John Haylan. Alcalde de Nueva York El peligro judio para Estados Unidos:
"La advertencia de Theodore Roosevelt se hace hoy más que nunca real, debido a la amenaza real que para nuestra Republica supone este Gobierno Invisible, que como un Pulpo gigante expande su delgado contorno sobre la ciudad, el estado y la nación. Como un pulpo en la vida real, opera bajo la protección de una pantalla creada por el mismo. Incluye en sus poderosos y largos tentáculos a nuestros oficiales ejecutivos, a nuestros cuerpos legislativos, nuestras escuelas nuestros juzgados, nuestros periódicos, y toda agencia creada para proteger al publico.
Se revuelve en las fauces de la oscuridad y allí es donde mejor caen en su garras las riendas del gobierno, se aseguran la aprobación de una legislación favorable para los negocios corruptos, violan la ley con impunidad, sofocan a la prensa y llegan los juzgados.
Apartémonos de meras generalizaciones, digamos que la cabeza de este pulpo son los intereses de Rockefeller (N. del T. multimillonario judio) -Standard Oil y de un pequeño y poderoso grupo de bancos conocido generalmente como "banca internacional". Este pequeño corrillo de poderosos banqueros internacionales dirigen virtualmente el Gobierno de los Estados Unidos para sus propios y egoístas propósitos. Prácticamente controlan a los dos partidos, escriben plataformas políticas, hacen de testaferros de los lideres políticos, utilizan a los principales dirigentes de organizaciones privadas, y recurren a cualquier estratagema para colocar en la nominación para puestos de oficina publicas solamente a candidatos que sean dóciles a los dictados de los grandes negocios corruptos. Hacen las vista gorda ante la centralización del Gobierno, siguiendo la teoría de que un pequeño grupo de escogidos, unos individuos en el poder controlados privadamente pueden ser manejados más fácilmente que un gran grupo de de personas donde es más probable que haya personas interesadas sinceramente en el bienestar publico. Estos banqueros internacionales y los intereses de Rockefeller y la Standard Oil controlan la mayoría de los periódicos y revistas de este país. Usan las columnas de estas publicaciones para unir en la sumisión o para expulsar de la vida publica a los que rechazan obedecer las ordenes de la poderosa camarilla de corruptos que componen el Gobierno Invisible"
John Haylan alcalde de Nueva York en aquel momento, hablando en Chicago. La
reseña apareció en el New York Times el 27 de marzo de 1927.
Adlai Stevenson. Estados Unidos es un esclavo israeli
Gobernador del Estado de Illinois, Vicepresidente de los EE.UU y candidato a la Presidencia donde fue derrotado por Eisenhower en 1952. Entre 1961-65, fue el quinto embajador de los EE.UU. ante la ONU.Escribió en el informe del invierno del 75-76 del Foreign Affairs:
"Prácticamente ninguna decisión concerniente a Israel puede ser tomada, o incluso discutida a nivel del ejecutivo sin ser conocida de antemano por el gobierno israelí" (p. 126). A pesar de la negativa, basada en la ley americana, del Secretario de Estado de Defensa de entregar a Israel bombas de fragmentación, arma dirigida contra los civiles, los israelíes las obtuvieron de Reagan y se sirvieron de ellas en dos ocasiones para masacrar a la población civil en Beirut (p. 143). En 1980, Adlai Stevenson comandó un enmienda solicitando una reducción del 10% de la ayuda militar destinada a Israel para exigirle así que no continuara instalando colonias en los territorios ocupados, Stevenson recordaba que el 43% de la ayuda americana iba a Israel, un país de tan sólo tres millones de habitantes que empleaba dicha ayuda en nutrir su armamento, en detrimento de los tres mil millones de habitantes hambrientos del globo. Adlai Stevenson concluía: "El Primer Ministro de Israel tiene mucha más influencia sobre la política exterior de los Estados Unidos en Oriente Medio que la que tiene en su país" (p. 92).
Roger Garaudy, Les Mythes fondateurs de la politique israélienne. Paris, 1996. (Los Mitos Fundacionales del Estado de Israel. Barcelona 1ª edición: Diciembre 1997)
J.William Fullbrighth. Senador de USA "Los israelíes controlan la política del Congreso y del Senado",
Senador de los EE.UU. Licenciado en Derecho, Presidente de la Universidad de Arkansas. En noviembre 1944 fue elegido al Senado de los Estados Unidos y sirvió desde 1945 a 1974; también fue presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado.En 1963 presto testimonio ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado donde detalló como 5 millones de dólares deducibles de impuestos donados por ciudadanos estadounidenses a obras benéficas habían sido enviados a Israel, reciclados y devueltos a Estados Unidos para ser distribuidos entre organizaciones que buscaban influir en la opinión pública en favor de Israel.Fulbright fue derrotado en las primarias demócratas de 1974 después de que dinero israelí nutriese los fondos de campaña de su rival, el gobernador Dale Bumpers, y de que la AIPAC (Comité Estadounidense de Asuntos Públicos de Israel) declarase queFulbright "acostumbra ser poco amable hacia Israel y hacia nuestros simpatizantes en este país".Como Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado, el senador Fullbright, decidió hacer comparecer a los principales dirigentes sionistas ante un Comité que puso bajo sospecha sus actividades subterráneas. Resumió los resultados de su investigación en una entrevista "Ante la Nación" en la CBS el 7 de octubre de 1973:
"Los israelíes controlan la política del Congreso y del Senado", y añadía, "nuestros colegas del Senado, cerca del 70% de ellos, se deciden más por la presión de un lobby que por su propia visión de lo que consideran como los principios de la libertad y del derecho".
Las siguientes elecciones Fullbright perdió su escaño de Senador.
En esa misma entrevista de 1973 dijo también "Israel controla el Senado Estadounidense... El 80% de los senadores apoyan completamente a Israel; y se obtiene todo lo que Israel quiere. La influencia de los judíos en la Cámara de Representares (N. del T. el equivalente al Congreso) es aun mayor."
They Dare to Speak Out, Paul Findley, p. 66.
Spiro Theodore Agnew. El Lobby Sionista en Estados Unidos
Vicepresidente de los EE.UU (1969-1973) bajo Richard Nixon.Renunció a la vicepresidencia el 10 de octubre de 1973 al no solicitar la apelación frente a los cargos de evasión de impuesto bajo su mandato como gobernador de Maryland.
"La gente que es dueña y controla los medios con impacto nacional son judíos, y junto a otros judíos, han ayudado a crear una desastrosa política de los EE.UU. en Oriente Medio. Todo lo que tiene que hacer es comprobar quien influencia en realidad en la toma de las decisiones políticas y quien es dueño de los medios de comunicación, y encontraras una mayor concentración de gente judía que la que encontrarías proporcionalmente entre la población. Por medios de impacto nacional me refiero a las principales agencias de noticias de cable, empresas de encuestas, a la revistas Time y Newsweek, y los periódicos New York Times, Washington Post, e International Herald Tribune. Por ejemplo, Mr. (William) Paley's de la CBS es judío. Mr. Julian Goodman, que dirige la NBC es judío; y también esta Leonard Goldenson en la cadena ABC. Mrs. Katherine Graham es la dueña del periódico Washington Post y Mr. Sulzberger del New Yor Times. ¡Todos son judios! Si sigue mirando en el escalafón..., no solo entre los propietarios, pero bajando a los puertos directivos y los de responsabilidad.... y descubrirá que entre su agresividad y sus invenciones, hoy en día dominan los medios de noticias. Y no solo los media, pero en las comunidades académicas, las comunidades financieras, en las fundaciones, en todo clase de puestos y servicios de "alta visibilidad" que involucran al publico, ahora tienen una tremenda voz.
En mi opinión nuestra política en Oriente Medio es desastrosa, por que ni siquiera esta en nuestra mano. No veo ninguna razón por la cual prácticamente la mitad de la ayuda internacional de los EE.UU. tiene que ir a Israel, excepto por la influencia del lobby Sionista. Pienso que el poder de los medios de comunicación de noticias esta en manos de poca gente... no es una cuestión bajo el control de los votantes, solo es una cuestión al capricho de la junta de directores."
900 Quotes By and About Jews. Compiled by Willie Martin
Peter Styvesant. Los judios y la genesis de Wall Street
"Los judios que han llegado querrían todos permanecer aquí, pero habiendo aprendido que ellos (con su acostumbrada usura y su engañoso comercio con los Cristianos) eran muy repugnantes para los magistrados inferiores, y también para la gente que tiene el mayor afecto por ustedes; el Diaconado teme también que, debido a su actual indigencia, se puedan convertir en una carga en el próximo verano. Por ello, en beneficio de este nuevo y en general débilmente desarrollado lugar, juzgamos útilrequerirles, en un modo amistoso, que partan; rezando seriamente en esta conexión por nosotros y también por la comunidad en general de vuestra merced , para que esa raza traicionera - estos odiados enemigos y blasfemadores del nombre de Cristo - nose les permita nuevamente infectar y traer problemas a esta nueva colonia.
(Carta a la Cámara de Ámsterdam de la Compañía de las Indias Occidentales, desde New Amsterdam, 22 de septiembre de 1654)
Los primeros judíos llegaron a América pese a la prohibición del Gobernador de Nueva Ámsterdam, Peter Stuyvesant. Como es sabido, el territorio sobre el que se iba a edificar la actual Nueva York fue inicialmente colonizado por los holandeses, queconcedieron la explotación de aquellas tierras a la "Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales". Como varios de los dirigentes de tan poderosa empresa eran precisamente judíos, la prohibición del Gobernador quedó soslayada de mil manerasdiferentes hasta convertirse en letra muerta. Stuyvesant debió aceptar el hecho consumado de la presencia de aquélla nueva comunidad, que se dedicaba al comercio con los indios, a los que incluso vendía armas -pese a la severa prohibición existente-, pero que, sobre todo, se ocupaba en prestar dinero a los colonos holandeses. No obstante, deseoso de controlar al máximo las actividades de los recién llegados, el Gobernador les obligó a vivir separados de los colonos y de los indios, confinando sus residencias a la Isla de Mannhattan. Aún más, para asegurarse de que la separación era efectiva, Stuyvesant hizo construir una pared ante las casas de los judíos; la calle así formada se llamó "Calle de la Pared", o, en inglés, WALL STREET, y así continúa llamándose en la actualidad.
J. Bochaca. El Enigma Capitalista
FUENTE
Sede de JP Morgan Chase, feudo de los Rockefeller
(De Boltxe): Con una población de alrededor de 7,35 millones de habitantes, Israel es el único Estado hebreo del mundo.
El lobby sionista que sostiene y legitima la existencia de Israel, no es un Estado en el lejano Medio Oriente, sino un sistema de poder económico planetario (el sistema capitalista) de bancos y corporaciones trasnacionales, con hebreos dominando la mayoría de los paquetes accionarios o hegemonizando las decisiones gerenciales, desde puestos directrices y ejecutivos.
Quien se tome el trabajo de investigar el nombre de los integrantes de los directorios o de los accionistas de la grandes corporaciones y bancos transnacionales estadounidenses y europeos que controlan desde el comercio exterior e interior hasta los sistemas económico productivos de los países, tanto centrales como “subdesarrollados” o “emergentes”, podrá fácilmente comprobar que (en una abrumante mayoría) son de origen judío.
Los directivos y accionistas de las primeras treinta megaempresas trasnacionales y bancos (las más grandes del mundo) que cotizan en el indice Dow Jones de Wall Street, son mayoritariamente de origen judío.
Megacorporaciones del capitalismo sin fronteras como Wal-Mart Stores, Walt Disney, Microsoft, Pfizer Inc, General Motors, Hewlett Packard, Home Depot, Honeywell, IBM, Intel Corporation, Johnson & Johnson, JP Morgan Chase, American International Group, American Express, AT & T, Boeing Co (armamentista), Caterpillar, Citigroup, Coca Cola, Dupont, Exxon Mobil (petrolera), General Electric, McDonalds, Merck & Co, Procter & Gamble, United Technologies, Verizon, son controladas y/o gerenciados por capitales y personas de origen judío.
Estas corporaciones representan la crema de la crema de los grandes consorcios trasnacionales judeo sionistas que, a través del lobby ejercido por las embajadas estadounidenses y europeas, dictan y condicionan la política mundial y el comportamiento de gobiernos, ejércitos, o instituciones mundiales oficiales o privadas.
Son los amos invisibles del planeta: los que manejan a los países y a presidentes por control remoto, como si fueran títeres de última generación.
Quien investigue con este mismo criterio, además, los medios de comunicación, la industria cultural o artística, cámaras empresariales, organizaciones sociales, fundaciones, organizaciones profesionales, ONGs, tanto en los países centrales como periféricos, se va a sorprender de la notable incidencia de personas de origen judío en sus más altos niveles de decisión.
Las tres principales cadenas televisivas de EEUU (CNN, ABC, NBC y Fox) , los tres principales diarios (The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post) están controlados y gerenciados (a través de paquetes accionarios o de familias) por grupos del lobby judío, principalmente neoyorquino.
Asimismo como las tres más influyentes revistas (Newsweek, Time y The New Yorker), y consorcios hegemónicos de Internet como Time-Warner (fusionado con América on Line) o Yahoo, están controlados por gerenciamiento y capital judío que opera a nivel de redes y conglomerados entrelazados con otras empresas.
Colosos del cine de Hollywood y del espectáculo como The Walt Disney Company, Warner Brothers, Columbia Pictures, Paramount, 20th Century Fox, entre otros, forman parte de esta red interactiva del capital sionista y imperialista.
La concentración del capital mundial en mega-grupos o mega-compañías controladas por el capital sionista, en una proporción aplastante, posibilita decisiones planetarias de todo tipo, en la economía, en la sociedad, en la vida política, en la cultura, etc., y representa el aspecto más definitorio de la globalización impuesta por el poder mundial del sistema capitalista imperial.
El objetivo central expansivo de este capitalismo sionista trasnacionalizado es el control y el dominio (por medio de las guerras de conquista o de “sistemas democráticos) de recursos naturales y sistemas económico – productivos, en un accionar que sus defensores y teóricos llaman “políticas de mercado”.
El capitalismo transnacional, a escala global, es el dueño de los estados y sus recursos y sistemas económico- productivos, no solamente del mundo dependiente, sino también de los países capitalistas centrales.
Por lo tanto los gobiernos dependientes y centrales son gerencias de enclave ( por izquierda o derecha) que con variantes discursivas ejecutan el mismo programa económico y las mismas líneas estratégicas de control político y social.
Este capitalismo transnacional “sin fronteras” del lobby sionista que sostiene al Estado de Israel se asienta en dos pilares fundamentales: la especulación financiera informatizada (con asiento territorial en Wall Street ) y la tecnología militar-industrial de última generación (cuya expresión máxima de desarrollo se concentra en el Complejo Militar Industrial de EEUU).
El lobby sionista internacional, sobre el cual se asientan los pilares existenciales del Estado de Israel, controla desde gobiernos, ejércitos, policías, estructuras económicos productivas, sistemas financieros, sistemas políticos, estructuras tecnológicas y científicas, estructuras socio-culturales, estructuras mediáticas internacionales, hasta el poder de policía mundial asentado sobre los arsenales nucleares, los complejos militares industriales y los aparatos de despliegue militar de EEUU y de las potencias centrales.
A ese poder, y no al Estado de Israel, es al que temen los presidentes, políticos, periodistas e intelectuales que callan o deforman a diario los genocidios de Israel en Medio Oriente temerosos de quedar sepultados de por vida bajo la lápida del “antisemitismo”.
B) El lobby imperial
El lobby sionista pro-israelí, la red del poder oculto que controla Casa Blanca, el Pentágono y la Reserva Federal no reza en las sinagogas sino en la Catedral de Wall Street. Un detalle a tener en cuenta, para no confundir la religión con el mito y el negocio.
Cuando se refieren al lobby sionista (al que llaman lobby pro-israelí) la mayoría de los expertos y analistas hablan de un grupo de funcionarios y tecnócratas, en cuyas manos está el diseño y la ejecución de la política militar norteamericana.
A este lobby de presión se le atribuye el objetivo estratégico permanente de imponer la agenda militar y los intereses políticos y geopolíticos del gobierno y el Estado de Israel en la política exterior de EEUU.
Como definición, el lobby pro-israelí es una gigantesca maquinaria de presión económica y política que opera simultáneamente en todos los estamentos del poder institucional estadounidense: Casa Blanca, Congreso, Pentágono, Departamento de Estado, CIA y agencias de la comunidad de inteligencia, entre los mas importantes.
Por medio de la utilización política de su poder financiero, de su estratégica posición en los centros de decisión, los grupos financieros del lobby ejercen influencia decisiva en la política interna y externa de EEUU, la primera potencia imperial, además de su papel dominante en la financiación de los partidos políticos, de los candidatos presidenciales y de los congresistas.
A nivel imperial, el poder financiero del lobby se expresa principalmente por medio de la Reserva Federal de EEUU, un organismo clave para la concentración y reproducción del capital especulativo a nivel planetario.
El corazón del lobby sionista estadounidense es el poderoso sector financiero de Wall Street que tiene directa implicancia y participación en el nombramiento de funcionarios claves del gobierno de EEUU y de los órganos de control de política monetaria e instituciones crediticias (nacional e internacional) con sede en Washington y Nueva York.
Los organismos económicos financieros internacionales como la OCDE, el Banco Mundial, el FMI, están bajo directo control de los bancos centrales y de los gobiernos de EEUU y de las potencias controladas por el lobby sionista internacional (Gran Bretaña, Alemania, Francia, Japón, entre las más relevantes).
Organizaciones y alianzas internacionales como la ONU, el Consejo de Seguridad y la OTAN están controlados por el eje sionista USA-Unión Europea cuyas potencias centrales son las que garantizan la impunidad de los exterminios militares de Israel en Medio Oriente, como sucedió con la última masacre de activistas solidarios con el pueblo de Gaza.
Las principales instituciones financieras del lobby (Goldman Sachs, Morgan Stanley, Lehman Brothers, etc) y los principales bancos (Citigroup, JP Morgan y Merrill Lynch, etc), influyen decisivamente para el nombramiento de los titulares de la Reserva Federal, el Tesoro, y la secretaría de Comercio, además de los directores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
C) El mito del “antisemitismo”
A este fenómeno de “poder capitalista mundial” judío, y no a Israel, es lo que temen los presidentes, políticos, periodistas, e intelectuales que evitan puntillosamente condenar o nombrar los periódicos genocidios militares de Israel en Gaza, repitiendo lo que ya hicieron durante la masacre israelí en Libano en el 2006.
La gran complicidad internacional con las masacres periódicas israelíes no se gestan por miedo al Estado de Israel sino por miedo a lo que representa el Estado de Israel.
No se trata de Israel, un Estado sionista más, sino del “Gran Israel”, la patria del judaísmo mundial (con territorio robado a los palestinos), de la cual todos los judíos del mundo se sienten sus hijos pródigos desperdigados por el mundo.
No se trata de Israel, sino de las poderosas organizaciones y comunidades judías mundiales que apoyaron en bloque el genocidio militar de Israel en Gaza, que utilizan su poder y “escala de prestigio” (construida mediante su victimización histórica con el Holocausto) para convertir en un leproso social al que se atreva criticar o a levantar la voz contra el exterminio militar israelí en Gaza.
Los gobiernos del mundo capitalista, los periodistas, intelectuales, organizaciones sindicales y sociales no le temen a Israel, sino a su lapidación social como “antisemita” (mote que se le otorga al que enfrenta y/o denuncia al sionismo judío).
No le temen al Estado de Israel, sino a los hijos de Israel camuflados en los grandes centros de decisión del poder mundial, sobre todo económicos-financieros y mediático-culturales.
Los políticos, intelectuales y periodistas del sistema no temen a Israel, sino que temen a los medios, organizaciones y empresas judías, y a su influencia sobre los gobiernos y procesos económicos-culturales del sistema sionista capitalista extendido por todos los países a escala planetaria.
En definitiva temen que las empresas, las universidades, las organizaciones y las fundaciones internacionales sionistas que financian y o promocionan sus ascensos y puestos en la maquinaria del sistema los declaren “antisemitas” y los dejen sin trabajo, sin vacaciones y sin jubilación.
Esa es la causa principal que explica porque los intelectuales, académicos y periodistas del sistema viven elucubrando sesudos análisis de la “realidad” política, económica y social sin la presencia de la palabra judío o del sistema capitalista que paga por sus servicios.
Si bien hay un grupo de intelectuales y de militantes judíos de izquierda (entre ellos Chomsky y Gelman, entre otros) que condenaron y protestaron contra el genocidio israelí en Gaza, la mayoría abrumante de las comunidades y organizaciones judías a escala planetaria apoyaron explícitamente la masacre de civiles en Gaza argumentando que se trataba de una “guerra contra el terrorismo”.
A pesar de que Israel no invadió ni perpetró un genocidio militar en Gaza con la religión judía, sino con aviones F-16, misiles, bombas de racimo, helicópteros Apache, tanques, artillería pesada, barcos, sistemas informatizados, y una estrategia y un plan de exterminio militar en gran escala, quien cuestione esa masacre es condenado por “antisemita” por el poder judío mundial distribuido por el mundo.
A pesar de que el lobby judío sionista que controla Israel, tanto como la Casa Blanca, el Tesoro y la Reserva Federal de EEUU no reza en las sinagogas sino en la Catedral de Wall Street, el que lo critique es tildado de inmediato como “antisemita” o “nazi” por las estructuras mediáticas y culturales controlados por el poder judío mundial.
Las campañas de denuncia de antisemitismo con las que Israel y las organizaciones judías buscan neutralizar a las criticas contra la masacre, abordan la cuestión como si el sionismo judío (sostén del estado de Israel) fuera una cuestión “racial” o religiosa, y no un sistema de dominio imperial que abarca interactivamente el plano económico, político, social y cultural, superando la cuestión de la raza o de las creencias religiosas.
El lobby sionista no controla el mundo con la religión: lo maneja con bancos, trasnacionales, hegemonía sobre los sistemas económicos-productivos, control sobre los recursos naturales, control de la red informativa y de manipulación mundial, y manejo de los valores sociales a través de la publicidad, la cultura y el consumo estandarizado y globalizado por los medios de comunicación.
En definitiva, el lobby judío no representa a ninguna sinagoga ni expresión racial, sino que es la estructura que maneja el poder mundial a través del control sobre los centros económicos-financieros y de decisión estratégica del sistema capitalista expandido como civilización “única”.
Antes que por la religión y la raza, el lobby sionista y sus redes se mueven por una ideología política funcional: el sionismo capitalista-imperial que antepone el mercado, la concentración de riqueza, la “política de negocios”, a cualquier filosofía que roce las nociones del “bien” o del “mal” entendidos dentro de parámetros sociales.
Entonces: ¿De qué hablan cuando hablan de “antisemitismo” o de “anti-judaismo religioso? ¿En que parámetros referenciales se basa la condición de “antisemita”? ¿Quién es antisemita? ¿Quién critica a los judíos por su religión o por su raza en las sociedades del mundo?
A lo sumo, a los judíos, como está probado en la realidad social de cualquier país, no se los critica por su religión o condición racial sino por su apego excesivo al status del dinero (también cultivado por otras colectividades) y a integrar estructuras o jerarquías de poder dentro de un sistema injusto de opresión y de explotación del hombre por el hombre, como es el sistema capitalista.
Salvo los grupos minoritarios de fanáticos y racistas que sólo se representan a sí mismos, en las sociedades (salvo el nazismo alemán y algunas excepciones) casi nunca hubo “persecución religiosa o racial” del judío, si no que hubo una asociación del judío con la “peor cara del capitalismo”, representada en el sistema económico-financiero especulativo.
En resumen:
El lobby sionista que protege al Estado de Israel (por “derecha” y por “izquierda) esta conformado por una estructura de estrategas y tecnócratas que operan las redes industriales, tecnológicas, militares, financieras y mediáticas del capitalismo trasnacional extendido por los cuatro puntos cardinales del planeta.
Sus redes se expresan a través de una multiplicidad de organizaciones dedicadas a promover el actual modelo global, entre las que se cuentan principalmente: The Hudson Institute, The RAND Corporation, The Brookings Institution, The Trilateral Commission, The World Economic Forum, Aspen Institute, American Enterprise Institute, Deutsche Gesellschaft für Auswärtigen Politik, Bilderberg Group, Cato Institute, Tavestock institute, y el Carnegie Endowment for International Peace, entre otros.
Todos estos think tanks o “bancos de cerebros”, reúnen a los mejores tecnócratas, científicos y estudiosos en sus respectivos campos, egresados de los las universidades de EEUU, Europa y de todo el resto del mundo.
El lobby no responde solamente al Estado de Israel (como afirman los analistas de la “cara derechista” de los neocons) sino a un poder mundial sionista que es el dueño del Estado de Israel tanto como del Estado norteamericano, y del resto de los Estados con sus recursos naturales y sistemas económico-productivos.
El lobby no solamente está en la Casa Blanca sino que abarca todos los niveles de las operaciones del capitalismo a escala trasnacional, cuyo diseño estratégico está en la cabeza de los grandes charmans y ejecutivos de bancos y consorcios multinacionales que se sientan en el Consenso de Washington y se reparten el planeta como si fuera un pastel.
Ni la izquierda ni la derecha partidaria hablan de este poder “totalizado” por la sencilla razón de que ambas están fusionadas (a modo de alternativas falsamente enfrentadas) a los programas y estrategias del capitalismo trasnacional que controla el planeta.
Por lo tanto, y mientras no se articule un nuevo sistema de comprensión estratégica (una “tercera posición” revolucionaria del saber y el conocimiento) el poder mundial que controla el planeta seguirá perpetuándose en las falsas opciones de “izquierda” y “derecha”.
Y el lobby judío de “derecha” de los republicanos conservadores seguirá sucediendo al lobby judío “de izquierda” de los demócratas liberales en una continuidad estratégica de las mismas líneas rectoras del Imperio sionista mundial.
Y las masacres del Estado de Israel seguirán, como hasta ahora, impunes y protegidas por las estructuras del sistema de poder mundial sionista capitalista que lo considera como su “patria territorial”.
http://boltxe.info/?p=12502
El lobby sionista de EE.UU., Israel y Cía.
Sede de JP Morgan Chase, feudo de los Rockefeller
(De Boltxe): Con una población de alrededor de 7,35 millones de habitantes, Israel es el único Estado hebreo del mundo.
El lobby sionista que sostiene y legitima la existencia de Israel, no es un Estado en el lejano Medio Oriente, sino un sistema de poder económico planetario (el sistema capitalista) de bancos y corporaciones trasnacionales, con hebreos dominando la mayoría de los paquetes accionarios o hegemonizando las decisiones gerenciales, desde puestos directrices y ejecutivos.
Quien se tome el trabajo de investigar el nombre de los integrantes de los directorios o de los accionistas de la grandes corporaciones y bancos transnacionales estadounidenses y europeos que controlan desde el comercio exterior e interior hasta los sistemas económico productivos de los países, tanto centrales como “subdesarrollados” o “emergentes”, podrá fácilmente comprobar que (en una abrumante mayoría) son de origen judío.
Los directivos y accionistas de las primeras treinta megaempresas trasnacionales y bancos (las más grandes del mundo) que cotizan en el indice Dow Jones de Wall Street, son mayoritariamente de origen judío.
Megacorporaciones del capitalismo sin fronteras como Wal-Mart Stores, Walt Disney, Microsoft, Pfizer Inc, General Motors, Hewlett Packard, Home Depot, Honeywell, IBM, Intel Corporation, Johnson & Johnson, JP Morgan Chase, American International Group, American Express, AT & T, Boeing Co (armamentista), Caterpillar, Citigroup, Coca Cola, Dupont, Exxon Mobil (petrolera), General Electric, McDonalds, Merck & Co, Procter & Gamble, United Technologies, Verizon, son controladas y/o gerenciados por capitales y personas de origen judío.
Estas corporaciones representan la crema de la crema de los grandes consorcios trasnacionales judeo sionistas que, a través del lobby ejercido por las embajadas estadounidenses y europeas, dictan y condicionan la política mundial y el comportamiento de gobiernos, ejércitos, o instituciones mundiales oficiales o privadas.
Son los amos invisibles del planeta: los que manejan a los países y a presidentes por control remoto, como si fueran títeres de última generación.
Quien investigue con este mismo criterio, además, los medios de comunicación, la industria cultural o artística, cámaras empresariales, organizaciones sociales, fundaciones, organizaciones profesionales, ONGs, tanto en los países centrales como periféricos, se va a sorprender de la notable incidencia de personas de origen judío en sus más altos niveles de decisión.
Las tres principales cadenas televisivas de EEUU (CNN, ABC, NBC y Fox) , los tres principales diarios (The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post) están controlados y gerenciados (a través de paquetes accionarios o de familias) por grupos del lobby judío, principalmente neoyorquino.
Asimismo como las tres más influyentes revistas (Newsweek, Time y The New Yorker), y consorcios hegemónicos de Internet como Time-Warner (fusionado con América on Line) o Yahoo, están controlados por gerenciamiento y capital judío que opera a nivel de redes y conglomerados entrelazados con otras empresas.
Colosos del cine de Hollywood y del espectáculo como The Walt Disney Company, Warner Brothers, Columbia Pictures, Paramount, 20th Century Fox, entre otros, forman parte de esta red interactiva del capital sionista y imperialista.
La concentración del capital mundial en mega-grupos o mega-compañías controladas por el capital sionista, en una proporción aplastante, posibilita decisiones planetarias de todo tipo, en la economía, en la sociedad, en la vida política, en la cultura, etc., y representa el aspecto más definitorio de la globalización impuesta por el poder mundial del sistema capitalista imperial.
El objetivo central expansivo de este capitalismo sionista trasnacionalizado es el control y el dominio (por medio de las guerras de conquista o de “sistemas democráticos) de recursos naturales y sistemas económico – productivos, en un accionar que sus defensores y teóricos llaman “políticas de mercado”.
El capitalismo transnacional, a escala global, es el dueño de los estados y sus recursos y sistemas económico- productivos, no solamente del mundo dependiente, sino también de los países capitalistas centrales.
Por lo tanto los gobiernos dependientes y centrales son gerencias de enclave ( por izquierda o derecha) que con variantes discursivas ejecutan el mismo programa económico y las mismas líneas estratégicas de control político y social.
Este capitalismo transnacional “sin fronteras” del lobby sionista que sostiene al Estado de Israel se asienta en dos pilares fundamentales: la especulación financiera informatizada (con asiento territorial en Wall Street ) y la tecnología militar-industrial de última generación (cuya expresión máxima de desarrollo se concentra en el Complejo Militar Industrial de EEUU).
El lobby sionista internacional, sobre el cual se asientan los pilares existenciales del Estado de Israel, controla desde gobiernos, ejércitos, policías, estructuras económicos productivas, sistemas financieros, sistemas políticos, estructuras tecnológicas y científicas, estructuras socio-culturales, estructuras mediáticas internacionales, hasta el poder de policía mundial asentado sobre los arsenales nucleares, los complejos militares industriales y los aparatos de despliegue militar de EEUU y de las potencias centrales.
A ese poder, y no al Estado de Israel, es al que temen los presidentes, políticos, periodistas e intelectuales que callan o deforman a diario los genocidios de Israel en Medio Oriente temerosos de quedar sepultados de por vida bajo la lápida del “antisemitismo”.
B) El lobby imperial
El lobby sionista pro-israelí, la red del poder oculto que controla Casa Blanca, el Pentágono y la Reserva Federal no reza en las sinagogas sino en la Catedral de Wall Street. Un detalle a tener en cuenta, para no confundir la religión con el mito y el negocio.
Cuando se refieren al lobby sionista (al que llaman lobby pro-israelí) la mayoría de los expertos y analistas hablan de un grupo de funcionarios y tecnócratas, en cuyas manos está el diseño y la ejecución de la política militar norteamericana.
A este lobby de presión se le atribuye el objetivo estratégico permanente de imponer la agenda militar y los intereses políticos y geopolíticos del gobierno y el Estado de Israel en la política exterior de EEUU.
Como definición, el lobby pro-israelí es una gigantesca maquinaria de presión económica y política que opera simultáneamente en todos los estamentos del poder institucional estadounidense: Casa Blanca, Congreso, Pentágono, Departamento de Estado, CIA y agencias de la comunidad de inteligencia, entre los mas importantes.
Por medio de la utilización política de su poder financiero, de su estratégica posición en los centros de decisión, los grupos financieros del lobby ejercen influencia decisiva en la política interna y externa de EEUU, la primera potencia imperial, además de su papel dominante en la financiación de los partidos políticos, de los candidatos presidenciales y de los congresistas.
A nivel imperial, el poder financiero del lobby se expresa principalmente por medio de la Reserva Federal de EEUU, un organismo clave para la concentración y reproducción del capital especulativo a nivel planetario.
El corazón del lobby sionista estadounidense es el poderoso sector financiero de Wall Street que tiene directa implicancia y participación en el nombramiento de funcionarios claves del gobierno de EEUU y de los órganos de control de política monetaria e instituciones crediticias (nacional e internacional) con sede en Washington y Nueva York.
Los organismos económicos financieros internacionales como la OCDE, el Banco Mundial, el FMI, están bajo directo control de los bancos centrales y de los gobiernos de EEUU y de las potencias controladas por el lobby sionista internacional (Gran Bretaña, Alemania, Francia, Japón, entre las más relevantes).
Organizaciones y alianzas internacionales como la ONU, el Consejo de Seguridad y la OTAN están controlados por el eje sionista USA-Unión Europea cuyas potencias centrales son las que garantizan la impunidad de los exterminios militares de Israel en Medio Oriente, como sucedió con la última masacre de activistas solidarios con el pueblo de Gaza.
Las principales instituciones financieras del lobby (Goldman Sachs, Morgan Stanley, Lehman Brothers, etc) y los principales bancos (Citigroup, JP Morgan y Merrill Lynch, etc), influyen decisivamente para el nombramiento de los titulares de la Reserva Federal, el Tesoro, y la secretaría de Comercio, además de los directores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
C) El mito del “antisemitismo”
A este fenómeno de “poder capitalista mundial” judío, y no a Israel, es lo que temen los presidentes, políticos, periodistas, e intelectuales que evitan puntillosamente condenar o nombrar los periódicos genocidios militares de Israel en Gaza, repitiendo lo que ya hicieron durante la masacre israelí en Libano en el 2006.
La gran complicidad internacional con las masacres periódicas israelíes no se gestan por miedo al Estado de Israel sino por miedo a lo que representa el Estado de Israel.
No se trata de Israel, un Estado sionista más, sino del “Gran Israel”, la patria del judaísmo mundial (con territorio robado a los palestinos), de la cual todos los judíos del mundo se sienten sus hijos pródigos desperdigados por el mundo.
No se trata de Israel, sino de las poderosas organizaciones y comunidades judías mundiales que apoyaron en bloque el genocidio militar de Israel en Gaza, que utilizan su poder y “escala de prestigio” (construida mediante su victimización histórica con el Holocausto) para convertir en un leproso social al que se atreva criticar o a levantar la voz contra el exterminio militar israelí en Gaza.
Los gobiernos del mundo capitalista, los periodistas, intelectuales, organizaciones sindicales y sociales no le temen a Israel, sino a su lapidación social como “antisemita” (mote que se le otorga al que enfrenta y/o denuncia al sionismo judío).
No le temen al Estado de Israel, sino a los hijos de Israel camuflados en los grandes centros de decisión del poder mundial, sobre todo económicos-financieros y mediático-culturales.
Los políticos, intelectuales y periodistas del sistema no temen a Israel, sino que temen a los medios, organizaciones y empresas judías, y a su influencia sobre los gobiernos y procesos económicos-culturales del sistema sionista capitalista extendido por todos los países a escala planetaria.
En definitiva temen que las empresas, las universidades, las organizaciones y las fundaciones internacionales sionistas que financian y o promocionan sus ascensos y puestos en la maquinaria del sistema los declaren “antisemitas” y los dejen sin trabajo, sin vacaciones y sin jubilación.
Esa es la causa principal que explica porque los intelectuales, académicos y periodistas del sistema viven elucubrando sesudos análisis de la “realidad” política, económica y social sin la presencia de la palabra judío o del sistema capitalista que paga por sus servicios.
Si bien hay un grupo de intelectuales y de militantes judíos de izquierda (entre ellos Chomsky y Gelman, entre otros) que condenaron y protestaron contra el genocidio israelí en Gaza, la mayoría abrumante de las comunidades y organizaciones judías a escala planetaria apoyaron explícitamente la masacre de civiles en Gaza argumentando que se trataba de una “guerra contra el terrorismo”.
A pesar de que Israel no invadió ni perpetró un genocidio militar en Gaza con la religión judía, sino con aviones F-16, misiles, bombas de racimo, helicópteros Apache, tanques, artillería pesada, barcos, sistemas informatizados, y una estrategia y un plan de exterminio militar en gran escala, quien cuestione esa masacre es condenado por “antisemita” por el poder judío mundial distribuido por el mundo.
A pesar de que el lobby judío sionista que controla Israel, tanto como la Casa Blanca, el Tesoro y la Reserva Federal de EEUU no reza en las sinagogas sino en la Catedral de Wall Street, el que lo critique es tildado de inmediato como “antisemita” o “nazi” por las estructuras mediáticas y culturales controlados por el poder judío mundial.
Las campañas de denuncia de antisemitismo con las que Israel y las organizaciones judías buscan neutralizar a las criticas contra la masacre, abordan la cuestión como si el sionismo judío (sostén del estado de Israel) fuera una cuestión “racial” o religiosa, y no un sistema de dominio imperial que abarca interactivamente el plano económico, político, social y cultural, superando la cuestión de la raza o de las creencias religiosas.
El lobby sionista no controla el mundo con la religión: lo maneja con bancos, trasnacionales, hegemonía sobre los sistemas económicos-productivos, control sobre los recursos naturales, control de la red informativa y de manipulación mundial, y manejo de los valores sociales a través de la publicidad, la cultura y el consumo estandarizado y globalizado por los medios de comunicación.
En definitiva, el lobby judío no representa a ninguna sinagoga ni expresión racial, sino que es la estructura que maneja el poder mundial a través del control sobre los centros económicos-financieros y de decisión estratégica del sistema capitalista expandido como civilización “única”.
Antes que por la religión y la raza, el lobby sionista y sus redes se mueven por una ideología política funcional: el sionismo capitalista-imperial que antepone el mercado, la concentración de riqueza, la “política de negocios”, a cualquier filosofía que roce las nociones del “bien” o del “mal” entendidos dentro de parámetros sociales.
Entonces: ¿De qué hablan cuando hablan de “antisemitismo” o de “anti-judaismo religioso? ¿En que parámetros referenciales se basa la condición de “antisemita”? ¿Quién es antisemita? ¿Quién critica a los judíos por su religión o por su raza en las sociedades del mundo?
A lo sumo, a los judíos, como está probado en la realidad social de cualquier país, no se los critica por su religión o condición racial sino por su apego excesivo al status del dinero (también cultivado por otras colectividades) y a integrar estructuras o jerarquías de poder dentro de un sistema injusto de opresión y de explotación del hombre por el hombre, como es el sistema capitalista.
Salvo los grupos minoritarios de fanáticos y racistas que sólo se representan a sí mismos, en las sociedades (salvo el nazismo alemán y algunas excepciones) casi nunca hubo “persecución religiosa o racial” del judío, si no que hubo una asociación del judío con la “peor cara del capitalismo”, representada en el sistema económico-financiero especulativo.
El lobby sionista que protege al Estado de Israel (por “derecha” y por “izquierda) esta conformado por una estructura de estrategas y tecnócratas que operan las redes industriales, tecnológicas, militares, financieras y mediáticas del capitalismo trasnacional extendido por los cuatro puntos cardinales del planeta.
Sus redes se expresan a través de una multiplicidad de organizaciones dedicadas a promover el actual modelo global, entre las que se cuentan principalmente: The Hudson Institute, The RAND Corporation, The Brookings Institution, The Trilateral Commission, The World Economic Forum, Aspen Institute, American Enterprise Institute, Deutsche Gesellschaft für Auswärtigen Politik, Bilderberg Group, Cato Institute, Tavestock institute, y el Carnegie Endowment for International Peace, entre otros.
Todos estos think tanks o “bancos de cerebros”, reúnen a los mejores tecnócratas, científicos y estudiosos en sus respectivos campos, egresados de los las universidades de EEUU, Europa y de todo el resto del mundo.
El lobby no responde solamente al Estado de Israel (como afirman los analistas de la “cara derechista” de los neocons) sino a un poder mundial sionista que es el dueño del Estado de Israel tanto como del Estado norteamericano, y del resto de los Estados con sus recursos naturales y sistemas económico-productivos.
El lobby no solamente está en la Casa Blanca sino que abarca todos los niveles de las operaciones del capitalismo a escala trasnacional, cuyo diseño estratégico está en la cabeza de los grandes charmans y ejecutivos de bancos y consorcios multinacionales que se sientan en el Consenso de Washington y se reparten el planeta como si fuera un pastel.
Ni la izquierda ni la derecha partidaria hablan de este poder “totalizado” por la sencilla razón de que ambas están fusionadas (a modo de alternativas falsamente enfrentadas) a los programas y estrategias del capitalismo trasnacional que controla el planeta.
Por lo tanto, y mientras no se articule un nuevo sistema de comprensión estratégica (una “tercera posición” revolucionaria del saber y el conocimiento) el poder mundial que controla el planeta seguirá perpetuándose en las falsas opciones de “izquierda” y “derecha”.
Y el lobby judío de “derecha” de los republicanos conservadores seguirá sucediendo al lobby judío “de izquierda” de los demócratas liberales en una continuidad estratégica de las mismas líneas rectoras del Imperio sionista mundial.
Y las masacres del Estado de Israel seguirán, como hasta ahora, impunes y protegidas por las estructuras del sistema de poder mundial sionista capitalista que lo considera como su “patria territorial”.
http://boltxe.info/?p=12502
No hay comentarios:
Publicar un comentario