El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y la Junta Interamericana de Defensa se han vuelto obsoletos. En su caída parecen llevarse consigo a la propia Organización de Estados Americanos, y por más que Estados Unidos tratará de reflotarlos en la próxima Conferencia de Ministros de Defensa, todo indicaría que estamos ante lo que García Márquez podría definir como la “Crónica de una muerte anunciada”.
Por Héctor Bernardo
(www.revista2016.com.ar )
La Junta Interamericanade Defensa (JID) fue creada en 1941 y en 1947 se firmó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Ellos fueron los pilares fundamentales sobre los que se fundó la Organización de Estados Americanos (OEA). Si bien en lo discursivo se trata de elementos cuya función es defender los intereses de toda América, en la práctica han demostrado ser sólo herramientas con las que Estados Unidos ha intentado controlar todo el continente. La necesidad de buscar nuevos espacios para la resolución de los problemas de Defensa de los países de Latinoamérica y el Caribe encontrará un punto álgido de discusión en los próximos días. La historia dirá si esas jornadas se recordarán como las que dieron comienzo al fin del yugo que aprisionaba a los países que se encuentran al sur del río Bravo.
En octubre de este año, más precisamente entre el 7 y el 10, se realizará en Punta del Este (Uruguay) la X Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas. Si bien en esos días las miradas de América estarán puestas en las elecciones que se realizarán en Venezuela, los aspectos a discutir en la Conferencia de Ministros son sumamente importantes para el futuro del continente.
No caben dudas de que los halcones del Pentágono son totalmente conscientes de la importancia de este encuentro y que Estados Unidos pretende desplegar todo su poder de lobby no sólo para salvar al TIAR y a la JID, sino para potenciar sus atribuciones.
En este sentido, al ser consultada por Revista2016, Elsa Bruzzone, especialista en temas de Geopolítica, Estrategia y Defensa Nacional y miembro del Centro de Militantes para la Democracia Argentina (CEMIDA), aseguró: “Lo que pretende Estados Unidos en esta Conferencia es que la Junta Interamericana de Defensa adquiera protagonismo y adquiera poder. Un primer paso ya lo dio en el año 2008 cuando consiguió que la JID se convirtiera en un departamento de la Organización de Estados Americanos. Ahora el plan es repotenciar su papel y el del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, pese a que México se retiró en el año 2000 y al retiro de los países integrantes del ALBA”.
En cuanto al rol que desarrollará nuestro país en la Conferencia de Ministros, la especialista comentó: “Desde la Conferencia anterior, Argentina tiene asignada la elaboración de un trabajo sobre cuál es realmente el papel que tendría que cumplir la Junta Interamericana de Defensa y también una opinión sobre si es conveniente o no que el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca siga vigente”.
Otro de los aspectos que los representantes de Estados Unidos tratarán de imponer en la conferencia es la intención de borrar los límites que separan Defensa Exterior (que está bajo las órbita de las Fuerzas Armadas) y Seguridad Interior (que depende de las Policías de cada país).
Adriana Rossi, doctora en Filosofía, docente e investigadora especialista en Política Exterior, remarcó que en esta Conferencia Estados Unidos va a llevar dos estrategias: “La primera, va a pretender que se reconozca que los asuntos militares, hoy en día sin enemigos a la vista, sino por la presencia de amenazas que pueden anidar o manifestar en cualquier lugar y momento, son asuntos de seguridad. Ello permite desdibujar la frontera entre seguridad interna y defensa y permite a su vez que los militares se ‘policialicen` (proceso de securitización) y los policías se ‘militaricen’. A los policías se les da parte de entrenamiento militar y a los militares parte de entrenamiento que les permita intervenir en cuestiones de orden interno. En Argentina, con la anuencia del ministro de Defensa Puricelli, llegaron hace pocos días tres militares (dos con un historial como para declararlos, como mínimo, personas no gratas) para dar un curso sobre estos asuntos. Eso terminó en un rotundo fracaso por los cuestionamientos de los asistentes que eran civiles”.
“La otra – agregó Rossi-, dada la dificultad que les presenta la posición de varios países, es intentar hacer lo que hicieron con el ALCA. Cuando la propuesta murió fue remplazada por los Tratados de Libre Comercio bilaterales en esta parte del continente. En el caso militar es posible que - al no tener unanimidad- impulsen, como ya lo están haciendo, acuerdos bilaterales, los que permiten, por ejemplo, la presencia en Chile y en Uruguay con los Seals (equipos de Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos). Se supone que Argentina no dará paso a la nueva doctrina, se lo impide la misma Constitución (el curso que dieron los norteamericanos es parte de un programa para países que no la aceptan y que tienen en su Constitución un obstáculo insalvable).”
Nuevos vientos en América Latina y el Caribe
Las dictaduras sufridas en América Latina dejaron un campo fértil para la implantación de democracias débiles tuteladas por Estados Unidos y los organismos internacionales de crédito - los mismos sectores que anteriormente habían tutelado aquellas dictaduras-. Los pueblos diezmados y desorganizados debieron enfrentar durante las décadas de 1980 y 1990 la implementación de políticas neoliberales que arrasaron con la industria y la mano de obra local. Pero en los albores del siglo XXI comenzaron a surgir gobiernos populares que representaban los legítimos intereses de sus sociedades. Fue así que ganaron sus respectivas elecciones presidenciales Hugo Chávez en Venezuela (1998), Luiz Inácio “Lula” Da Silva en Brasil (2003), Néstor Kirchner en Argentina (2003), Evo Morales en Bolivia (2005) y Rafael Correa en Ecuador (2006). Líderes que comenzaron a darle forma al sueño de la Patria Grande.
Paso a paso, estos pueblos empezaron a encontrar las formas de organizarse en espacios que representasen los intereses económicos, sociales y políticos de la región. Fue así como se le dio un nuevo direccionamiento al Mercado Común del Sur (Mercosur), que había sido creado en la década del ’90 pero desde otra lógica, y surgieron la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), establecida en 2004, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) creada en 2008, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), fundada en 2010.
En cuanto a los temas vinculados a Defensa, en 2008 se dio origen al Consejo de Defensa Suramericano (CDS), todavía le falta consolidarse.
De todas maneras, son muchos los especialistas que aseguran que el TIAR, la JID e incluso la propia OEA ya han quedado caducos y que América Latina y el Caribe deben buscar un nuevo espacio que represente realmente los intereses de sus pueblos y no un simple departamento donde preponderen las políticas de Washington.
En este sentido, la especialista Adriana Rossi aseguró: “El TIAR y la JID no se armonizan con el desarrollo de los países de América del Sur, y no porque respondan a una lógica del pasado, sino que son un reflejo de la visión unilateral y de una doctrina pergeñada en los Estados Unidos”.
“En un documento que fue rechazado por Argentina - agregó Rossi-, la JID propone la intervención de las fuerzas armadas en caso de desastres naturales o catástrofes humanitarias, bajo un comando unificado que actuaría en casos de urgencia independientemente de la anuencia de los países, es decir, por encima de ellos. Lo cual se constituye en una violación de la soberanía nacional. Esta propuesta se basa en la metodología de la ‘asistencia dirigida’, que prevé intervención externa sin participación local con una lógica totalmente verticalista, que es la lógica de intervención norteamericana prevista en su doctrina actual de enfrentamiento de las amenazas que se ciernen en el mundo: el narcotráfico, el terrorismo y justamente las catástrofes humanitarias y desastre naturales. La primera de las amenazas ha permitido, con la anuencia de los países centroamericanos, militarizar a los distintos países, mientras en el sur son las dos últimas las que hacen que Estados Unidos, mediante el Comando Sur, avancen con centros de adiestramiento, más que con bases, como lo hicieron en Chile (base de la armada chilena de Concón) e intentaron hacer con el Centro en el Chaco”.
En igual sentido, la periodista Telma Luzzani señaló: “En América del Sur ya tenemos el Consejo de Defensa Sudamericano, un organismo que cumple funciones similares a la JID pero desde una perspectiva nuestra. Además en Buenos Aires está el Centro de Estudios Estratégicos de Unasur, creado por iniciativa de la exministra de Defensa, Nilda Garré, y dirigido por Alfredo Forti. El objetivo de este centro es diseñar, a mediano y largo plazo, políticas y estrategias de seguridad y defensa para la región. En cuanto al TIAR, en mayo de 2011 se inauguró en Santa Cruz, Bolivia, la Escuelade Defensa y Soberanía de los países del ALBA. Allí se busca elaborar un pensamiento estratégico propio y tener listas respuestas en el caso de que haya amenazas de intervención militar de cualquier potencia. Se va avanzando, a veces con pequeños pasos; otras con grandes decisiones históricas. ¡Quién hubiera podido imaginar a fines del siglo XX que nuestra región, incendiada y destruida por el neoliberalismo, iba a crear un organismo como la CELAC con la Cuba socialista y sin Estados Unidos!”
Vale la pena cerrar esta serie de reflexiones sobre el futuro del TIAR, la JID y la OEA y, por ende, sobre el futuro de la región con las la reflexión de la especialista Elsa Bruzzone, quien aseguró que “tanto el TIAR como la JID y la OEA están obsoletas. Comparto la opinión del presidente Correa, que dijo que hay que tirarlos a la basura porque nunca han estado al servicio de nuestros pueblos, sino que siempre han servido al objetivo y los intereses de Estados Unidos. Si queremos potenciar la Unasur, el Consejo Suramericano de Defensa, el Centro de Estudios Estratégicos y la Celac, los latinoamericanos tenemos que tirar a la basura el TIAR, la JID y la OEA con todos sus instrumentos de dominación política, económica, cultural y militar”.
Revista 2016
Héctor Bernardo
http://www.politicaymedios.com/internacional/El_ocaso_de_la_OEA_20121010142059.php
Por Héctor Bernardo
(www.revista2016.com.ar )
La Junta Interamericanade Defensa (JID) fue creada en 1941 y en 1947 se firmó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Ellos fueron los pilares fundamentales sobre los que se fundó la Organización de Estados Americanos (OEA). Si bien en lo discursivo se trata de elementos cuya función es defender los intereses de toda América, en la práctica han demostrado ser sólo herramientas con las que Estados Unidos ha intentado controlar todo el continente. La necesidad de buscar nuevos espacios para la resolución de los problemas de Defensa de los países de Latinoamérica y el Caribe encontrará un punto álgido de discusión en los próximos días. La historia dirá si esas jornadas se recordarán como las que dieron comienzo al fin del yugo que aprisionaba a los países que se encuentran al sur del río Bravo.
En octubre de este año, más precisamente entre el 7 y el 10, se realizará en Punta del Este (Uruguay) la X Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas. Si bien en esos días las miradas de América estarán puestas en las elecciones que se realizarán en Venezuela, los aspectos a discutir en la Conferencia de Ministros son sumamente importantes para el futuro del continente.
No caben dudas de que los halcones del Pentágono son totalmente conscientes de la importancia de este encuentro y que Estados Unidos pretende desplegar todo su poder de lobby no sólo para salvar al TIAR y a la JID, sino para potenciar sus atribuciones.
En este sentido, al ser consultada por Revista2016, Elsa Bruzzone, especialista en temas de Geopolítica, Estrategia y Defensa Nacional y miembro del Centro de Militantes para la Democracia Argentina (CEMIDA), aseguró: “Lo que pretende Estados Unidos en esta Conferencia es que la Junta Interamericana de Defensa adquiera protagonismo y adquiera poder. Un primer paso ya lo dio en el año 2008 cuando consiguió que la JID se convirtiera en un departamento de la Organización de Estados Americanos. Ahora el plan es repotenciar su papel y el del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, pese a que México se retiró en el año 2000 y al retiro de los países integrantes del ALBA”.
En cuanto al rol que desarrollará nuestro país en la Conferencia de Ministros, la especialista comentó: “Desde la Conferencia anterior, Argentina tiene asignada la elaboración de un trabajo sobre cuál es realmente el papel que tendría que cumplir la Junta Interamericana de Defensa y también una opinión sobre si es conveniente o no que el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca siga vigente”.
Otro de los aspectos que los representantes de Estados Unidos tratarán de imponer en la conferencia es la intención de borrar los límites que separan Defensa Exterior (que está bajo las órbita de las Fuerzas Armadas) y Seguridad Interior (que depende de las Policías de cada país).
Adriana Rossi, doctora en Filosofía, docente e investigadora especialista en Política Exterior, remarcó que en esta Conferencia Estados Unidos va a llevar dos estrategias: “La primera, va a pretender que se reconozca que los asuntos militares, hoy en día sin enemigos a la vista, sino por la presencia de amenazas que pueden anidar o manifestar en cualquier lugar y momento, son asuntos de seguridad. Ello permite desdibujar la frontera entre seguridad interna y defensa y permite a su vez que los militares se ‘policialicen` (proceso de securitización) y los policías se ‘militaricen’. A los policías se les da parte de entrenamiento militar y a los militares parte de entrenamiento que les permita intervenir en cuestiones de orden interno. En Argentina, con la anuencia del ministro de Defensa Puricelli, llegaron hace pocos días tres militares (dos con un historial como para declararlos, como mínimo, personas no gratas) para dar un curso sobre estos asuntos. Eso terminó en un rotundo fracaso por los cuestionamientos de los asistentes que eran civiles”.
“La otra – agregó Rossi-, dada la dificultad que les presenta la posición de varios países, es intentar hacer lo que hicieron con el ALCA. Cuando la propuesta murió fue remplazada por los Tratados de Libre Comercio bilaterales en esta parte del continente. En el caso militar es posible que - al no tener unanimidad- impulsen, como ya lo están haciendo, acuerdos bilaterales, los que permiten, por ejemplo, la presencia en Chile y en Uruguay con los Seals (equipos de Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos). Se supone que Argentina no dará paso a la nueva doctrina, se lo impide la misma Constitución (el curso que dieron los norteamericanos es parte de un programa para países que no la aceptan y que tienen en su Constitución un obstáculo insalvable).”
Nuevos vientos en América Latina y el Caribe
Las dictaduras sufridas en América Latina dejaron un campo fértil para la implantación de democracias débiles tuteladas por Estados Unidos y los organismos internacionales de crédito - los mismos sectores que anteriormente habían tutelado aquellas dictaduras-. Los pueblos diezmados y desorganizados debieron enfrentar durante las décadas de 1980 y 1990 la implementación de políticas neoliberales que arrasaron con la industria y la mano de obra local. Pero en los albores del siglo XXI comenzaron a surgir gobiernos populares que representaban los legítimos intereses de sus sociedades. Fue así que ganaron sus respectivas elecciones presidenciales Hugo Chávez en Venezuela (1998), Luiz Inácio “Lula” Da Silva en Brasil (2003), Néstor Kirchner en Argentina (2003), Evo Morales en Bolivia (2005) y Rafael Correa en Ecuador (2006). Líderes que comenzaron a darle forma al sueño de la Patria Grande.
Paso a paso, estos pueblos empezaron a encontrar las formas de organizarse en espacios que representasen los intereses económicos, sociales y políticos de la región. Fue así como se le dio un nuevo direccionamiento al Mercado Común del Sur (Mercosur), que había sido creado en la década del ’90 pero desde otra lógica, y surgieron la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), establecida en 2004, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) creada en 2008, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), fundada en 2010.
En cuanto a los temas vinculados a Defensa, en 2008 se dio origen al Consejo de Defensa Suramericano (CDS), todavía le falta consolidarse.
De todas maneras, son muchos los especialistas que aseguran que el TIAR, la JID e incluso la propia OEA ya han quedado caducos y que América Latina y el Caribe deben buscar un nuevo espacio que represente realmente los intereses de sus pueblos y no un simple departamento donde preponderen las políticas de Washington.
En este sentido, la especialista Adriana Rossi aseguró: “El TIAR y la JID no se armonizan con el desarrollo de los países de América del Sur, y no porque respondan a una lógica del pasado, sino que son un reflejo de la visión unilateral y de una doctrina pergeñada en los Estados Unidos”.
“En un documento que fue rechazado por Argentina - agregó Rossi-, la JID propone la intervención de las fuerzas armadas en caso de desastres naturales o catástrofes humanitarias, bajo un comando unificado que actuaría en casos de urgencia independientemente de la anuencia de los países, es decir, por encima de ellos. Lo cual se constituye en una violación de la soberanía nacional. Esta propuesta se basa en la metodología de la ‘asistencia dirigida’, que prevé intervención externa sin participación local con una lógica totalmente verticalista, que es la lógica de intervención norteamericana prevista en su doctrina actual de enfrentamiento de las amenazas que se ciernen en el mundo: el narcotráfico, el terrorismo y justamente las catástrofes humanitarias y desastre naturales. La primera de las amenazas ha permitido, con la anuencia de los países centroamericanos, militarizar a los distintos países, mientras en el sur son las dos últimas las que hacen que Estados Unidos, mediante el Comando Sur, avancen con centros de adiestramiento, más que con bases, como lo hicieron en Chile (base de la armada chilena de Concón) e intentaron hacer con el Centro en el Chaco”.
En igual sentido, la periodista Telma Luzzani señaló: “En América del Sur ya tenemos el Consejo de Defensa Sudamericano, un organismo que cumple funciones similares a la JID pero desde una perspectiva nuestra. Además en Buenos Aires está el Centro de Estudios Estratégicos de Unasur, creado por iniciativa de la exministra de Defensa, Nilda Garré, y dirigido por Alfredo Forti. El objetivo de este centro es diseñar, a mediano y largo plazo, políticas y estrategias de seguridad y defensa para la región. En cuanto al TIAR, en mayo de 2011 se inauguró en Santa Cruz, Bolivia, la Escuelade Defensa y Soberanía de los países del ALBA. Allí se busca elaborar un pensamiento estratégico propio y tener listas respuestas en el caso de que haya amenazas de intervención militar de cualquier potencia. Se va avanzando, a veces con pequeños pasos; otras con grandes decisiones históricas. ¡Quién hubiera podido imaginar a fines del siglo XX que nuestra región, incendiada y destruida por el neoliberalismo, iba a crear un organismo como la CELAC con la Cuba socialista y sin Estados Unidos!”
Vale la pena cerrar esta serie de reflexiones sobre el futuro del TIAR, la JID y la OEA y, por ende, sobre el futuro de la región con las la reflexión de la especialista Elsa Bruzzone, quien aseguró que “tanto el TIAR como la JID y la OEA están obsoletas. Comparto la opinión del presidente Correa, que dijo que hay que tirarlos a la basura porque nunca han estado al servicio de nuestros pueblos, sino que siempre han servido al objetivo y los intereses de Estados Unidos. Si queremos potenciar la Unasur, el Consejo Suramericano de Defensa, el Centro de Estudios Estratégicos y la Celac, los latinoamericanos tenemos que tirar a la basura el TIAR, la JID y la OEA con todos sus instrumentos de dominación política, económica, cultural y militar”.
Revista 2016
Héctor Bernardo
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