Articulo publicado en RT::.
Articulo realizado por Adrián Salbuchi basado en el espléndido trabajo realizado por el Dr.
Julio C. González (secretario Legal y Técnico del último gobierno de Perón),
"Los Tratados de Paz por la Guerra de las Malvinas: Desocupación y Hambre
para los Argentinos" (Ediciones del Copista, Córdoba, 2007).
_____
Argentina: de guerra relámpago por Malvinas a su "Tratado de Versalles"
01 de abril 2012 | 06:36 - Artículo completo en:
http://actualidad.rt.com/mas/blogs/salbuchi/blog_38194.html?rc=1
El 2 de abril marca el 30º aniversario de la recuperación militar de las
Islas Malvinas en el Atlántico Sur por
la Argentina durante el régimen cívico-militar entonces en el poder. Una
guerra relámpago que terminó 74 días más tarde, el 14 de junio, con la
rendición de las fuerzas argentinas ante la fuerza de tareas británica.
Aquello preparó el camino para lo que algunos años más tarde se
transformaría en el "Tratado de Versalles Argentino".
Fracaso diplomático
Muchos recordarán cómo la junta militar presidida por el general Leopoldo
Galtieri ocupó las desoladas Islas Malvinas; cómo Margaret Thatcher
inmediatamente despachó una flota de guerra de 127 embarcaciones con sus
naves insignia, los portaviones Invincible y Hermes a la cabeza junto a
docenas de caza-bombarderos para recuperar las islas; cómo el general
Alexander Haig, secretario de Estado del presidente norteamericano Ronald
Reagan hizo de cuenta que era "mediador" en el conflicto mientras el
secretario de defensa Caspar Weinberger enviaba equipamiento militar,
armamento y pertrechos por miles de millones de dólares -aviones de combate,
visores nocturnos, millones de litros de combustible, equipos de guerra y
apoyo logístico- para dar urgentísimo apoyo al esfuerzo bélico británico, lo
que también incluyó el uso de sus satélites militares secretos y de sus
bases en la Isla Ascensión en el Océano Atlántico a mitad de camino entre
Londres y las Malvinas.
La guerra
Muchos también recordarán las sangrientas batallas de aquella contienda que
se inició el 2 de mayo cuando un submarino nuclear británico, el Conqueror,
recibió la orden de Londres de hundir al crucero argentino ARA General
Belgrano ocasionando la pérdida de 323 marineros argentinos mientras el
mismo se hallaba navegando fuera de la zona de exclusión unilateralmente
dispuesta por los ingleses y en dirección contraria al teatro de guerra.
Poco después, la Argentina atacaría a toda la flota de guerra británica
hundiendo las naves Sheffield, Atlantic Conveyor, Coventry, Ardent y
Antelope. En total, murieron 649 combatientes argentinos y 255 británicos.
El resto es historia...
Treinta años después, escuchamos ecos de aquel conflicto en las vulgares
rencillas verborrágicas entre la presidente argentina Cristina Kirchner y el
premier británico David Cameron, con acusaciones mutuas de explotación y
derechos sobre el petróleo, "soberanía", "descolonización" y
"remilitarización de Atlántico Sur". Como dijera en mi artículo en RT
Español de fecha 11 de febrero, "¡Risas inglesas sobre Islas Malvinas!"
, todo esto no
es más que "mucho ruido y pocas nueces...".
La derrota
Porque el verdadero quid de la cuestión es que -igual que con todas las
naciones derrotadas en guerra por EE. UU., el Reino Unido y sus aliados-
Argentina también habría de sufrir su "Tratado de Versalles", igual al que
le fuera impuesto a la derrotada Alemana en 1919 tras la Primera Guerra
Mundial por esos mismos aliados victoriosos, ocasionándole horrendo
sufrimiento económico, financiero, social y político que aseguró que pocos
años después Adolfo Hitler y su movimiento nacionalsocialista recibiera
masivo apoyo popular del pueblo alemán. También aquí, el resto es
historia...
Pero los Aliados han aprendido muchas lecciones desde entonces. Al igual que
con Alemania, Austria, Japón, Italia e Irak, a la Argentina también era
preciso castigarla, sin embargo en lugar de ocuparla militarmente, a la
Argentina se la obligó a tragar una píldora casi igual de amarga...
Se le impuso la "democracia" en su falsa variante anglo-norteamericana,
profusamente financiada por los Dueños del Poder Global y sus sátrapas
locales, y taladrada en los cerebros de cada argentino a través de sus
poderosos multimedios locales y globales.
Con la imposición de aquella "democracia" en diciembre 1983, los sucesivos
presidentes desde Raúl Alfonsín (el "Sr. Hiperinflación 1989"), pasando por
Carlos Menem (gerenciador local del "Tratado de Versalles Argentino") y
Fernando De la Rúa (el "Sr. Colapso Financiero 2001"), hasta Néstor y
Cristina Kirchner en los últimos nueve años, todos le garantizaron a los
Dueños del Poder Global tres cosas fundamentales para ellos:
(1) Que la Argentina siempre se mantendría de rodillas antes sus victoriosos
enemigos;
(2) Que la Argentina jamás investigará el origen ilegítimo e ilegal de su
enorme Deuda Externa iniciada bajo el régimen ilegal cívico-militar, sino
que pagará y pagará década tras década, y
(3) Que la Argentina desmantelaría, desintegraría y destruiría sus fuerzas
armadas tanto material como moralmente, de manera de transformar a Argentina
en un país total y absolutamente desarmado ante un mundo terriblemente
peligroso.
Todo ello, resultado del "Tratado de Versalles Argentino".
Para empezar, el presidente Alfonsín hizo juzgar de manera pública y
bochornosa a miles de militares por violaciones de los derechos humanos, una
tarea necesaria sin dudas pero desnaturalizada a través de un vasto,
complejo y completo ejercicio de guerra psicológica que tuvo como resultado
que el pueblo argentino terminase odiando a sus instituciones militares, en
lugar de limitarse a expulsar a los criminales que se habían infiltrado en
sus filas. Ello tuvo el efecto de destruir a las Fuerzas Armadas
institucionalmente.
¿Puede imaginarse lo que ocurriría si EE. UU., Gran Bretaña, Francia e
Israel decidiesen juzgar pública y ampliamente a sus militares por los
genocidios perpetrados en África, Irak, Afganistán, Libia, Palestina, Serbia
y Panamá? No, no.... Eso solo le ocurre a los ejércitos vencidos: alemanes,
italianos, japoneses, árabes y argentinos. Y todo luego reforzado por
películas de historia-ficción hábilmente urdidas por las usinas de guerra
psicológica de Hollywood dedicadas a taladrar los cerebros de todo el mundo.
Un nuevo "Versalles"
En realidad, este Versalles argentino tiene nombre propio: "Tratado
Anglo-Argentino de Promoción y Protección de Inversiones" suscripto en
Londres el 11 de diciembre de 1990, y promulgado por el Congreso argentino
el 4 de noviembre de 1992 (Ley No. 24.184). Así, se coronó una larga serie
de negociaciones entre Argentina y el Reino Unido que en febrero 1990 llevó
a la suscripción de un acuerdo formal mediante el cual el entonces
presidente Carlos Menem y su ministro de relaciones exteriores -el notorio
miembro de la Comision Trilateral y protegido de Rockefeller y Soros-
Domingo Cavallo, operarían como gerenciadores locales, promoviendo los
intereses británicos y norteamericanos en el país.
Ese acuerdo y tratado le darían al Reino Unido el control sobre las fuerzas
armadas argentinas, especialmente en la región de la inmensamente rica
Patagonia, donde ya existen vastas inversiones estadounidenses, británicas e
israelíes (Art. 5); nuestra economía se abriría y desregularía en forma
irrestricta (Art. 12) de manera que empresas estatales pudieran ser vendidas
y privatizadas a precio vil (petróleo, minería, ferrocarriles, autopistas,
líneas aéreas, electricidad, gas, agua, fondos de pensiones, servicios
postales, seguros, reaseguros, bancos... Su grito de guerra de entonces
parecía ser "¡Si se mueve, privatícenlo!"). Mientras tanto, a los
"inversores" extranjeros se les daba todo tipo de protección, derechos y
asistencia.
Aquel Tratado con el Reino Unido fue rápidamente sucedido por tratados
similares suscritos con Estados Unidos (Ley 24.184), y luego Francia,
Alemania, España, Holanda, Dinamarca, Suecia, Canada, Australia...
Hitos clave
El presidente Menem resultó ser un arma muy efectiva en manos del Reino
Unido y Estados unidos, en contra de la Argentina. Su canciller Guido Di
Tella llegó a la vergonzosa bajeza de describir las relaciones entre
Argentina y Estados Unidos como "carnales". Es fácil adivinar quién estaba
arriba y quién debajo...
Algunos hitos clave que condujeron al "Versalles Argentino":
· Agosto 1989: Se sanciona la Ley de Reforma del Estado No. 23.696 que
prepara el camino para las privatizaciones y desregulación, promoviendo el
reciclaje de los altamente devaluados bonos de la Deuda Externa argentina
para que los mega-bancos globales los pudieran utilizar para adquirir
activos del Estado Nacional, tomándolos a su valor total nominal;
· Septiembre 1989: La Reina Isabel II recibe en Londres en audiencia privada
y secreta al entonces senador Eduardo Menem (hermano de Carlos);
· Noviembre 1989: La Reina abre las sesiones del Parlamento británico
refiriéndose específicamente a las reanudadas relaciones diplomáticas con la
Argentina señalando que abrirían enormes oportunidades comerciales para el
comercio británico;
· Noviembre 1989: Lord Montgomery encabeza una misión comercial británica a
la Argentina para inventariar empresas públicas, recursos energéticos,
alimentarios, mineros y otros en la Argentina. ¡Regresó a Londres con una
gran sonrisa!
· 1991: Domingo Cavallo, ahora ministro de Economía, planifica con el
secretario del tesoro estadounidense Nicholas Brady, el así llamado Plan
Brady de canje de bonos de Deuda Externa. Tan redituable resultó este
proceso para banqueros y corporaciones globales que cuando George Bush
(padre) pierde las elecciones de 1992 y Brady se retiró del Gobierno, fundó
una consultora en materia de deuda pública latinoamericana asociándose a
Daniel Marx, el subsecretario clave de Cavallo en el proceso de canje de la
Deuda Externa argentina.
Las lecciones de esta historia...
Resulta mucho mejor (y es más fácil) evitar la ocupación militar de naciones
derrotadas, imponiéndoles en su lugar la variante anglo-norteamericana de la
"democracia". Ello se logra financiando a los peores elementos políticos
locales - a los más traidores - catapultándolos a puestos clave:
presidentes, ministros, senadores, diputados, jueces, y gobernadores. Luego,
todo lo que necesitan hacer es asegurarse que hagan exactamente lo que los
Dueños del Poder exigen que hagan.
A esto le llaman "democracia", y funciona realmente bien.... ¡Para los
Dueños del Poder Global, se entiende!
Ah, y también es importante asegurarse que los medios de difusión locales y
globales jamás le recuerden a la opinión pública:
(a) Que han sido derrotados;
(b) Que por más que a un "Tratado de Versalles" se lo llame por cualquier
otro nombre, siempre tendrá el mismo gusto amargo; y
(c) Que la "democracia" al estilo inglés y norteamericano es un Caballo de
Troya sumamente peligroso.
Adrian Salbuchi para RT Español
Adrian Salbuchi es analista político, autor, conferencista y comentarista en
radio y TV de Argentina. www.asalbuchi.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario