Periodismo y Literatura desde Entre Ríos
Miércoles 19 de Septiembre de 2012 19:29
A pesar de la cantidad de datos fuertes que emergen de la región, algunos por el narcotráfico, otros por la desnutrición, o por los abusos policiales, también son lugares muy hermosos, donde hay mucha gente laburadora y pura. Eso puede ser un desencadenante para interpretar la aparición de la poesía. Quizás apareció porque las fronteras son territorios donde, en cierta medida, reina el caos. Verdaderamente son lugares inspiradores, al menos para mí. Mucho más allá de los paisajes, las historias. Sorprendentes, todas. Cada una de ella ameritaría un libro aparte. Pero, en definitiva, es poesía…y no puedo saber cómo viene, por qué o hacia dónde va. Sólo llega, la interpreto como puedo en mi cabeza y la escupo.
¿Cómo fue la experiencia personal de vivir lo que después reflejas en el libro?
Fue una experiencia muy extraña. Alguno de los entrevistados me dijo que el Norte está lleno de mitos populares y es verdad. Mientras estaba allá, intenté vivirlo de la forma más placentera. Pero, a veces, no podía evitar sentirme en un film. Era una sensación muy extraña y marginal. Por ejemplo, entrevistar a un tipo que estuvo preso en un centro clandestino de detenciones por pedir la reapertura de una causa judicial. Y te lo cuenta en un barrio de casillas bajas, calle de tierra, en el año 2012 y a dos mil kilómetros de Buenos Aires. En determinado momento comencé a pasar por situaciones que sólo conocía en los libros, en los relatos. Recuerdo mucho a Mariano, un colega periodista, y recuerdo sobre todo algunos minutos de silencio que compartíamos al terminar alguna nota de las que hicimos juntos. Un silencio correcto, como preciso, para darnos la certeza de que hacíamos lo que nos tocaba: denunciar a la policía o a los políticos en una región donde te pueden borrar o hacerte aparecer suicidado de un día para el otro. Durante esos segundos, y durante toda la investigación, yo personalmente pensaba en el momento histórico de Argentina: en los quiebres nunca antes vistos que estamos atravesando. Uno de ellos es el proceso de cartelización.
¿En qué consistió el trabajo periodístico?
Fue, quizás, la parte más básica de todas, teniendo en cuenta que muchos testimonios fueron recopilados para ser publicados en un semanario. Realicé una lista básica de cinco preguntas que le hice a todos los entrevistados. Y, respecto a las fuentes, lo mismo. Una lista básica de dos entrevistados por zona, que se iba ampliando con la gente que me acercaba nuevos entrevistados. Y, así, a veces con la mochila al hombro, otras veces en taxi, otras veces de saco y corbata, se fue tejiendo el libro.
¿Cómo te involucrás en el periodismo de investigación, y cuáles son tus referentes?
Los primeros roces con la investigación fueron a partir de la toma y el desalojo de la fábrica Kraft, allá por 2009. Yo era estudiante de periodismo. Y, después, casi de la misma forma que con el libro, tuve que escribir de cosas que por mi edad o por mi condición, o por los espacios que transito, me tocaban de cerca. Como, por ejemplo, el asesinato de Rubén Carballo en una represión, también en 2009. De aquel día, mis amigos se acuerdan todo y cuentan en los asados la anécdota del choque con la cana. Todos lo recordamos con tristeza, porque fuimos a ver un recital y mataron a un pibe. Pero de alguna forma, el hecho de haber estado en ocupaciones, tomas, desalojos, represiones y cortes genera una capacidad para analizar las problemáticas en su conjunto. Lo contradictorio es que no se pueden investigar todas juntas. Y, tan sólo una de ellas, puede llevar años y años para ser escrita. Por último, respecto a los referentes, me cuesta señalarlos. Me cuesta tanto que sólo puedo señalar a cuatro. Rodolfo Walsh es el primero, Fabián Polosecki el segundo y mi viejo, que en su fugaz paso por la prensa me enseñó cómo conseguir una nota cueste lo que cueste. Por último, el colega que mencione antes, Mariano. Si bien tenemos la misma edad y un camino parecido en el periodismo, el ya es un periodista de pura cepa, que discute cada palabra de la nota, que demuestra en la práctica cómo apostar a la seriedad.
Se ve en las primeras páginas una frase de Bukowski, ¿cuánto de influencia suya hay?
Mucha. Mi tío me lo dio para leer cuando yo tenía quince años y, hasta que no leí todo lo que hay traducido al español, no me di por satisfecho. Así y todo reconozco que es un escritor mediocre, que transitó tugurios similares a los que habitamos los artistas de esta generación y que alcanzó algún mínimo reconocimiento más cerca de la tumba que de las publicaciones underground. Pero, su poesía es verdaderamente muy buena. Enseña sobre la vida tanto como la escuela.
¿Dónde y de qué manera se puede conseguir el libro? ¿Llega a ciudades como San Nicolás?
Como una apuesta a los tiempos que corren el libro se puede leer completo en Internet, porque no aspiro a ganar con las ventas en papel. Y, aunque fuera mi aspiración, tampoco lo lograría. Se puede leer en http://fronterapoesiayperiodismo.blogspot.com.ar/
Me encantaría que llegara al interior y, claro, a San Nicolás. Pero para eso necesito algún buen amigo, amante de la cultura, que pueda recibir una caja con algunos ejemplares. Si los amigos de Flop están dispuestos, para mí sería un placer dejarlos en sus manos.
Martín Stoianovich
Sinopsis
Frontera es una novela no ficcional única en su estilo, por la mezcla de la doctrina informativa y la poesía viva. Fue escrita entre los años 2011 y 2012. Transcurre en el límite internacional argentino-boliviano y el personaje principal, un joven cronista llamado Felipe, recorre la región atravesando hoteles de mala muerte, refugios de contrabandistas y redacciones periodísticas. Los testimonios recopilados, todos reales y reveladores, dejan en evidencia el incipiente proceso de cartelización que atraviesa el país. Recortes de diarios, crónicas propias, entrevistas, narcotráfico, ejecuciones mafiosas, secuestros, desaparición forzada de personas, centros clandestinos de tortura y complicidad del poder político; todo tiene lugar actualmente sobre la histórica ruta del contrabando. Una aventura de desenlace inesperado, que no puede pasar entre sus manos sin leerla de principio a fin.
FUENTE
Miércoles 19 de Septiembre de 2012 19:29
Es entrerriano, de Villaguay, periodista y fotoreportero. Su nombre es Belisario Sangiorgio Trogliero y tiene 22 años. Se comunicó con Flop para dar a conocer su libro, editado recientemente. La obra, titulada Frontera, es una novela no ficcional que mezcla la narración informativa junto a la poesía. La historia se centra en una investigación que devela lo más crudo de la ruta del narcotráfico. Revista Flop realizó una entrevista con el joven escritor para, a la distancia, conocer un poco más de su libro y su trabajo.
¿Cómo surge la idea de comenzar con este trabajo que terminaría en la publicación del libro?
Tuvo varios nacimientos. El primero, que voy a omitir para no aburrir, fue cuando recorrí muchos lugares de Bolivia y Perú, entrevistando informalmente a varios traficantes y productores. Después, quizás, la idea volvió a nacer militando en los barrios al ver cómo, con la funcionalidad de quien debería cuidarnos, los tranzas arruinan la cabecita de miles de pibes. Y, por último, nació formalmente mientras trabajaba en un diario en la ciudad de Salta, capital de la provincia homónima, frontera con Bolivia, Paraguay y Chile. Allí, todos los días se presentaban casos y casos de incautaciones y diversos hechos policiales vinculados al narco. Una semana como cualquiera, llegaron cables que informaban acerca de tres ejecuciones por ajuste de cuentas. Algunos del lado argentino, otros del lado boliviano. Armé la mochila y fui para esos lugares. Y, a partir de ese momento, comencé a recopilar los testimonios y a realizar las entrevistas que conformaron la novela.
¿Qué fue lo que te provocó utilizar a la poesía y a la vez el estilo informativo con formato de
¿Cómo surge la idea de comenzar con este trabajo que terminaría en la publicación del libro?
Tuvo varios nacimientos. El primero, que voy a omitir para no aburrir, fue cuando recorrí muchos lugares de Bolivia y Perú, entrevistando informalmente a varios traficantes y productores. Después, quizás, la idea volvió a nacer militando en los barrios al ver cómo, con la funcionalidad de quien debería cuidarnos, los tranzas arruinan la cabecita de miles de pibes. Y, por último, nació formalmente mientras trabajaba en un diario en la ciudad de Salta, capital de la provincia homónima, frontera con Bolivia, Paraguay y Chile. Allí, todos los días se presentaban casos y casos de incautaciones y diversos hechos policiales vinculados al narco. Una semana como cualquiera, llegaron cables que informaban acerca de tres ejecuciones por ajuste de cuentas. Algunos del lado argentino, otros del lado boliviano. Armé la mochila y fui para esos lugares. Y, a partir de ese momento, comencé a recopilar los testimonios y a realizar las entrevistas que conformaron la novela.
¿Qué fue lo que te provocó utilizar a la poesía y a la vez el estilo informativo con formato de
crónica?
A pesar de la cantidad de datos fuertes que emergen de la región, algunos por el narcotráfico, otros por la desnutrición, o por los abusos policiales, también son lugares muy hermosos, donde hay mucha gente laburadora y pura. Eso puede ser un desencadenante para interpretar la aparición de la poesía. Quizás apareció porque las fronteras son territorios donde, en cierta medida, reina el caos. Verdaderamente son lugares inspiradores, al menos para mí. Mucho más allá de los paisajes, las historias. Sorprendentes, todas. Cada una de ella ameritaría un libro aparte. Pero, en definitiva, es poesía…y no puedo saber cómo viene, por qué o hacia dónde va. Sólo llega, la interpreto como puedo en mi cabeza y la escupo.
¿Cómo fue la experiencia personal de vivir lo que después reflejas en el libro?
Fue una experiencia muy extraña. Alguno de los entrevistados me dijo que el Norte está lleno de mitos populares y es verdad. Mientras estaba allá, intenté vivirlo de la forma más placentera. Pero, a veces, no podía evitar sentirme en un film. Era una sensación muy extraña y marginal. Por ejemplo, entrevistar a un tipo que estuvo preso en un centro clandestino de detenciones por pedir la reapertura de una causa judicial. Y te lo cuenta en un barrio de casillas bajas, calle de tierra, en el año 2012 y a dos mil kilómetros de Buenos Aires. En determinado momento comencé a pasar por situaciones que sólo conocía en los libros, en los relatos. Recuerdo mucho a Mariano, un colega periodista, y recuerdo sobre todo algunos minutos de silencio que compartíamos al terminar alguna nota de las que hicimos juntos. Un silencio correcto, como preciso, para darnos la certeza de que hacíamos lo que nos tocaba: denunciar a la policía o a los políticos en una región donde te pueden borrar o hacerte aparecer suicidado de un día para el otro. Durante esos segundos, y durante toda la investigación, yo personalmente pensaba en el momento histórico de Argentina: en los quiebres nunca antes vistos que estamos atravesando. Uno de ellos es el proceso de cartelización.
¿En qué consistió el trabajo periodístico?
Fue, quizás, la parte más básica de todas, teniendo en cuenta que muchos testimonios fueron recopilados para ser publicados en un semanario. Realicé una lista básica de cinco preguntas que le hice a todos los entrevistados. Y, respecto a las fuentes, lo mismo. Una lista básica de dos entrevistados por zona, que se iba ampliando con la gente que me acercaba nuevos entrevistados. Y, así, a veces con la mochila al hombro, otras veces en taxi, otras veces de saco y corbata, se fue tejiendo el libro.
¿Cómo te involucrás en el periodismo de investigación, y cuáles son tus referentes?
Los primeros roces con la investigación fueron a partir de la toma y el desalojo de la fábrica Kraft, allá por 2009. Yo era estudiante de periodismo. Y, después, casi de la misma forma que con el libro, tuve que escribir de cosas que por mi edad o por mi condición, o por los espacios que transito, me tocaban de cerca. Como, por ejemplo, el asesinato de Rubén Carballo en una represión, también en 2009. De aquel día, mis amigos se acuerdan todo y cuentan en los asados la anécdota del choque con la cana. Todos lo recordamos con tristeza, porque fuimos a ver un recital y mataron a un pibe. Pero de alguna forma, el hecho de haber estado en ocupaciones, tomas, desalojos, represiones y cortes genera una capacidad para analizar las problemáticas en su conjunto. Lo contradictorio es que no se pueden investigar todas juntas. Y, tan sólo una de ellas, puede llevar años y años para ser escrita. Por último, respecto a los referentes, me cuesta señalarlos. Me cuesta tanto que sólo puedo señalar a cuatro. Rodolfo Walsh es el primero, Fabián Polosecki el segundo y mi viejo, que en su fugaz paso por la prensa me enseñó cómo conseguir una nota cueste lo que cueste. Por último, el colega que mencione antes, Mariano. Si bien tenemos la misma edad y un camino parecido en el periodismo, el ya es un periodista de pura cepa, que discute cada palabra de la nota, que demuestra en la práctica cómo apostar a la seriedad.
Se ve en las primeras páginas una frase de Bukowski, ¿cuánto de influencia suya hay?
Mucha. Mi tío me lo dio para leer cuando yo tenía quince años y, hasta que no leí todo lo que hay traducido al español, no me di por satisfecho. Así y todo reconozco que es un escritor mediocre, que transitó tugurios similares a los que habitamos los artistas de esta generación y que alcanzó algún mínimo reconocimiento más cerca de la tumba que de las publicaciones underground. Pero, su poesía es verdaderamente muy buena. Enseña sobre la vida tanto como la escuela.
¿Dónde y de qué manera se puede conseguir el libro? ¿Llega a ciudades como San Nicolás?
Como una apuesta a los tiempos que corren el libro se puede leer completo en Internet, porque no aspiro a ganar con las ventas en papel. Y, aunque fuera mi aspiración, tampoco lo lograría. Se puede leer en http://fronterapoesiayperiodismo.blogspot.com.ar/
Me encantaría que llegara al interior y, claro, a San Nicolás. Pero para eso necesito algún buen amigo, amante de la cultura, que pueda recibir una caja con algunos ejemplares. Si los amigos de Flop están dispuestos, para mí sería un placer dejarlos en sus manos.
Martín Stoianovich
Sinopsis
Frontera es una novela no ficcional única en su estilo, por la mezcla de la doctrina informativa y la poesía viva. Fue escrita entre los años 2011 y 2012. Transcurre en el límite internacional argentino-boliviano y el personaje principal, un joven cronista llamado Felipe, recorre la región atravesando hoteles de mala muerte, refugios de contrabandistas y redacciones periodísticas. Los testimonios recopilados, todos reales y reveladores, dejan en evidencia el incipiente proceso de cartelización que atraviesa el país. Recortes de diarios, crónicas propias, entrevistas, narcotráfico, ejecuciones mafiosas, secuestros, desaparición forzada de personas, centros clandestinos de tortura y complicidad del poder político; todo tiene lugar actualmente sobre la histórica ruta del contrabando. Una aventura de desenlace inesperado, que no puede pasar entre sus manos sin leerla de principio a fin.
Para leer el libro:
Septiembre 2012FUENTE
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