicación, el desarrollo aeroespacial, la energía atómica.
Respecto a Vietnam su conclusión sería ¿A quien le importa un “feudo” no relevante en el mundo que se viene? Es como si en el fin de la Edad Media se hubieran concentrado en defender un pequeño feudo en lugar de invertir en imprenta, navegación y armas de fuego. De la misma forma, ¿hasta cuando invertir en Vietnam en lugar de control y desarrollo de las comunicaciones, la energía nuclear, y el desarrollo aeroespacial? Había que concentrarse en el control del futuro.
La era tecnotrónica fue el inicio de la carrera de Zbig. Los hermanos Rockefeller lo llamaron y quedó a cargo de la organización de la Trilateral Commission. Y desde allí, con la conexión orgánica de las tres principales burguesías del mundo, Zbig comenzó a unir el bloque histórico a cargo de construir el Nuevo Orden Mundial, con todas las instituciones de consenso para hacer factible su gobernabilidad.
El Bloque “Rockefeller” de por sí y con lo rico que es, no tenía la capacidad para la gobernabilidad global. Pero sí tiene la capacidad para construir un Bloque Histórico verdaderamente global centrado en la Trilateral.
De ahí se cuenta con las cinco sub-Elites que según Charles Wright Mills integran la Elite del Poder[10]. La élite económica-financiera, política, universitaria, de los medios de comunicación, militar y de servicios de inteligencia.
A su vez estas cinco sub-élites están integrada un una compleja red de fundaciones, ONG’s, tanques de pensadores que son verdaderos servicios de inteligencia privados.
En inteligencia estratégica lo primero que se debe averiguar del Enemigo es el Centro de Gravedad y luego los Elementos Orgánicos Esenciales. El Centro de Gravedad es el C3I, lugar donde tiene el Comando, Control, Comunicaciones e Inteligencia. Pero en este caso, es altamente complejo hacer un organigrama de tal red de organizaciones.
Es más fácil hacer inteligencia sobre sus Elementos Orgánicos Esenciales: su Logística. Viendo su membresía se ve también a que multinacionales representan y con quienes se conectan, especialmente con los miembros de Grupos como Bilderberg o Williamsburg (el Bilderberg asiático). Hay entonces un Bloque Histórico que se mueve a nivel mundial y no se ve por el momento una alternativa.
Los objetivos de los países del BRIC por el momento son muy difusos y también sus lazos de confrontación-cooperación. Y tampoco se ve que tengan un modelo de Contra-Hegemonía Cultural propio que se enfrente a la Trilateral.
Argentina: Ni siquiera tenemos idea de “Bloque Histórico”
Es algo muy obvio pero un país dependiente no tiene Bloque Histórico. Por eso es dependiente.
También la primera condición para ser “Bloque Histórico” (BH) es saber responder al desafío para derrocar al anterior “BH”. Pero en Argentina no se observa fuerza alguna que sepa cómo el BH Global actual (Trilateral) mantiene su Hegemonía.
Desde afuera nos llegan valores des-malvinizadores, los que se necesitan para mantenernos dependientes. Desde adentro no se producen valores propios por y para nosotros. Aún grupos que se sitúan a la izquierda siguen las pautas culturales que vienen desde ONGs financiadas por Fundación Ford, British Council, Rockefeller Brothers Foundation, y similares. Argentina es un país importador de Hegemonía. Repiten todos argumentos – “derechos humanos” – que constituyen el núcleo de la “ideología” dominante. Se siguen moviendo en el “terreno” que eligió el enemigo y por ende, saldrán derrotados.
Sin idea nacional no existe nación. No tenemos una “idea gramsciana” – de luc ha cultural – que se adapte a nosotros. Algo que muchos comentaristas argentinos de Gramsci pasan por alto es: la Italia para la cual escribía Gramsci era una nación formada hace siglos, con un bloque hegemónico independiente. En Argentina por el contrario somos dependientes, por lo tanto el “núcleo duro” de la dependencia, de la Hegemonía, no está adentro sino afuera.
Gramsci escribe “en concreto” para Italia, acá al no señalar las diferencias, parece que estamos escribiendo “en abstracto”, una realidad que no es exactamente la nuestra. Lo que podemos encontrar internamente es “burguesía intermediaria” o algo así. Hoy lo hegemónico en cultura y política no se origina en Argentina sino en el extranjero.
“Hacen de nuestra ignorancia el pedestal de su poder” Raúl Scalabrini Ortiz
La situación es grave. Hay ignorancia en nuestras clases dirigentes. Ni tienen idea de Nación, menos de cómo construirla. En Hegemonía se dejan llevar por proyectos y conceptos foráneos. Sólo ven a Corto Plazo y pueden comprender la lucha dentro y por los Medios de Comunicación porque están ligados a las elecciones a Corto Plazo y sus especulaciones.
Pero definitivamente no ven en absoluto el rol del contenido de la Educación a Mediano Plazo y la Religión a Largo Plazo.
Consenso a Largo Plazo: la Religión
Hay tres productores de Consenso: la Iglesia (Estrategias a Largo Plazo), la Educación (Estrategia a Mediano Plazo) y los Medios (Táctica a Corto Plazo).
Nuevamente, una Nación es una superestructura cultural a largo plazo. Se construye sobre superestucturas funcionales para tal fin. La primera generadora de Valores funcionales a la Nación es la religión.
La gran masa de los “politizados” se mueve dentro de las reglas que nos muestra el Sistema, sin distinguir entre poder Formal y poder Real, sin entender entonces que son organizaciones como la Trilateral Comisión.
El rol fundacional del catolicismo.
No se puede crear una nación desde un conjunto de tribus sin crear y mantener una herramienta de consenso nacional como la unidad religiosa. Ese fue el rol de la Iglesia en América unificando tribus en torno al catolicismo, notablemente en México y en torno a la Guadalupe. Frente a la Leyenda Negra que pretende mostrarnos un catolicismo que se impone por la fuerza – y mostrar la “superioridad” del protestantismo, escribe José Carlos Mariategui[11]:
El colonizador anglosajón no encontró en el territorio norteamericano ni una cultura avanzada ni una población potente. El cristianismo y su disciplina no tuvieron, por ende, en Norteamérica una misión evangelizadora. Distinto fue el destino del colonizador ibero, además de ser diverso el colonizador mismo. El misionero debía catequizar en México, el Perú, Colombia, Centroamérica, a una numerosa población, con instituciones y prácticas religiosas arraigadas y propias.
Como consecuencia de este hecho, el factor religioso ofrece, en estos pueblos, aspectos más complejos. El culto católico se superpuso a los ritos indígenas, sin absorberlos más que a medias. El estudio del sentimiento religioso en la América española tiene, por consiguiente, que partir de los cultos encontrados por los conquistadores.
(…) La religión incaica carecía de poder espiritual para resistir al Evangelio. (…)
Los rasgos fundamentales de la religión incaica son su colectivismo teocrático y su materialismo. (…) el hombre del Tawantinsuyo carecía virtualmente de la idea del “más allá”, o se conducía como si así fuera, no es posible desconocer lo exiguo y sumario de su metafísica. La religión del quechua era un código moral antes que una concepción metafísica, (…) El Estado y la Iglesia se identificaban absolutamente; la religión y la política reconocían los mismos principios y la misma autoridad. Lo religioso se resolvía en lo social. (…)
He dicho ya que la Conquista fue la última cruzada y que con los conquistadores tramontó la grandeza española. Su carácter de cruzada define a la Conquista como empresa esencialmente militar y religiosa. La realizaron en comandita soldados y misioneros. (…)
El poder espiritual inspiraba y manejaba al poder temporal. Sobre las ruinas del Imperio, en el cual Estado e Iglesia se consustanciaban, se esboza una nueva teocracia, en que el latifundio, mandato económico, debía nacer de la “encomienda”, mandato administrativo, espiritual y religioso. Los frailes tomaron solemne posesión de los templos incaicos. Los dominicos se instalaron en el templo del Sol, acaso por cierta predestinación de orden tomista, maestra en el arte escolástico de reconciliar al cristianismo con la tradición pagana (6). La Iglesia tuvo así parte activa, directa, militante en la Conquista.
Durante el coloniaje, a pesar de la Inquisición y la Contrarreforma, la obra civilizadora es, sin embargo, en su mayor parte, religiosa y eclesiástica. Los elementos de educación y de cultura se concentraban exclusivamente en manos de la Iglesia. Los frailes contribuyeron a la organización virreinal no sólo con la evangelización de los infieles y la persecución de las herejías, sino con la enseñanza de artes y oficios y el establecimiento de cultivos y obrajes. En tiempos en que la Ciudad de los Virreyes se reducía a unos cuantos rústicos solares, los frailes fundaron aquí la primera universidad de América. Importaron con sus dogmas y sus ritos, semillas, sarmientos, animales domésticos y herramientas.
Estudiaron las costumbres de los naturales, recogieron sus tradiciones, allegaron los primeros materiales de su historia. Jesuitas y dominicos, por una suerte de facultad de adaptación v asimilación que caracteriza sobre todo a los jesuitas, captaron no pocos secretos de la historia y el espíritu indígenas. Y los indios, explotados en las minas, en los obrajes y en las “encomiendas” encontraron en los conventos, y aun en los curatos, sus más eficaces defensores. El padre de Las Casas, en quien florecían las mejores virtudes del misionero, del evangelizador, tuvo precursores y continuadores.
El catolicismo, por su liturgia suntuosa, por su culto patético, estaba dotado de una aptitud tal vez única para cautivar a una población que no podía elevarse súbitamente a una religiosidad espiritual y abstractista. Y contaba, además, con su sorprendente facilidad de aclimatación a cualquier época o clima histórico. El trabajo, empezado muchos siglos atrás en Occidente, de absorción de antiguos mitos y de apropiación de fechas paganas, continuó en el Perú. El culto de la Virgen encontró en el lago Titicaca -de donde parecía nacer la teocracia incaica- su más famoso santuario. (…)
La exterioridad, el paramento del catolicismo, sedujeron fácilmente a los indios. La evangelización, la catequización, nunca llegaron a consumarse en su sentido profundo, por esta misma falta de resistencia indígena. Para un pueblo que no había distinguido lo espiritual de lo temporal, el dominio político comprendía el dominio eclesiástico. Los misioneros no impusieron el Evangelio; impusieron el culto, la liturgia, adecuándolos sagazmente a las costumbres indígenas. El paganismo aborigen subsistió bajo el culto católico.
Este fenómeno no era exclusivo de la catequización del Tawantinsuyo. La catolicidad se caracteriza, históricamente, por el mimetismo con que, en lo formal, se ha amoldado siempre al medio. La Iglesia Romana puede sentirse legítima heredera del Imperio Romano en lo que concierne a la política de colonización y asimilación de los pueblos sometidos a su poder.
Este compromiso, en su origen, se extiende del catolicismo a toda la cristiandad; pero se presenta como virtud o facultad romana, tanto por su carácter de compromiso puramente formal (en el orden dogmático o teológico la catolicidad ha sido en cambio intransigente), como por el hecho de que en la evangelización de los americanos y otros pueblos, sólo la Iglesia Romana continuó empleándolo sistemática y eficazmente. (…)
Pero esta facultad de adaptación es, al mismo tiempo, la fuerza y la debilidad de la Iglesia Romana. El espíritu religioso, no se templa sino en el combate, en la agonía.
“El cristianismo, la cristiandad -dice Unamuno- desde que nació en San Pablo no fue una doctrina, aunque se expresara dialécticamente: fue vida, lucha, agonía. La doctrina era el Evangelio, la Buena Nueva. El cristianismo, la cristiandad fue una preparación para la muerte y la resurrección, para la vida eterna” (10). La pasividad con que los indios se dejaron catequizar, sin comprender el catecismo, enflaqueció espiritualmente al catolicismo en el Perú. El misionero no tuvo que velar por la pureza del dogma; su misión se redujo a servir de guía moral, de pastor eclesiástico a una grey rústica y sencilla, sin inquietud espiritual ninguna.
Tenemos entonces un primer Bloque Histórico conformado por la Iglesia Católica como su viga principal. Cuando hablamos de Patria Grande latinoamericana, de unidad y Bolívar, nada de esto sería posible sin la evangelización desde California a Cabo de Hornos.
El Segundo Bloque Histórico – o Contra-bloque.
Hace 200 años aparece el segundo Bloque Histórico: el Bloque Histórico Liberal.
Si preguntamos cual es el hilo conductor entre guerra de la independencia, balcanización de los virreinatos, la deuda externa que aún hoy nos agobia, el libre comercio a favor de Inglaterra y en contra de las artesanías del interior, el anticlericalismo posterior a la independencia, el cambio en el concepto de la tenencia comunitaria de la tierra por la propiedad individualista liberal, cambio del Derecho Indiano por el Código Civil liberal y el desalojo masivo de campesinos y la aparición de la oligarquía liberal, la reducción del rol de la Iglesia en la Educación, si preguntamos que tienen todos estos hechos en común, vemos que detrás de todas estas etapas, en una forma u otra está la Masonería.
Una primera pregunta sería:
¿Con el concepto de propiedad de la tierra que tenía la Iglesia Católica y se plasmaba en el Derecho Indiano, podía un capitalista inglés adquirir, acaparar y especular con tierras en la América española?
Y primero nos debemos detener en esto. ¿Qué tendrá que ver propiedad de la tierra con masonería? Es que la masonería es como los teros, sobre la leyenda negra pega los gritos y sobre la propiedad de la tierra pone los huevos.
“Inglaterra nos dirige por medio de la Masonería” Raúl Scalabrini Ortiz
Pasados 200 años, vemos que tenían un plan integral de cambio total de todo lo que significase Hegemonía, desde el concepto católico hispano de propiedad de la tierra, hasta la Educación y el control de los medios de comunicación: todo el cambio de superestructura cultural que permitiese el pasaje de un imperio – español – a otro imperio – británico.
En el control de la enseñanza de Historia – el control del pasado para formar la política del presente y el futuro – los liberales tienen tres alternativas frente a los hombres y los hechos adversos:
a) si pueden lo ignoran.
b) si no lo pueden ignorar lo demonizan.
c) si no lo pueden demonizar lo vacían de contenido.
Así pasa hoy día con las facultades de Derecho donde los estudiantes de Derecho Civil IV – Derechos Reales – no tienen la más mínima idea de cuales eran los Derechos Reales existentes durante la colonia y previos a la vigencia del Código Civil de Velez Sarsfield (1869).
Así pasa que muchos “abogados de izquierda” de entrada descalifican a Juan Manuel de Rosas diciendo que “era estanciero” y mentalmente le aplican un derecho de propiedad en 1820 que no entró en existencia hasta 1868. Una obra maestra del anacronismo.
Serían muy contados con los dedos quienes sepan explicar que era una merced real, un abadengo, un señorío, un realengo, un ejido, una amortización.
Y entonces veremos que esos “abogados de izquierda” que dicen “Rosas era estanciero” no tienen la más mínima idea de que clase de Derecho Real era titular Rosas en 1820.
Tampoco esa izquierda tiene idea de cómo procedieron ni Güemes ni Artigas, en reemplazo de la potestad de otorgar y quitar mercedes reales (que pasaron del Virrey al gobernador de la provincia: ellos)
El problema de la propiedad de la tierra es central desde California a la Patagonia y viene forzosamente posterior a la independencia y el nacimiento de la Deuda Externa.
El problema viene ligado a las campañas anticlericales de entonces. Rivadavia con su reforma eclesiástica toma las tierras de las órdenes eclesiásticas para aplicarlas a garantizar el pago de la Deuda Externa. Esto fracasa porque instituciones como la enfiteusis eran insuficientes para cotizar la tierra en la Bolsa de Londres.
En su libro Historia de los ferrocarriles argentinos, Scalabrini Ortiz describe cómo el mecanismo de especulación en tierras en la Bolsa de Londres permitía que Rothschild construyese un ferrocarril sin poner un peso propio pero con la concesión de la tierra por el gobierno y conforme al nuevo Código Civil. Era la época de transición entre lo que el marxismo llama capitalismo comercial y capitalismo industrial, donde lo que se exportaba desde Gran Bretaña ya no era sólo mercaderías sino capitales, y estos capitales – FFCC entre otros – necesitaban “seguridad jurídica”.
Es en esta época que se produce la “ola” de los Códigos Civiles, previas luchas entre “conservadores” y “liberales”, entre los partidarios de la vieja concepción católica de propiedad de la tierra, y la nueva concepción masónica. Los códigos liberales se aprueban en: Bolivia – 1830, R Dominicana – 1845, Peru 1847, Guatemala – 1852, Chile – 1857, Ecuador – 1858, El Salvador – 1859, México – 1855, Venezuela 1861, Nicaragua 1867, Uruguay 1868, Argentina – 1869, Honduras – 1880, Colombia – 1887, Paraguay – 1887.
Este paso del concepto “español y oscurantista” al concepto masón oligárquico, es relatado por Raúl Scalabrini Ortiz (Bases para la Reconstrucción Nacional”:
Así nació entre nosotros esa segunda deidad inviolable [la primera deidad a que se refiere es el capital extranjero] que se llama propiedad, que jamás en la historia económica del mundo -salvo en épocas de extrema perversión y soberbia de los núcleos dominantes- gozó de privilegios e inmunidades parecidas. [...]
Dos tipos de propiedad tenían a su alcance los nativos: las minas y las tierras. [...] Quedaba la propiedad de la tierra. Teóricamente todos tenían acceso a ella. [...] Pero en su primer mensaje a las cámaras en mayo de 1869,el presidente Sarmiento sienta un precedente monstruoso que de un solo golpe transforma en intrusos a toda la población del agro argentino, “El título de propiedad debe subsistir a la simple ocupación”, dice con talante de inocencia como si ignorara que la plicación de este apotegma iba a desalojar de sus tierras a la inmensa mayoría de la población nativa Iba a crear turbas trashumantes y a hundir en el abandono y la desesperación a quienes no habían cometido más delito que el de haber nacido en la tierra que poblaban, haber guerreado para manumitirla del coloniaje y de haber lidiado con el infiel en una disputa casi de hombre a hombre.
Para justificar el despojo se vilipendió a la población nativa que era descendiente de europeos y no de peor raza, en todo caso, que el mismo Presidente, que así, altaneramente, los desalojaba de sus predios natales.
La posesión real de la tierra la habían obtenido los criollos con la simple ocupación indiscutida, que en todos los regímenes es el mejor título de propiedad cuando la tierra anteriormente es mostrenca, como las tierras solares de las ranchadas argentinas. [...]
En adelante la propiedad se adquirió en el trámite de la ciudad [...]
Comerciantes y aristócratas porteños se lanzaron como buitres sobra la codiciada presa, en íntima fraternidad de intereses con los supuestos capitales extranjeros. [..] Así nacieron esos inmensos latifundios que durante cerca de un siglo han esterilizado de vidas humanas inconmensurables extensiones de nuestra tierra más fértil. [...]
Desde entonces el hombre criollo, el hijo de extranjero nacido en la tierra argentina, el simple hombre que no cuenta sino con la paz de su conciencia y con la fuerza de sus brazos, fue un paria de quien los dirigentes sólo se acordaban para vejarlo en los comicios o utilizarlo en las levas que iban a defender del indio las propiedades que fueron suyas. De ese enorme drama no queda más que un testimonio: el canto sencillo e inmortal del Martín Fierro.
En la Constitución de 1949 el hombre argentino entra por primera vez en el régimen de sus instituciones, y en consecuencia, la propiedad y el capital que es su secuela inmediata, quedan limitados a la utilidad de su función social.” Raúl Scalabrini Ortiz – Bases para la reconstrucción nacional – 1955-1958
Cuando Sarmiento dice El título de propiedad debe subsistir a la simple ocupación estamos hablando de un principio que da vuelta el concepto que tenía la Iglesia española respecto a la ocupación de la tierra.
Pero la tierra que se “privatiza” no sale a la venta en pequeñas parcelas al alcance de cualquier pequeño campesino. Sale a la venta en formas de grandes extensiones, al alcance de los ricos y/o los que tengan acceso al crédito. Así de entrada, el Código Civil viene con el latifundio y el desalojo masivo.
Tomemos el caso de Paraguay que, hasta el inicio de la guerra en 1865 todavía tenía en vigencia el Derecho Indiano y no había latifundio. Existían las Estancias de la Patria, hasta 1810 las Estancias del Rey. Nadie trabajaba para otro, Nadie tenía a otro trabajando para él. Esto se termina después de la guerra cuando Paraguay también adopta el Código de Velez Sarsfield. En el número 1 de “La Nación” – 1 de enero de 1871, informa sobre el discurso del presidente Sarmiento al recibir a la Guardia Nacional de Buenos Aires que vuelve del Paraguay:
“El Paraguay vivía en la época de Felipe II”
¡Exactamente el mismo discurso “leyenda negra” de Puiggrós! Con el derecho católico, hispánico, feudal, oscurantista, etc. Paraguay tenía Latifundio Cero. Con la supresión y limpieza étnica de Sarmiento y Brasil, el latifundio se apoderó de Paraguay.
El cambio en la propiedad de la tierra es lo que genera las actuales oligarquías y sus condiciones de dependencia. La enseñanza de la historia generada por el liberalismo apunta a ocultar esto.
En su libro La América latina del siglo XXI[12] el historiador uruguayo Alberto Methol Ferré responde:
¿Por qué afirma usted que la persecución a la Iglesia proviene de los ricos?
Le respondo con una anécdota. Benito Juárez, el presidente mexicano que lucha contra el emperador Maximiliano y el partido conservador, manda fusilar en Querétaro con Maximiliano, a Miramon y al general Mejía, un militar de extracción indígena. Juárez, ¡un indio que manda fusilar a uno de su raza! Algo muy singular, que al menos llama la atención. De hecho, se investiga un poco y llega a saberse que el fusilado era también jefe de las comunidades indígenas que luchaban con Maximiliano. De aquí surge una pregunta: ¿por qué combaten indios en el bando de Maximiliano? Porque los liberales liquidaban las tierras comunales y las vendían a los grandes propietarios, disolvían y vendían las propiedades eclesiásticas -que percibían un exiguo alquiler por parte de los colonos- y echaban a los residentes: miles de nativos que ya no sabían cómo dar de comer a sus familias. Luego ponían en licitación los bienes de la Iglesia, permitiendo que los ricos los compraran.
En cierto sentido, la revolución agraria mexicana de Zapata es la revancha de los indios ([13]). Todas estas cosas han sido ocultadas a lo largo de la historiografía liberal mexicana, pero describen cómo era la realidad.
Hasta acá, muy grosso modo, la primera ola del liberalismo fabricando su propia Hegemonía en América Latina.
Segunda Ola de Hegemonía: del Informe Rockefeller en adelante.
Si algo ha demostrado el capitalismo es su capacidad de avance y mutación. De la misma manera será el cambio que este exija de la Iglesia, incluso su desaparición misma en la medida en que esta ya no sirva a la superestructura cultural que necesita el capitalismo.
Del rol que juega aún hoy la Iglesia surge el Informe (Nelson) Rockefeller al Presidente Nixon de 1969. En él Rockefeller está preocupado por los cambios dentro de la Iglesia (era el año siguiente al Documento de Medellín) y su defensa de los pobres. Rockefeller termina recomendando la promoción de Iglesias protestantes para neutralizar a la católica.
Parece que nuestros hermanos obispos todavía no se han dado cuenta que la Iglesia está bajo ataque, que desde el Memo 200 de Henry Kissinger[14] (o poco antes el Club de Roma) está buscando el despoblamiento mundial, el maltusianismo en una escala inimaginada, y por ende el fin de las religiones que se opongan a tal fin. Es una guerra cultural que puede causar más daño, pesares y muertes que una guerra militar.
El primer axioma de este tipo de “guerra” es: “conoce a tu enemigo, conócete a ti mismo, y serás invencible.”[15] Y no podemos decir que hay siquiera el “núcleo” de un Bloque Histórico que sepa de que se trata. Y también que “Toda guerra se basa en el engaño”[16].
El obispo, entre otras, tiene la misión del Pastor – no la de oveja – es decir, el responsable de la defensa del rebaño frente al lobo. Llegado el momento, cuando el lobo ataca, la misión del pastor no es Rezar sino Defender.
Desde un punto de vista de una confrontación que no hemos elegido. Es inadmisible que nuestros obispos no se pongan las pilas, no organicen la recolección de información, el análisis de inteligencia y la difusión de inteligencia. Y si nuestros obispos quieren saber sobre esto, sobre cómo lo organizaba Moisés, lo tienen en el Libro de los Números 13:10.
Es común en este tipo de guerra, el uso de la piel de cordero y el caballo de Troya provocando la confusión. También acá se da pero a diferencia de los católicos de EEUU que denuncian este tipo de organizaciones y estratagemas enemigas[17], no podemos decir que acá haya algo similar divulgando la información entre la feligresía y promoviendo la organización y trabajo de los laicos para contrarrestas este trabajo satánico.
Acá no corre eso de “Se dice el pecado pero no el pecador”. Acá estamos en una guerra que estamos perdiendo. Y si la estamos perdiendo es porque hasta ahora hemos estado actuando mal – o directamente dejando actuar.
Lo meritorio de los católicos de EEUU es que están en inferioridad numérica y monetaria, pero sin embargo no vacilan en denunciar al enemigo. Acá, en un sub-continente católico, lo que nuestros obispos parecen ignorar es que el Nuevo Orden Mundial no necesita en absoluto a la Iglesia Católica. Eso pasó a la historia junto con la Guerra Fría.
El Nuevo Orden Mundial trae consigo un modelo cultural que se basa en el individualismo, el egoísmo, el hedonismo y hasta cierto tipo de paganismo como las visiones extremas de la ecología y su culto por Gaia, poner la naturaleza por encima del ser humano. La preguntan a Alberto Methol Ferre[18]:
¿No le parece que existe un cierto desconcierto en la Iglesia latinoamericana de hoy, un desconcierto debido a que el enemigo ya no es claro como en el pasado, identificable con precisión?
La impresión que se recoge observando hoy a la Iglesia en América Latina es que en los círculos más responsables existe efectivamente un desconcierto debido a que no se capta la índole del enemigo principal. Me parece que una cierta inmovilidad revela que la Iglesia no tiene plena conciencia de las claves fundamentales del adversario histórico concreto que tiene delante, y que cambia de forma con el cambio de las épocas históricas. Y esto genera una cierta parálisis eclesial.
Sin conciencia histórica hay siempre algo frágil en una “misión”. Sólo si se captan bien las características del enemigo -del principal- se determina el carácter de una época, y en los caracteres de una época está la respuesta de la Iglesia a tal concreto enemigo.
Hay debemos tener en claro que no podríamos hablar de Patria Grande (latinoamericana) si previamente no hubiera habido una Iglesia y una Evangelización. Pero tampoco podremos seguir hablando por mucho tiempo de Iglesia (y Evangelización) si no tenemos un Estado que defienda nuestros valores católicos de los valores que trae la Plutocracia global.
Parecería que algunos obispos – formados en la Educación liberal que viene desde Sarmiento – quieren conciliar una segunda línea de consenso (liberal del siglo XIX) con una tercera línea de consenso (católica del siglo XVI) la que formó a América.
Hay veces que muchos obispos – en su incapacidad para denunciar ONGs y Fujndaciones anti-católicas de EEUU – parecen haber quedado estancados en la Guerra Fría en su política de seguir siempre lo que diga EEUU y su mensaje obvio que de lo contrario caeremos en manos del comunismo ruso. Por supuesto esa postura tranquiliza a muchos directores de multinacionales españolas, de esas que tienen ingentes inversiones en América latina y para mantenerlas le rezan a San Balaguer Escribá. Son aquellos que cuando se habla de Opción por los Pobres tiemblan por la cotización de sus acciones en la bolsa de Madrid (o Nueva York).
Entonces, señalemos que debemos defender la raíz católica de la patria latinoamericana a construir y muchas veces parece que los obispos no cumplen esta función.
“Habiendo peligro próximo para la fe, los Prelados deben ser argüidos incluso públicamente por los súbditos”. Santo Tomás de Aquino (Suma Teológica, II-II, 33, 4-2)
Son dos cosas que vienen entrelazadas y no puede existir una sin la otra: Iglesia y Nación. Lo que amenaza a la Iglesia no es un peligro como el que suponían aquellos masones que combatían a aquellos cristeros mexicanos.
Zbigniew Brzezinski es quien mejor traza el perfil de lo que está surgiendo. Caracteriza la sociedad de consumo del mundo capitalista como la “cornucopia” del consumo de los deseos infinitos ([19]). Cita largamente al premio polaco Czeslaw Milosz, y luego utiliza la imagen en la que Júpiter se alimentaba de un cuerno repleto de todos los deseos posibles ([20]). Brzezinski usa esta imagen, pero después agrega una observación capital: que por primera vez en la historia se democratiza ([21]). Brzezinski dice en una parte de su libro que el movimiento de masas que genera el marxismo se proponía explícitamente la eliminación de Dios, la consumación de la muerte de Dios con la victoria del hombre ([22]).
La paradoja es que la muerte de Dios está terminando con el ateísmo mesiánico. De hecho, el ateísmo ha cambiado radicalmente de figura. No es mesiánico sino libertino; no es revolucionario en sentido social sino cómplice del statu quo; no se interesa por la justicia sino por lo que permite cultivar un hedonismo radical.
Ya lo sostenía el filósofo italiano Augusto del Noce antes del ‘89. La victoria del ateísmo, a diferencia del marxismo, se prefigura en la sociedad de consumo. Brzezinski y del Noce recorren caminos diferentes y llegan al mismo punto. El contemporáneo es un ateísmo distinto del precedente, que perseguía la desaparición del fenómeno religioso y se organizaba en función de este objetivo. Aparentemente, no se organiza institucionalmente para ese fin, sino que como una difusa presencia impregna la sociedad con un mínimo de formas sociales establecidas.
En un mundo sin valores, el único valor que permanece es el del más fuerte; donde todo tiene un idéntico valor prevalece un solo valor: el poder. El agnosticismo libertino se transforma en el principal cómplice del poder establecido; de hecho, la forma más característica de difundirse es la propaganda, que a su vez está en función de un mayor lucro por parte de quien detenta más poder.
Por eso, en la historia, hasta el último día, existirá un principal enemigo. Quien no sabe dónde se encuentra su principal enemigo no sabe cómo actuar. La identificación del enemigo capital permite generar las estrategias fundamentales, establecer una jerarquía de prioridades
Lo cierto es que la Iglesia, decisiva en la formación del Bloque Histórico hace 500 años, hoy no sabe ver ni transmitir como está perdiendo la lucha en las estrategias a Mediano Plazo, y a su vez se pierde de vista que los Medios, aunque parece que actúan a muy corto plazo, a su vez cumplen un rol de ministerio de Educación y transmiten los anti-valores que se generan en instituciones como la Escuela de Frankfurt.
Soberanía Cultural
Para ver la clase de enemigo que tenemos, que va buscando brechas por uno y otro lado, podemos que Cristina Kirchner el 20 de noviembre presidió los actos por la Soberanía en Vuelta de Obligado, pero por otro lado ya cuando estuvo en Alemania el 7 de octubre de 2010 había firmado un acuerdo con la propia Escuela de Frankfurt.[23]
Firma del convenio para crear una Sede de la Escuela de Frankfurt en Argentina
7 de Octubre 2010
Durante la visita oficial de la presidenta Cristina Fernández a Alemania, se firmó un acuerdo entre la Secretaría de Cultura de la Nación, la Biblioteca Nacional y el Instituto Social y Político de Frankfurt (Institut für Sozialforschung).
En el acto, estuvieron presentes la presidenta Cristina Fernández, el ministro de Educación, Alberto Sileone, el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, el canciller argentino, Héctor Timerman, el secretario de Cultura, Jorge Coscia, y director de la Escuela de Frankfurt, Axel Honneth.
Ver aquí el video de la firma del convenio.
El acuerdo con el Instituto Social y Político (Institut für Sozialforschung) más conocido como Escuela de Frankfurt constituirá un espacio permanente de investigación, reflexión y discusión para actualizar la Teoría Crítica del siglo XXI. Este nuevo ámbito fortalecerá el intercambio cultural e impulsará proyectos de investigación conjuntos y la traducción de obras a ambos idiomas.
La Escuela de Frankfurt nace en la Alemania de entre guerras para analizar con sentido crítico el avance del nazismo desde un pensamiento filosófico marxista. La teoría critica de la Escuela de Frankfurt es representada por nombres tan trascendentes como Teodoro Adorno, Herbert Marcuse, Walter Benjamin y Erich Fromm, entre otros.
Uno se sus miembros fundadores fue el argentino de origen alemán Felix Weil que además aportó en la organización y el financiamiento de la corriente de pensamiento. Sus principales exponentes padecieron la persecución y el exilio con el advenimiento del nazismo. Pero desde el exilio reanimaron su actividad reflexiva renovando el pensamiento de su tiempo con aportes esenciales a la filosofía.
Se destacan las concepciones de Adorno en torno a la dialéctica negativa, la personalidad autoritaria y las teorías estéticas; en Fromm, las lecturas psicoanalíticas; en Marcuse la critica al materialismo de la técnica en el capitalismo; y en Benjamin, la critica a la noción de progreso y civilización como alternativas a la barbarie.
“El gran desafío es, en un mundo donde se han derrumbado estrepitosamente las ideas, hacer honor a la Escuela de Frankfurt, al pensamiento crítico, y a partir de nuestras propias experiencias, y por nosotros mismos, formular nuevos marcos teóricos. El mundo actual necesita imperiosamente de nuevos marcos teóricos”, dijo Cristina Fernández.
El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, revindico la importancia del convenio.
“La Escuela de Frankfurt ha dejado una importante huella en el pensamiento intelectual argentino” y agrego “si hay algo que nosotros revindicamos es el pensamiento crítico”.
Indudablemente el gobierno argentino no tiene la más mínima idea de que significa Soberanía Cultural, ni de que tipos de guerras culturales se libran, ni de cómo, aún una Superpotencia como fue la Unión Soviética cayo frente a un ataque de este tipo.
Ponemos ejemplos rusos porque recibieron terribles golpes geopolíticos pero decidieron librar la lucha en lo cultural, libraron la lucha en el terreno de la religión que los convirtió en nación hace más de un milenio, y rescatando todas las tradiciones rusas que venían de la baja Edad Media. Hasta sus submarinos estratégicos nucleares llevan nombres de jefes guerreros que forjaban la nación entre los siglos XII y XIV: Yury Dolgoruky, Dimitri Donskoi, Aleksandr Nevsky.
Si en Argentina tuviésemos un submarino que se llamase “Cid Campeador” (contemporáneo de esos guerreros) no faltarían los “progres” que salieran a objetar que es una referencia a “la España feudal y oscurantista”. Y esto nos demostraría que estos “progres” destrozan las raíces de la nación en lugar de reivindicarla.
Esta es una guerra de nuevo tipo. Ya no sirve la soberanía territorial sin soberanía cultural. Ya no se trata de controlar como en noviembre de 1845, el territorio a orillas del Paraná. Se trata de controlar el pensamiento y cultura de quienes viven a orillas del Paraná.
“El campo de batalla más importante es la mente del enemigo” Mao Tse Tung
Intelectuales, la tierra fértil del kirchnerismo
Un ejemplo concreto del empleo de “intelectuales orgánicos” por el kirchnerismo es descripto en el trabajo de Beatriz Sarlo para LA NACION[24] aparecido el Miércoles 24 de noviembre de 2010 en la edición impresa:
Ninguna encuesta los registra. Sin embargo, muchos están preocupados porque existen. No es una adivinanza. Es el kirchnerismo de intelectuales, académicos, profesionales, escritores, artistas, periodistas. Si se piensa la política sólo con los grandes números, se obtiene una “opinión pública” en la que ellos están ausentes porque no pesan como fracción encuestable. Se pierde, así, una zona extraordinariamente activa del mapa ideológico.
Cuando se habla de ellos fuera de la discusión política se reconoce la importancia de las capas intelectuales y se reclama que sus ideas sean atendidas. En abstracto, como cuestión de principios, casi todos piensan que los intelectuales y artistas tienen algo que decir sobre la sociedad en la que viven. Incluso en épocas en que la televisión parece definir el mundo y sus alrededores y se ha discutido mucho sobre la crisis del “intelectual tradicional” que le habla a la sociedad y la sociedad escucha; incluso cuando, en verdad, esa figura ya no es la que era en algunos lugares y en otros tiempos, ellos, los miembros de la capa intelectual, han seguido existiendo, pese al vaticinio posmoderno que los daba por muertos.
Afirmar que sus votos no sirven para ganar elecciones es una pobre tautología. Es obvio que, en términos cuantitativos, su número no pesa en los padrones. Pero las cosas no son tan sencillas. De pronto algo, que no es una novedad de las últimas horas, comienza a ser un tema de conversación política. Debería haber ocupado esa conversación antes, porque la experiencia de las últimas décadas indica que grupos minoritarios pero ideológicamente activos, dispuestos a invertir su energía no sólo en las preocupaciones más inmediatas, fueron decisivos en los cambios que finalmente llegaron a la llamada “opinión pública”. Ejemplos: quienes rodearon a Raúl Alfonsín cuando, a comienzos de los años 80, marchó para ganar el partido radical; otro ejemplo: las organizaciones de derechos humanos; por si se necesita otro ejemplo: los que primero se ocuparon del medio ambiente y de las cuestiones relacionadas con la igualdad de derechos de las minorías.
Ninguno de esos grupos formaba una opinión pública encuestable. Todos, en un determinado momento, lograron anclar en la política.
No tengo idea de qué puede pasar con el kirchnerismo intelectual. Son el resultado de una victoria de Néstor Kirchner que parecía improbable en 2003. Durante el conflicto con el campo, para poner una fecha que, como toda periodización, con el tiempo podrá ser corregida, sucedieron dos movimientos de sentido inverso dentro de las capas medias. Por un lado, las decenas de miles que, sin tener nada que ver con el campo, se movilizaron porque no acordaron con la forma exasperada en que el Gobierno tradujo ese conflicto como un nuevo enfrentamiento de la oligarquía y el pueblo. Por otro lado, quienes interpretaron ese conflicto como el ataque a un gobierno que, después de años de crisis, había restablecido algunos ejes políticos con los que podían identificarse y defendía a los “pobres” contra los “ricos”.
Quienes vencieron en el conflicto con el campo se disgregaron; el frente agrario se deshizo, como era muy evidente que sucedería; la súbita popularidad de Cobos ya no entusiasma sino a los cobistas y a las zonas más inertes de la opinión, porque no había nada más allí que el voto de una noche y una pelea entre radicales. Kirchner, que perdió en el conflicto con el campo, ganó a minorías intelectuales activas.
La ley de medios audiovisuales fue el capítulo donde se consolidaron esas adhesiones. Siempre pensé que ganar esas minorías representaba una victoria cultural que no debía subestimarse, porque cualquier gobierno, en cualquier parte del mundo, no prescinde de ellas. Probablemente, hubo un solo momento en la historia argentina en que un gobierno pudo prescindir de (casi todos) los intelectuales: el primer gobierno de Perón, donde la fuerza plebiscitaria era de tal calibre que vencía por fuera de todas las reglas.[25] Pero después de esos años que transcurren hasta el golpe de Estado de 1955, siempre, de Frondizi a Cámpora, los elegidos estuvieron rodeados de una densa trama de discursos producidos por intelectuales. Una de las más patéticas debilidades de Arturo Illia fue precisamente el activismo de una opinión intelectual y periodística golpista y una gran movilización estudiantil en su contra.
El kirchnerismo intervino, creo que sin demasiada conciencia de lo que estaba haciendo, en esa batalla cultural. Néstor Kirchner no era un político interesado en ganarla, hasta que descubrió que esa victoria era importante porque se trataba de gente dispuesta a llevar su línea a los medios, no para convencer al público de los noticieros prime time, sino para consolidar, al costado de los noticieros, una fracción de las capas medias donde ellos, los kirchneristas, hasta ese momento tenían muy poco capital. Visitó las reuniones de Carta Abierta. Habilitó económicamente la utilización de medios públicos para convertirlos en órganos de gobierno. Sobre todo, les dio un reconocimiento material, en términos de salarios y apoyo a la investigación, a los universitarios de todo el país, con una gestión de ciencia y técnica tan buena como fue débil y errática la gestión educativa. Puso dinero y discurso donde había que ponerlos.
Nunca los universitarios tuvieron mejores condiciones. Y no fue defraudado. Pero esto no explica la victoria, aunque la refuerce y le dé condiciones materiales. Quizá los grandes nombres de las ciencias sociales estén divididos entre kirchneristas y no kirchneristas; pero, en la segunda línea, la implantación kirchnerista es importante.
El otro rasgo de esta victoria es que ha interesado a gente que antes no había mostrado ni la menor inclinación por la política. No digo esto para señalar un déficit de los recién llegados, sino para subrayar la novedad de esas adhesiones (actrices, celebrities) que amplían el círculo más tradicional de entendidos. Es cierto que la calidad del discurso político no sube con estas incorporaciones. Pero quedarse con este juicio sería mezquino. Los cambios políticos se producen siempre con la llegada de aquellos que antes no estaban. De los dirigentes depende la calidad del ámbito que encuentren.
En un círculo característico, los intelectuales se dieron a sí mismos las razones de su apoyo a Kirchner. Una síntesis de estas razones puede leerse en los documentos de Carta Abierta y sus principales cabezas, que son textos sencillos en los que se desarrollan tres temas: el regreso de la política después de la crisis; el carácter popular de la gestión social de la pobreza; el restablecimiento de una noción de soberanía nacional. Esos tres puntos obviamente no incluyen ni la corrupción institucional, ni las presiones sobre la Justicia, ni los delitos económicos, ni el gerenciamiento clientelístico de la miseria, ni el acuerdo con los representantes más típicos del caudillismo provincial o municipal y el sindicalismo mafioso (los apellidos pueden variar).
La victoria cultural se apoya precisamente en esos olvidos. No es necesario explicar que son significativos porque le dan un orden a lo que se recuerda. Al pasar por alto los rasgos mencionados se establece una jerarquía de valores: lo que importa y lo que no importa. Precisamente, restituir un lugar significativo a la política es discutir esa jerarquía que el kirchnerismo intelectual acepta como límite. Es un gran momento para hacer esa discusión. Están los interlocutores y los temas; no vivimos en una crisis; y, sobre todo, del presente no se sale hacia atrás ni por repetición. No se sale construyendo fetiches historicistas. En algún momento próximo el duelo por Kirchner terminará. Su nombre será el de un gobierno sobre el que es posible hacer balances completamente distintos, criticar o defender. Pero será un nombre que designa el pasado, salvo que la Argentina quiera volver a un escenario poblado por fantasmas y aparecidos.
En ese momento, es posible abrir otra discusión.
El verdadero “cerebro” de esta operación es Horacio Verbitsky, y como hombre de Inteligencia supo ver más allá de lo que en su momento veía Néstor Kirchner, siempre concentrado en lo inmediato. Supo convocar un primer grupo de intelectuales a los que fue convirtiendo en “orgánicos” rentados.
Claro que no sólo con colectas se financia este grupo que ha prohijado las iniciativas oficiales más polémicas, como la Ley de Radiodifusión y acusar de “destituyente” al campo. De hecho, nada menos que 18 de sus miembros reciben actualmente sueldos como empleados del Estado.
Así por ejemplo, Tristan Bauer (presidente del Sistema de Medios Públicos), José Pablo Feinmann (integrante inorgánico del espacio y conductor de programas en la TV pública), Horacio González (Director de la Biblioteca Nacional), David “Coco” Blaustein (cineasta), Ricardo Rouvier (encuestador), Carlos Girotti (sociólogo e investigador del CONICET), Jaime Sorín (decano de la Facultad de Arquitectura) y Damián Loreti (vicedecano de Ciencias Sociales).
A estos deben sumarse Federico Schuster (decano de Ciencias Sociales), Héctor Trinchero (decano de Filosofía y Letras), Ana María Zubieta (vicedecana de Filosofía y Letras), Leonor Acuña (secretaría de Asuntos Académicos de Filosofía y Letras de la UBA), Guillermo Wierzva (director del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo) , Jorge Bernetti (director de comunicaciones del ministerio de Defensa), Eduardo Jozami [26](director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, ex ESMA), Miguel Talento (cónsul en Miami), Eduardo Anguita (periodista del Grupo Szpolsky de medios oficialistas) y Alejandro Kaufman (director de la Facultad de Ciencias de la Comunicación).
Pero repetimos, el único que tendría un objetivo estratégico a Mediano Plazo sería Horacio Verbistky, no por ser kirchnerista sino por ser ante todo un hombre de Fundación Ford, Human Right Watch (Soros) o British Council, los que piensan a Mediano Plazo.
Los demás “intelectuales” se limitan a cobrar sus sueldos y hacer apologías. Lo que Perón llamaba “amanuenses”.
Final
Esta es una situación totalmente opuesta a la que vivió San Agustín cuando escribía “Un nuevo cristianismo viene con los bárbaros”
Lo que vivía San Agustín era una Roma llena de corrupción por un lado, y por otro la llegada de pueblos que eran bárbaros pero no corruptos. Del bárbaro se puede hacer – y se hizo – buenos cristianos. Con los corruptos no se puede hacer nada. De los bárbaros convertidos al cristianismo surgieron las actuales naciones de la Europa cristiana.
Lo que hoy nos amenaza no es la barbarie sino la corrupción de los valores. Esta corrupción apunta a la raíz de la misma forma en que se apunta a la raíz del árbol que se quiere secar y derribar para convertir en leña.
El capitalismo que se nos viene encima – como el tsunami – se originó en el pecado de la codicia y avaricia. Pero esos dos originan al resto de los pecados.
Quizás lo peor es que no es una corrupción espontánea sino planificada.
No basta en absoluto que una élite – llámense obispos o intelectuales – se encierre en su Torre de Marfil y desde lo alto vean como la corrupción arrasa a la masa del pueblo argentino. Es como dejar de evangelizar al pueblo. Es justamente a la masa popular a quien debemos advertir sobre el peligro que viene y a quien debemos alentar a tomar parte en esta guerra.
Y decimos guerra porque lo principal de esta no es la cantidad de pólvora que se quema sino que su objetivo de quebrar la voluntad del adversario.
La guerra no es en blanco y negro: si se escucha artillería es guerra y si no es paz. Hay toda una zona gris donde no se escucha artillería y sin embargo hay guerras políticas, es decir, el enemigo está actuando en las Guerras Ideológicas, Guerras de Inteligencia, de Organización, de Masas, guerras Psicológicas, de Estratagemas. A estas les llamamos Guerras Políticas.
Con Clausewitz – la guerra es la continuación de la política – podemos llegar a un pensamiento lineal totalmente obsoleto en la época actual. La experiencia de la URSS – toda una superpotencia con un gran aparato de seguridad y militar, debe llamarnos a la reflexión. En este tipo de guerra ya no sirven los grandes arsenales.
Pero sirve de experiencia que no sólo el pueblo ruso lo sufrió en carne propia, no sólo lo vieron los aparatos de inteligencia y militares, sino también lo vio la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Fue la coalición de tres tipos de intelectuales orgánicos – de sotana, de uniforme, de civil – para reconstituir una Hegemonía Nacional lo que pudo lograr una recuperación. Y los tres tipos de intelectuales coincidieron en defender las raíces religiosas de la nación.
La Guerra Fría ha terminado pero los vencedores – EEUU-G Bretaña-Israel – siguen usando el arma que les permitió la victoria – el ataque cultural y de inteligencia – pero esta vez contra el resto del mundo.
Sus objetivos son el reemplazo de los grandes Estados nacionales por un Mercado donde reine una cultura basada en el individualismo y hedonismo. Para ello, junto con los Estados-Nación también necesitan el reemplazo de las grandes religiones por tener valores incompatibles con los de ellos.
Son muchos – especialmente aquellos que crecieron en los años de guerra fría – que siguen pensando en términos completamente obsoletos, no sólo respecto al comunismo sino a naciones e iglesias a salvo de ataques. Estas están ahora bajo ataque de los grandes centros del capitalismo global.
Mientras tanto, ¿Dónde están los obispos y capellanes cuando se retiran los crucifijos de los hospitales militares?
Cuando los obispos omiten defender las raíces católicas de la nación no sólo ponen en peligro la nación sino también ponen en peligro la propia Iglesia que debe vivir en esta nación.
De nuevo – volviendo a San Agustín – la Iglesia podía sobrevivir con los bárbaros pero no con los corruptos. No habrá Iglesia en naciones de corruptos. Los obispos son los herederos de una Historia que comenzó a forjarse hace 500 años, y en el ínterin tenemos una Patria Grande en formación. Ambas cosas vienen unidas: Iglesia y Patria Grande.
Por Edgar Schmid y Vcom (R) (VGM) Horacio Ricciardelli

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