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domingo, 6 de mayo de 2012

El subimperialismo brasileño en Bolivia y América Latina

 
Mathias Luce *
Hace casi cinco años, luego de la Nacionalización de los Hidrocarburos en Bolivia el Primero de Mayo de 2006, el periódico El Juguete Rabioso reveló en primera plana que Petrobras había llegado a controlar el 45,9% de las reservas probadas y probables de gas, el 39,5% del petróleo y las dos refinerías del país, y que este proceso se llevó a cabo a través de medios más que cuestionables, como por ejemplo la migración de ex gerentes de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos hacia Petrobras Bolivia. En ese momento salía a la luz pública el descubrimiento de grandes reservas en los megacampos de San Alberto y San Antonio, recién adjudicados a Petrobras. Todo eso contribuyó al surgimiento de una corriente crítica que confrontó al poder subimperialista del capitalismo brasileño. [1]

En la coyuntura actual, esta misma tendencia subimperialista persiste en otros rubros, y se manifiesta a través de presiones para la construcción de la represa de Cachuela Esperanza y de la carretera bioceánica que responden a las necesidades de la alta burguesía brasileña, que ambiciona energía barata y minimizar tiempos y costos del viaje de la soya brasileña a los mercados de Oriente. El objetivo es reducir los costos del capital constante y el tiempo de rotación del capital, proveyendo a los grandes exportadores de Brasil una ganancia extraordinaria a través de una mayor valorización anual de la plusvalía.[2]

En la actualidad, el capitalismo brasileño controla un porcentaje importante de las principales fuentes de divisas de los países de la región: los hidrocarburos en Bolivia; la minería en Perú; la ganadería y los frigoríficos en Uruguay; la energía de Itaipu y la soya en Paraguay. Argentina que disputaba el liderazgo de Cono Sur con Brasil ha tenido importantes ramas absorbidas por grandes empresas brasileñas en estos años.

Empresas como Petrobras, Vale, Votorantim, Odebrecht, Gerdau e Friboi se han convertido en grandes multinacionales listadas en los rankings de la UNCTAD; incluso han comprado empresas estadounidenses y canadienses; han incrementado los activos bajo su propiedad en el exterior y han participado activamente de la apropiación del botín de las privatizaciones en Latinoamérica, ya sea mediante fusiones y adquisiciones, con privatizaciones disfrazadas como los contratos de capitalización; y en algunos casos incluso suplantado la presencia del capital estadounidense y de otros países del imperialismo dominante.

Hoy en día el capitalismo brasileño controla el 50% de la inversión directa en Sudamérica y genera procesos masivos de despojo y proletarización de nuestros pueblos de modo tan funesto como el imperialismo dominante. Es el caso de la Odebrecht en Ecuador que arrebata territorios a los pueblos indígenas e impone megaproyectos como trasvases de ríos para regar monocultivos privados destinados a la exportación. [3]

Todo eso nos exige rescatar el concepto de subimperialismo formulado por el brasileño Ruy Mauro Marini en el marco de la Teoría Marxista de la Dependencia, en los años 60 y 70. Antes de avanzar en la exposición, hay que refutar dos torpes interpretaciones.

La primera es que algunos académicos y funcionarios vinculados al lulismo en Brasil han intentado blindar al gobierno a la crítica del subimperialismo, vendiendo la idea de que se trata de la integración sudamericana, del fortalecimiento de las cadenas productivas regionales, de un proceso virtuoso de desarrollo generoso en el que todos ganan, Brasil disminuye las asimetrías en la región y contribuye a la mejora del nivel de vida de su población y de las demás naciones.

El otro argumento es que el poder hegemonista de Brasil en el continente es preferible al del imperialismo estadounidense, ya que el actual expansionismo le estaría garantizando a Brasil una mejora del nivel de vida para el conjunto de su población y un liderazgo en la escena mundial como vocero de los países del sur.

¿Qué es el subimperialismo?

Los teóricos de la II Internacional definieron al imperialismo como la forma que asume el capitalismo al llegar a la etapa de los monopolios y del capital financiero. Lenín enfatizó la fusión del capital bancario con el capital industrial dio paso a la formación de trusts capitalistas internacionales en pugna por el reparto del mercado mundial; Hilferding puso de manifiesto el rol de la exportación de capitales hacia nuevas regiones buscando contrarrestar la tendencia a la caída de la tasa de ganancia; Bujárin enfatizó el fenómeno de la aglomeración a través del cual el Estado refuerza el poder de los monopolios capitalistas privados; Rosa Luxemburg analizó el tema de la disolución de las formaciones sociales comunitarias y su proletarización como consecuencia de la exportación de capital del imperialismo.

Ruy Mauro enlazó varias de estas ideas cuando en su investigación del modo de funcionamiento del capitalismo dependiente latinoamericano propuso el concepto de subimperialismo. [4] La nueva división internacional del trabajo de la posguerra condujo al ascenso de subcentros políticos y económicos como Brasil que también pasaban – a su modo dependiente y subordinado – a la etapa de los monopolios y el capital financiero. En los años 70, Brasil llegaba al noveno puesto en la industria automotriz mundial, era el segundo exportador de armamentos del Tercer Mundo – detrás sólo de Israel – e impulsaba un mercado de capitales. Aunado a estos aspectos, Brasil pasaba a la rapiña de materias primas y fuentes de energía en el exterior, como fue el Tratado de Itaipu; e intervenía en países como Bolivia apoyando el golpe contra Torres y contra el peligro con que se miraba la Asamblea Popular, en un período en el que intereses de la burguesía brasileña empezaban a instalarse en Santa Cruz de la Sierra.

Sin embargo, hay un rasgo fundamental del subimperialismo señalado por Marini que a menudo es olvidado: el capitalismo dependiente tiene como características principales la súper explotación de la fuerza de trabajo y el divorcio que ello genera entre la estructura productiva y las necesidades de las amplias masas. Eso conduce a agudizar la concentración de los capitales en las ramas que producen bienes de consumo de lujo como autos de paseo, y acarrea que muchos rubros necesiten cada vez más realizar su capital-mercancía en el mercado externo. Esto ocurrió en la economía de Brasil en los 60 y 70, cuando una rama como la de calzados buscaba afuera los mercados que no encontraba en Brasil debido a la súper explotación del obrero; lo mismo pasó con la rama automotriz, que entre el 74 y 77 percibió el 50% de sus ganancias en ventas externas, luego del agotamiento del “milagro” económico que había financiado el consumo suntuario de las capas medianas y altas entre 1968 y 1973. Lo que hay que subrayar es que en ninguno de los casos ese expansionismo ha beneficiado a la clase trabajadora brasileña y al pueblo en general.

Además, con los subsidios gubernamentales de Brasil a las exportaciones de manufacturas, empresas extranjeras como la Volkswagen y la General Motors reducían en más de la mitad los precios de sus ventas en el exterior, configurando una transferencia de plusvalía hacia las corporaciones de los países del capitalismo dominante. O sea, el proyecto de la dictadura militar en Brasil potenció la explotación del pueblo brasileño y de los pueblos vecinos, y a la vez profundizó un modelo de desarrollo asociado e integrado al imperialismo dominante, tratando de negociar con el imperialismo una relación más favorable en el marco de su dependencia.

Ahora bien, ¿qué nos permite hablar hoy día del subimperialismo brasileño, cuando pareciera que todos nuestros países han sido igualmente sometidos al proceso de reconversión asestado por la ofensiva neoliberal? En esta pregunta radica la clave para entender el fenómeno del subimperialismo brasileño en la actualidad. Hemos sufrido en Latinoamérica la transición del patrón industrial diversificado que perduró en algunos de nuestros países a lo largo de los 60 y 70 al nuevo patrón exportador de especialización productiva que le toca a Latinoamérica en la actual fase del imperialismo y su nueva división internacional del trabajo. [5]

En esta fase nos ha tocado producir productos primarios y semiprocesados, materias primas y materias auxiliares como combustibles para reducir los costos del capital constante y el capital variable de los grandes centros capitalistas mundiales y de los centros emergentes como China, para detener la caída de la tasa de ganancia y proveer en la globalización ventajas competitivas a las grandes empresas.

Es en ese mismo contexto donde el subimperialismo brasileño asume una nueva forma bajo el nuevo modelo exportador. Mientras el conjunto de los países de la región enfrentaba una avalancha de desnacionalizaciones neoliberales, el capitalismo brasileño – aunque haya pasado también por el mismo proceso – lo seguía con una marcha distinta. Aprovechando la condición de Brasil como subcentro económico y político, algunas empresas de la burguesía brasileña actuaron como coadyuvantes o como protagonistas del proceso de desnacionalización en el continente. Brasil adentró al nuevo patrón exportador neoliberal echando mano de un proceso de aglomeración entre el Estado y un grupo de empresas intensivas en recursos naturales.

En el mismo año de la ley que terminó con el monopolio estatal de Petrobras en Brasil, abriendo espacio a los inversionistas extranjeros, se creaba la sucursal Petrobras Bolivia, expandiendo las actividades internacionales de la empresa asociada al capital extranjero. Este fue apenas uno de los pasos del movimiento de exportación de capitales por parte de grandes empresas brasileñas. Petrobras compraba la Pecom, con el control de las refinerías bolivianas; adquiría también parte del botín de la YPF argentina; Votorantim compraría la refinería de Zinc de Cajamarquilla en Perú; Gerdau arrebataría la mayor planta siderúrgica peruana, la ex estatal Siderperú; Camargo Correa absorbió la mayor cementera argentina; el frigorífico Marfrig, que se fusionaría después con el grupo Friboi, actualmente el mayor frigorífico del mundo, incorporó a sus activos la mayor parte de la cadena cárnica y el control de sus exportaciones en Uruguay; Odebrecht ha creado su pequeño imperio en Ecuador, obteniendo ganancias a costa de severas transformaciones del territorio con la construcción de infraestructuras para el gran capital. Odebrecht y otras constructoras como Andrade Gutiérrez y Camargo Correa luego formarían consorcios y lobbies para la consumación de los megaproyectos de infraestructura de la IIRSA. [6]

Este listado de fusiones y adquisiciones y otras formas de inversión señalan el creciente sometimiento económico y político de las naciones sudamericanas al subimperialismo brasileño en el marco del nuevo patrón exportador de especialización productiva. Eso conduce a que los anhelos de cambio social de los movimientos populares, de las luchas de la izquierda, deben enfrentarse no sólo al imperialismo estadounidense y de otros países centrales, sino también al subimperialismo brasileño.

Hasta aquí se pueden destacar cuatro planteamientos sobre el subimperialismo en los dos primeros lustros del siglo XXI. Primero, en lugar del subimperialismo de los 60 y 70, marcado por la exportación de manufacturas, se tiene hoy día como rasgo principal la expansión de grandes empresas brasileñas intensivas en recursos naturales, que controlan el suministro de materias primas y fuentes de energía y mercados de destino final en otros países.

Segundo, ese control se da a través de tres modalidades: (1) fusiones y adquisiciones e inversiones directas, es decir exportación de capitales; (2) importación de energía barata, presionando por nuevos megaproyectos después de Itaipu y el Gasbol (en los términos en que fue negociado) como los de las represas de Cachuela Esperanza en Bolivia y Inambari en Perú; (3) reconfigurando el territorio para exportar mercancías brasileñas a través de puertos del Pacífico, como son los casos de las carreteras Santos-Arica y Acre – Puerto Maldonado – puertos del Sur del Perú. Estos tres mecanismos cumplen los siguientes objetivos: la exportación de capitales incrementa su concentración y centralización por las grandes empresas, generando mayor reproducción ampliada; la importación de energía y materias primas baratas reducen los costos del capital constante, es decir de los medios de producción; y la reconfiguración territorial con megaproyectos logísticos que reducen los costos de transporte del capital constante, además de acelerar el tiempo de rotación del capital, es decir, permite que el capital complete su ciclo más veces por unidad de tiempo, aumentando la tasa de ganancia. En otras palabras, se puede vender más toneladas de soya u otra mercancía por año.

Tercero: ¿cuál es el móvil de esa tendencia subimperialista que viene expresándose en los últimos años? Son dos. El alza coyuntural de los precios de las materias primas que produjo una reversión coyuntural de la tendencia al deterioro de los términos de intercambio en favor de las exportaciones de los países dependientes, sobre todo por la demanda de China. El otro factor es la fusión de intereses de la burguesía y el grupo que encabeza la diplomacia brasileña, razonando que Brasil debe aprovechar sus ventajas en el nuevo patrón exportador para convertirse en una potencia en ramas como el agronegocio y los agrocombustibles. Esto permite entender el hincapié de la diplomacia brasileña en la Ronda Doha de la OMC, aceptando liberalizar aún más la industria a cambio de mayor apertura para el agro, no importa si se profundiza la actual división internacional del trabajo o si quiebran miles de campesinos de las naciones explotadas del Sur, incluso pequeños agricultores de Brasil, perdiendo terreno para la soya, etc.[7] Este último aspecto nos conecta con el próximo elemento.

Cuarto, el subimperialismo no convierte la explotación de los pueblos vecinos en ventajas para los trabajadores brasileños, como pasaba con el fenómeno de la aristocracia obrera analizado por Lenin. Así demuestran los hechos sobre la contradicción entre la estructura productiva y las necesidades del pueblo. En estos años, Brasil devino en el principal exportador mundial de carne de ganado, y sin embargo cientos de miles padecen de desnutrición en Brasil; los quintiles superiores consumen seis veces más carne que los quintiles más pobres de la escala de ingreso. Las constructoras brasileñas perciben hasta el 75% de sus ganancias en el exterior, lo que incluye los megaproyectos de la IIRSA, mientras los trabajadores de diferentes metrópolis brasileñas no cuentan con sistema de transporte de calidad. Brasil es el primer exportador mundial de soya, mientras importa el trigo, provocando el alza del precio del pan y de la canasta familiar. El lulismo autoproclamado defensor de los pueblos oprimidos patrocina al gran capital y a los proyectos que producen el despojo. Petrobras no es más una empresa pública que pudiera proveer combustible subsidiado a las empresas públicas de transporte. El multimillonario Eike Batista arrebató en un sólo día en una subasta de participaciones de Petrobras un monto igual a todo lo que el gobierno invierte en un año para su política social de funcionalización de la pobreza, que es el programa de bonos Bolsa Familia, insuficiente porque combate únicamente los efectos de la pobreza, ignorando sus causas. Un promedio del 36% del presupuesto nacional en los últimos años ha sido destinado al pago de intereses de la deuda, a la banca nacional e internacional, mientras se invirtió menos del 8% del presupuesto nacional en salud, educación y ciencia y tecnología.[8]

Si Brasil sigue sometido al capital financiero internacional, ¿qué es lo que ha permitido el proceso expansionista de sus empresas? Son tres mecanismos. (1) El BNDES; (2) la captación bursátil; (3) y la diplomacia. El BNDES es el mayor banco de fomento de Latinoamérica, maneja fondos del ahorro de la clase trabajadora brasileña en manos del Estado. Creado en el segundo gobierno populista de Getulio Vargas (1951-54) con la misión de financiar proyectos de desarrollo tecnológico e industrial, se ha convertido en los últimos años cada vez más en un banco de promoción a las exportaciones. El BNDES financia los megaproyectos de infraestructura de la IIRSA a través de la exportación de servicios de ingeniería de las constructoras brasileñas; y en el final del gobierno de Cardoso pasó por una reforma legal para poder financiar también exportaciones de capitales, proyecto que se ha consolidado en los dos mandatos de Lula. Con estos recursos el gran capital brasileño adquirió importantes empresas de los países latinoamericanos, incluso empresas públicas privatizadas.

Un segundo instrumento son las captaciones bursátiles. Como Brasil mantiene un grado de liberalización que brinda a los capitales financieros la protección que desean y altas tasas de beneficios, una gran suma de capitales excedentes en las economías centrales se mueve a Brasil y se invierte en las empresas que forman parte del eje dinámico del nuevo patrón exportador. Así, bancos de inversión como Merryl Lynch están detrás de operaciones como la adquisición de la refinería de Zinc peruana de Cajamarquilla por la empresa Votorantim, por mencionar un caso. El mismo BNDES es socio de empresas como FRIBOI, Gerdau, o Vale.

El tercer mecanismo es la diplomacia del gobierno brasileño, que ha echado mano de diversos expedientes para llevar adelante el actual proyecto subimperialista. Durante la Asamblea Constituyente y cuando se debatía la reforma agraria en Bolivia, el canciller Celso Amorim advirtió que Brasil cortaría préstamos del BNDES para la adquisición de tractores si pasara algo con las propiedades de latifundistas brasileños en el departamento de Santa Cruz. Cuando el movimiento popular de Ecuador exigió la salida de Petrobras de un bloque petrolero concesionado irregularmente en el Parque Yasuní, territorio indígena y área de preservación, hubo presiones condicionando préstamos del BNDES a que Petrobras mantuviera la concesión. Además de estas presiones de negociaciones cruzadas, se ha buscado cooptar ambientalistas y técnicos que critican los impactos de megaproyectos de infraestructura, ofreciéndoles pasajes y otras ventajas, en el intento de que abandonen su posición honesta en defensa de los pueblos que serían afectados. Todo eso se combina con la presencia de un presidente como Lula, cuyo origen obrero y habla carismática esconde muchas veces la lógica de lo que está en marcha.

Teniendo en cuenta el contenido que la burguesía subimperialista busca afianzar en la economía política de Sudamérica, con apoyo del gobierno brasileño, nuestra evaluación del escenario político regional debe distinguir inicialmente tres proyectos en la región. La disyuntiva nunca se ha resumido a la oposición ALCA/TLCs versus Mercosur. Más bien, se tiene el proyecto del imperialismo estadounidense, que ha incorporado a Chile, Perú y Colombia a los TLCS; el proyecto subimperialista encabezado por ciertas fracciones de las clases dominantes de Brasil que se traduce en el intercambio desigual del Mercosur y el despojo de los pueblos a través de la IIRSA; y el proyecto del ALBA, que planteó un importante enfrentamiento al modelo neoliberal en la conformación de un discurso radical antiimperialista, aunque empieza a dejarse llevar por la trampa del neodesarrollismo e incluso a lleva a cabo prácticas muy preocupantes respecto a los derechos de los trabajadores y las comunidades. En Ecuador, Rafael Correa ha declarado que una representativa organización popular como la CONAIE representa el “infantilismo de izquierda”. Según Correa, “quienes tienen la pancita bien llena” son los que rechazan la expansión de la explotación petrolera en territorios indígenas o el proyecto de la ley del agua que privilegia el uso del agua para grandes cultivos de exportación, como si fueran “mendigos sentados sobre un saco de oro”. [9]

En Venezuela es preocupante la hipercentralización del poder, el culto a la personalidad, y la criminalización del derecho de huelga, como pasó con obreros de Sidor y también con el cacique Sabino Romero que luchaba por los derechos del pueblo yukpa y ha sido encarcelado por un crimen que no cometió. En Bolivia también es preocupante que se haya tratado de deslegitimar la protesta de la 7ª Marcha Indígena de junio de este año, acusándola de ser financiada por la USAID.[10] En realidad, todos estos movimientos que se expresan en los países del eje sudamericano del ALBA no hacen más que cuestionar la concepción neodesarrollista que está en marcha, incluso manteniendo el actual patrón exportador

Por un lado, es un hecho que la puesta en marcha de transformaciones anticapitalistas en Bolivia choca con los intereses del imperialismo dominante y del subimperialismo brasileño, lo que implica presiones muy grandes. Esto recuerda que el triunfo de la revolución en un país dependiente en el grado que lo es Bolivia tiene su suerte vinculada con una transformación radical también en Brasil, así como pensaba Lenín respecto a que la suerte de Rusia estaba vinculada con la revolución en Alemania, para que la transformación fuera afianzada.

Han sido determinantes las presiones de los intereses subimperialistas para que no se cumpliera, por ejemplo, el decreto de nacionalización de los hidrocarburos como estaba previsto. Sin embargo, esto no justifica que se haya abandonado la posición crítica con respecto a la IIRSA expresada en la cumbre de Cochabamba de 2007, o que se trate de deslegitimar a quienes reivindican la lucha por la agenda de octubre o por el derecho a la consulta de las comunidades indígenas.

De manera que hoy día, mientras se puede decir que en un momento hubo una fuerte disputa entre la concepción subimperialista y antiimperialista dentro de UNASUR, hoy se corre el riesgo de que el eje sudamericano del ALBA, bajo el neodesarrollismo -que mantiene la esencia del patrón exportador, aunque incrementando la presencia del Estado– renuncie a la construcción del poder del pueblo y a la superación de las relaciones capitalistas de producción, y más bien fortalezca el patrón de reproducción extractivo y exportador, bajo la hegemonía regional del subimperialismo, que constituye un eslabón de la cadena imperialista.

Si esto se confirmara, el proclamado Socialismo del Siglo XXI no trascendería y sería en realidad un capitalismo bajo otras formas estatales, un capitalismo exportador que se reviste de un carácter más estatal, pero que no puede conducir a la transformación estructural. Es necesario un cambio radical de ruta para evitar el fracaso del proyecto de integración de los pueblos bajo el eje del ALBA contra el imperialismo y el capitalismo en su fase más destructiva. Es urgente buscar la unidad de los pueblos latinoamericanos y corregir los rumbos de los gobiernos del eje sudamericano del ALBA antes que sea demasiado tarde. Quienes tendrán la respuesta serán las organizaciones de base que no han desistido de luchar por el fin de la explotación del ser humano y de la naturaleza.

En lo que atañe a Brasil, la elección de Dilma Roussef el 31 de octubre ha significado la superación del peligro de una mayor derechización en el país - con todo lo que representaba la campaña del candidato Serra contra los sin tierra y su política reaccionaria respecto a Bolivia, al considerar al gobierno boliviano como aliado del narcotráfico. Sin embargo, la continuación del lulismo no va a significar un cambio, sino más bien una profundización del modelo que privilegia al gran capital y que oprime de una sola vez al pueblo brasileño y latinoamericano.

Con eso, mantiene su actualidad una frase que Marini escribió en Sudesarrollo y Revolución hace más de 30 años: “El carácter internacional que la burguesía subimperialista pretende imprimir a su dominación identifica la lucha de clase del proletariado brasileño con la guerra antiimperialista que se libra en el continente”. [11]

Notas:[1] El subimperialismo brasileño y Petrobras. El Juguete Rabioso. 1er de mayo, 2006.

[2] La represa de Cachuela Esperanza es un proyecto para producir 800 Mw en el río Madre de Díos, en los alrededores del municipio nortamazónico boliviano de Riberalta, de los cuales 80% se pretende exportar a Brasil. La región del norte amazónico boliviano consume 20 Mw y toda Bolivia 1.000 Mw. Las comunidades locales no han sido consultadas sobre si están de acuerdo con este mega proyecto, que se llevado a cabo afectará a miles de habitantes, con la inundación de miles de hectáreas de bosques, quitando los pobladores de su principal medio de vida que es la recolección de la castaña. Véase el libro organizado por FOBOMADE, El Norte Amazónico de Bolivia y el Complejo del Río Madera. Disponible en www.fobomade.org.bo.

[3] Véase nuestro artículo La expansión del subimperialismo brasileño. Patria Grande, dicimebre 2008. Disponible en http://www.patriagrande.org.bo/articulosdiciembre2008.php?idrevista=14&idarticulo=315.

[4] Véase de Marini, Sudesarrollo y revolución. México, Siglo XXI, 1974. 5ª edición corregida y ampliada; y La acumulación capitalista mundial y el subimperialismo, disponible en www.marini-escritos.unam.mx.

[5] Sobre la noción de patrón de reproducción del capital, véase Jaime Osorio. Crítica de la economía vulgar. México, Miguel Ángel Porrúa, 2004.

[6] Véase nuestro artículo mencionado, La expansión...

[7] Esta evaluación ha sido planteada por el economista Reinaldo Gonçalves, quien formuló uma de las mejores críticas hacia la posición del gobierno brasileño en las negociaciones de la Ronda Doha de la OMC.

[8] Véase http://www.divida-auditoriacidada.org.br.

[9] Véase Raúl Zibechi. Ecuador: el Estado contra los pueblos indios. Memoria, México, n.246, pp.19-23.

[10] Zibechi hace mención también a este hecho acaecido en Bolivia, en su artículo citado.

[11] Ruy Mauro Marini, El carácter de la revolución brasileña, en Subdesarrollo...

* Profesor de Economía Política Internacional de Brasil; versión ligeramente modificada de la ponencia presentada en el Foro “¿Socialismo del Siglo XXI o capitalismo por otros medios?”, auspiciado por el Foro Boliviano de Medioambiente y Desarrollo (Fobomade), La Paz, 29 de octubre de 2010. Fuente: Boletín N. 83 del Servicio de Noticias Ambientales (SENA) del Fobomade.

BOLIVIA, al rememorarse el sexto aniversario de la nacionalización de los hidrocarburos:
Preguntas a Alvaro García y Carlos Villegas


porAndrés Solíz Rada
Al rememorarse el sexto aniversario de la nacionalización de los hidrocarburos, decretada el 01-05.06, el vicepresidente Álvaro García y el ex ministro del sector y hoy presidente de YPFB, Carlos Villegas, deberían responder estas preguntas:

Andrés Solíz Rada
Abogado y periodista y ex parlamentario. En los últimos 30 años fue uno de los más destacados defensores de los recursos naturales en Bolivia. Fue el primer ministro de Hidrocarburos de la gestión de Evo Morales.

¿Por qué no ordenan a Repsol y a la Asamblea del Pueblo Guaraní que hagan conocer el convenio que firmaron, en marzo de 2011, por el que se crea un Fondo de Inversión de 14.4 millones de dólares, del que los indígenas de la zona perciben 140.000 dólares mensuales? (Ningún parlamentario ha pedido un informe sobre el tema. ¿Para qué sirve la Asamblea Plurinacional?) Ese abusivo acuerdo, suscrito con el patrocinio de Nizkor (vinculada a Rockefeller y Soros), ¿no obstaculizará la construcción del vital gasoducto entre los mega campos y el salar de Uyuni? ¿El citado convenio no es consecuencia del reconocimiento constitucional de 36 inexistentes naciones indígenas y de sus respectivos territorios ancestrales, imposibles de delimitar?

¿Por qué YPFB es incapaz de llevar gas al Mutún para viabilizar la siderurgia? Tal incapacidad, ¿no demuestra que el Decreto de nacionalización del 01-05-06, que sostiene que Bolivia ha “recuperado el control total y absoluto de sus hidrocarburos”, es sólo papel mojado? ¿No refuerza lo anterior el haber otorgado la semana pasada una arbitraria subvención de 30 dólares a las compañías por cada barril de petróleo que produzcan, lo que significa una erogación de 50 millones de dólares al año? ¿Presentaron las compañías un cronograma de inversiones a cambio de semejante canonjía, el que, en caso de existir, no debería ser de conocimiento de la ciudadanía?

¿Por qué, a fines del 2009, se modificó el contrato de venta de gas al Brasil, razón por la que Bolivia, al comprometerse a continuar entregando el gas con alto valor calórico, ha anulado la posibilidad de desarrollar su propia petroquímica, lo que facilitó que el vecino país anuncie la inversión de 4.000 millones de dólares en Mato Grosso, a fin de ser autosuficiente en fertilizantes?

¿Por qué no se transformó a YPFB en una moderna empresa corporativa, como Petrobrás, cuyo funcionamiento esté basado en la transparencia informativa? ¿Por qué no se priorizó la reorganización de YPFB, en lugar de desperdiciar recursos humanos y económicos en impulsar más de una decena de mini empresas estatales de dudosa beneficio nacional?

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27-04-2009 Manual del anticandidato
16-04-2009 La geopolítica y los plurinacionales
30-03-2009 Bolivia sin Estado nacional
05-03-2009 Almaraz en la construcción del Estado Nacional
02-03-2009 El territorio y los plurinacionales
15-02-2009 La corrupcion de los gobernantes
01-02-2009 Ausencia de pensamiento nacional
18-01-2009 Cossio, el gonismo y el MAS
05-01-2009 En la huella de Federico List
04-01-2009 Evo y el destino nacional
22-12-2008 Los inciertos límites de los movimientos sociales
06-12-2008 Chilenofia del vice Canciller
22-11-2008 Evo y la DEA
16-11-2008 Europa y el tráfico de esclavos
10-11-2008 Rumbos antagónicos de Evo y Obama
06-11-2008 El proletariado de las metropolis y las semi colonias
27-10-2008 Las dos herencias de Marx para los pueblos oprimidos
26-10-2008 Constitución e hidrocarburos
20-10-2008 Hegel, Marx y América Latina
13-10-2008 La opción por Evo
27-09-2008 Evo "encadenó" a Lula (un chiste de mal gusto)
13-09-2008 El impuesto a los hidrocarburos
31-08-2008 Errores por desesperación
17-08-2008 Aislar a los fundamentalistas
03-08-2008 Evo y su gobierno suicida
20-07-2008 Con Evo, pero...
06-07-2008 Reagrupar al movimiento patriótico
22-06-2008 La desintegración andina
07-06-2008 Enron y el separatismo
26-05-2008 Si quisiéramos sobrevivir
13-05-2008 Para salir del coma profundo
08-05-2008 La lucha por existir
04-05-2008 La esperanzadora recuperación del Estado nacional
28-04-2008 El bolsillo del payaso y la bomba de demolición
14-04-2008 Indígenas y mestizos
01-04-2008 Los autobloqueos del gobierno
19-03-2008 El manto de la Embajada
02-03-2008 El eje Brasilia-Washington
18-02-2008 Los rentistas de la disgregación
05-02-2008 El 52, Ovando y el MAS
21-01-2008 Los anillos de Lula
09-01-2008 Bolivia-Brasil: La pugna por los precios del gas
05-01-2008 Los fogoneros del odio
31-12-2007 Los hidrocarburos en el 2008
22-12-2007 El MAS y Podemos
18-12-2007 Entre petroleras y ONG
09-12-2007 Chile, Brasil y el gas
26-11-2007 El silencio de los financiadores
11-11-2007 Los resentidos
28-10-2007 Delincuencia petrolera
22-10-2007 Impuestos petroleros
15-10-2007 Eike Batista, el empresario de la “X”
01-10-2007 Cirugía petrolera
17-09-2007 Auditorías petroleras
02-09-2007 Generaciones de idiotas
19-08-2007 El talón neoliberal
05-08-2007 Retomar el rumbo
22-07-2007 Transparencia
09-07-2007 A contra ruta
24-06-2007 El catedrático y el gobernante
10-06-2007 Los bolivianos estamos locos
26-05-2007 Los riesgos del partido único
12-05-2007 La dignidad genera más dignidad
02-05-2007 Las ambulancias de Zapatero
19-04-2007 Los errores de Evo
01-04-2007 La nacionalización arrodillada
18-03-2007 EL NOM y el saqueo de Bolivia
06-03-2007 Golpean y secuestran a dos directores de YPFB
05-03-2007 Tropas bolivianas en Haití
05-03-2007 Abusos petroleros
27-02-2007 Contratos por 30 años con la petroleras
26-02-2007 Contratos por 30 años
04-02-2007 La ecuación minera
19-01-2007 Tropas bolivianas en Haiti
03-01-2007 Los hidrocarburos en el 2007
14-11-2006 Bolivia no debe perder el control de sus reservas
06-08-2006 La nacionalización amenazada
04-08-2006 La nacionalización amenazada
16-01-2006 Repsol y el asalto a las reservas
06-01-2006 Bolivia: Cuando los pueblos resucitan
01-01-2006 Bolivia: El bocado de "El Mutún"
24-12-2005 Bolivia: Los derrotados
16-12-2005 Bolivia: Significado de las elecciones
14-12-2005 Bolivia: ?imperialismo? venezolano
02-12-2005 Bolivia: La agonía nacional
25-11-2005 Bolivia: Misiles contra la dignidad nacional
18-11-2005 Bolivia: Falencias en el manifiesto de la cruceñidad
14-11-2005 Bolivia: omisión en la cumbre
04-11-2005 Bolivia: Libros para la unidad nacional
28-10-2005 Bolivia: ¡Hurra!, más gas al Brasil
21-10-2005 Bolivia: El país sin clase dirigente
17-10-2005 Bolivia: Chantajes petroleros
07-10-2005 La realidad fragmentada
30-09-2005 Las migajas de la torta
26-09-2005 Crónica de un despojo
18-09-2005 Imperio y democracia
10-09-2005 Lo abstracto y lo concreto de la defensa nacional
02-09-2005 La importancia de pedir perd?n
28-08-2005 Bolivia: Candidatos y promesas
23-08-2005 Bolivia: Rumsfeld y el MAS
14-08-2005 Bolivia: Razón, pasión y negocios
07-08-2005 Bolivianizar a Bolivia
02-08-2005 Evitemos la desaparición de Bolivia
29-07-2005 Materias primas por análisis noticiosos
22-07-2005 Preguntas a Jorge Quiroga Ramírez
08-07-2005 Bolivia: El referéndum que falta
01-07-2005 Bolivia: las fortunas de los candidatos
18-06-2005 Bolivia: el mapa vacio
11-06-2005 Bolivia: Abismos y puentes
03-06-2005 Bolivia: Felipe Ortiz de Zeballos
29-05-2005 La dependencia psicológica de Carlos Mesa
22-05-2005 La página desdoblada
14-05-2005 Cuando la riqueza empobrece
07-05-2005 La "casual" visita de Vicente Fox
29-04-2005 1970: Año clave de la historia de Bolivia
24-04-2005 Abismo minero
19-04-2005 Bolivia: el abismo energético
16-04-2005 La tercera nacionalizacion
10-04-2005 El abismo energético
03-04-2005 Los precios del gas
26-03-2005 El "gonismo" de Paz Estenssoro
19-03-2005 El fraude en la Ley de Hidrocarburos
11-03-2005 Mesa y los consejos de "Hildebrando"
07-03-2005 Autonomías y territorios
27-02-2005 Financiamiento foráneo para la Constituyente
21-02-2005 Santa Cruz y las clases sociales
19-02-2005 La Cancillería frente a Chile
18-02-2005 Sánchez de Lozada y Marc Rich
29-01-2005 Gobierno petrolero
23-01-2005 Bolivia: La herencia desintegradora de Sánchez de Lozada
16-01-2005 Bolivia: Estupidez cósmica y testarudez nativa
09-01-2005 Países prostitutas
17-12-2004 América Latina: La integración frustrada
12-12-2004 Bolivia: Inermidad ante la disgregación
05-12-2004 La Constituyente en Bolivia: una piscina sin agua
28-11-2004 Bolivia: El maldito centralismo
23-11-2004 Sánchez Berzaín controla Bolivia
22-11-2004 Sánchez Berzaín controla Bolivia
22-11-2004 La corrupción de los poderosos
08-11-2004 Bolivia: Mesa y las petroleras
29-10-2004 Bolivia: ¿solidaridad latinoamericana?
22-10-2004 Bolivia: olañetismo y enclaustramiento
17-10-2004 Homenaje de Mesa a los caidos de octubre
08-10-2004 Patriotas: ¿Bolivianos o norteamericanos?
04-10-2004 Ramos: La visión endógena de América Latina
24-09-2004 Bolivia: los empresarios del otro equipo
14-09-2004 Constituyente en Bolivia: la piel indomestiza
23-08-2004 El triunfo de Petroamérica
14-08-2004 Industrialización del gas: palabras tergiversadas
10-08-2004 Bolivia y Estados Unidos: la geopolítica del gas
23-07-2004 Referéndum para Repsol
18-07-2004 Referéndum: La trampa transnacional
17-07-2004 Mesa se parece cada vez más a Goni
15-07-2004 Referéndum: Los errores del MAS
12-07-2004 Referéndum: Veto a la industrialización del gas
02-07-2004 La "libanización" de Bolivia
26-06-2004 Referéndum: El gran engaño
21-06-2004 El asalto a Bolivia: El gas o la vida
07-06-2004 REPSOL apoya el Referémdum
27-05-2004 Argumentos para la nacionalización
22-05-2004 Un referéndum tramposo
15-05-2004 YPFB: La venenosa neutralidad
07-05-2004 Bolivia: Las cuatro mentiras de la Ley de Hidrocarburos
04-05-2004 La órbita neoliberal del ministro galindo
24-04-2004 Gas boliviano: en 20 años se agotarán las reservas probadas
17-04-2004 Bolivia: entre el abismo y la esperanza
11-04-2004 Mar y Gas: Dos derrotas históricas para Bolivia
06-04-2004 El atraco dos: la capitalizacion en Bolivia
29-03-2004 Bolivia: Edgar Oblitas, víctima de la CIA
19-03-2004 Bolivia: las deudas políticas de Antonio Araníbar
15-03-2004 El gonismo es responsable de parte de lo que nos ocurrió
13-03-2004 Terror a los tribunales internacionales
11-03-2004 Chile: La dipomacia incrédula
08-03-2004 Homenaje a José Ortiz Mercado
06-03-2004 Petroleras y empresarios cruceños
28-02-2004 Venderán gas de Margarita sin nueva Ley de Hidrocarburos ni referéndum
14-02-2004 Chile: La diplomacia incrédula
07-02-2004 Mesa y los hidrocarburos
31-01-2004 Bolivia: La nueva Ley de Hidrocarburos
30-01-2004 El pensamiento sumergido de Carlos Montenegro
27-01-2004 Montenegro y su visión Latinoamericana
24-01-2004 El gas y la demanda marítima
17-01-2004 José Pablo Fienmann y los indios andinos
12-01-2004 El pensamiento sumergido de Carlos Montenegro
09-01-2004 Los silencios de Carlos Mesa
28-12-2003 El pensamiento sumergido de Carlos Montenegro
12-12-2003 Gas: última mentira
11-12-2003 El cuento marciano del juicio de responsabilidades
03-12-2003 Las langostas de la "capitalización"
26-11-2003 El cuento marciano del juicio de responsabilidades
24-11-2003 Las distancias se acortan
19-11-2003 La cumbre bioceánica
22-10-2003 La fuga del virrey
16-10-2003 La imprescindible renuncia de Sánchez de Lozada
10-10-2003 Los que dinamitan puentes
03-10-2003 ¡Horror!: Chávez habló del gas
26-09-2003 El anzuelo chileno
19-09-2003 Bolivia: Cómo enfrentar al imperio
12-09-2003 Impunidad de la Comsur por la contaminación del Pilcomayo
04-09-2003 El gonismo y los gonistas
21-08-2003 Gas: la ofensiva imperial
13-08-2003 A Bolivia le va muy mal, a la COMSUR, excelente
30-07-2003 Conexiones transnacionales de Gonzalo Sánchez de Lozada
24-07-2003 El armamentismo chileno
16-07-2003 Autoridad moral
09-07-2003 El siniestro decreto 24806
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