REPUBLICA UNIDA DE LAS CORPORACIONES MINERAS. EL SAQUEO ORGANIZADO:
por Guillermo Amilcar Vergara :
UN PROYECTO MINERO NACIONAL
Hoy Argentina es un país mega-minero. Nuestras estadísticas internas nos sitúan en el 7º lugar en el planeta, como exportador de metales…Las de Australia nos localizan en el 1º lugar…La contradicción es obvia, desde nuestras fronteras egresan concentrados cuyo contenido metalífero no es el declarado, y que al ingresar en las refinerías, ineludiblemente, quedan blanqueados…En consecuencia, y tal como fuera determinado para el Bajo de la Alumbrera, nuestra sideral producción metalífera, tributa, para el pueblo de la Nación Argentina, menos del 10% de “lo que debiera”. La diferencia entre la realidad, y la ficción, son decenas de miles de millones de dólares por año., que nos perjudican a todos…habida cuenta que el “evasionismo-de-obligaciones-fiscales” seguramente, supera nada menos que al Presupuesto Anual de la Nación Argentina. Hoy, ingentes cantidades de ciudadanos, se hacen partícipes de acciones de “No a la minería” aduciendo, entre otras, la agresión de nuestros glaciares de hielo y roca. En realidad, los glaciares, de todo tipo, hace más de tres décadas están en retroceso, por mutaciones globales en el clima…De Mendoza, para el norte, los glaciares son formas fósiles…De no ser así, serían permanentemente “recargados” por las nevadas anuales, circunstancia inexistente…En la alta montaña se están secando, inexorablemente, vertientes y lagunas…Otra de las “culpas” de las mineras es la falacia del cianuro, que, bajo ningún aspecto es contaminante…se degrada espontáneamente en contacto con la atmósfera, en sustancias inocuas para el medio ambiente. El gran problema de la desaprensión voluntaria de las multinacionales es la falta de tratamiento de sus efluentes, y el vertido de cromo, arsénico, plomo, mercurio y sulfuro, entre otra treintena de metales ultra-venenosos, que, con absoluta complicidad de gobiernos nacionales y provinciales, vierten en las cuencas hídricas, destruyendo la potabilidad del agua potable, de toda la provincia de Santiago del Estero…y promoviendo secretos millares de casos de cánceres de todo tipo, a los niños, vulnerables a los venenos por su escaso peso relativo.
Hacer un balance de esta minería maldita, ciertamente, no es constructivo, hacia un futuro-deseable…No dejan ganancias para el pueblo, y envenenan las aguas de bebida.
Y no es achacable a la minería, dado que en Canadá hay una mina diseminada de oro, explotada a cielo abierto, en un Parque Nacional, con contaminación cero.
La destrucción del medio ambiente, y la evasión impositiva, de la actividad minera, en países “bananeros” como Argentina, es producto sociológico de la calidad intelectual de su clase dirigencial. Obvio que las multinacionales, a fin de incrementar ganancias, concretan todos los ilícitos, que los políticos locales les permitan, a cambio de unas sucias monedas.
Y toda actividad productiva está ligada al contenido ético-moral de la clase dirigencial.
Asimilando como incólume el sistema político vigente, la minería no es funcional a ningún futuro-posible del “país productivo”.
Si ingresamos al “mundo de los sueños”, donde el pueblo es real protagonista de su destino, la actividad minera, como vector de un proyecto nacional, puede transformarnos en uno de los países más fructíferos del orbe.
Los megaproyectos, a efectos de disminuir el consumo hídrico y minimizar el riesgo polutivo, deberían explotarse a un diez por ciento del actual volumen. Nunca más que dos por provincia “minera”…Sin participación de capitales privados, como acción netamente pública-nacional-provincial.
Es un despropósito exportar en bruto el Titanio y las valiosas tierras raras, con precios minoristas que superan el millón de dólares, por kilogramo. Deben radicarse refinerías locales, incrementando hasta veinte veces su beneficio comparativo, y, evitando el costosísimo flete de ganga (metales y sustancias de escaso valor: hierro, manganeso, fósforo, oxígeno, cromo, níquel, cinc, plomo, mercurio, etc.) que comprometen hasta el 90% del mineral comercializado.
Argentina no tiene futuro con las actuales explotaciones mineras. Tampoco lo tiene, prescindiendo de la minería, en su concierto productivo. La clave es el proyecto político, harina de otro costal.
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