Geopolítica
Lunes 10 de Octubre del 2011
Geopolítica y multipolaridad. Una visión suramericana.
Lunes 10 de Octubre del 2011
Geopolítica y multipolaridad. Una visión suramericana.
Por Alberto Buela*
Nota: Este trabajo es parte de una videoconferencia que se dictó para el Departamento de Sociología de las Relaciones Internacionales de la universidad Estatal de Moscú. El video está disponible tanto en Castellano como en ruso.
Videos: castellano -
De la fantasía unipolar al multipolarismo. La “Nueva Estrategia Suramericana” como emergencia de un espacio postergado.
Con la implosión de la Unión Soviética en 1991, el hecho político más significativo de la segunda mitad de siglo XX, termina la bipolaridad que enfrentó por más de cuatro decenios a soviéticos y estadounidenses. Analistas y pensadores imaginaron el tránsito hacia un “mundo unipolar” dominado por Estados Unidos, donde su supremacía se vería asegurada por la presencia de una extensa red global de dispositivos estratégicos. Sin embargo apenas comenzado el nuevo milenio el paradigma unipolar entró en crisis, permitiendo revisar los postulados estratégicos y geopolíticos que pretendieron asegurar el “fin de la historia” y la perpetuación de la hegemonía atlantista, permitiendo esto la actualización ideológica, geopolítica y estratégica de un nuevo nomos, es decir, de una nueva repartición de la tierra. Y es en este sentido en el que hablamos de multipolaridad, como aquella concepción geopolítica que da por tierra con la idea del mundo como universo, ya que, como lo sostenía Carl Schmitt, el mundo es un “pluriverso”.
Suramérica, espacio desde donde nosotros nos preguntamos por el mundo y sus problemas, debe constituir un polo – o gran espacio – desde el cual invocar su destino, proteger sus objetivos estratégicos primarios y hacer frente a los desafíos de este tiempo y de sus enemigos. Es en este sentido que gran parte de los últimos años los dediqué a la elaboración de lo que dimos a llamar “Nueva estrategia suramericana”, de la que tanto yo como todos los integrantes del Grupo Disenso estamos confiamos será la conclusión de nuestro anhelo de Patria Grande y también nuestro aporte como americanos en el establecimiento de un mundo multipolar.
La Teoría del Rombo
Nosotros, en tanto metapolíticos, hemos elaborado la “teoría del rombo” que en sustancia consiste en vincular geopolíticamente a las ciudades de Buenos Aires, Lima, Caracas y Brasilia, vinculación de la que resulta un rombo irregular. Lo primero a destacar de esta operación es la constitución de un espacio bioceánico con salidas tanto al Pacífico como al Atlántico y la disposición de un hartland encerrado y protegido por las líneas estratégicas que unen los distintos vértices del rombo.
La participación argentina en ese hartland, según hemos propuesto, se debe realizar a través del eje Salta-Santa Cruz de la Sierra, porque la estrategia del Estado brasileño nos veta e impide nuestro acceso fluvial a través del Paraná-Paraguay-Guaporé. Además de contar con la renuente y esquiva participación del Paraguay, que resulta un jugador meramente comercial.
Pero claro está, ella es nuestra geoestrategia suramericana a la que se opone Estados Unidos en sus carácter de potencia hegemónica del continente americano, que con el Plan Colombia instaló sus marines a un tiro de piedra del Amazonas, presionando sobre la línea Lima-Caracas. Por otra parte, al situar dentro de sus intereses estratégicos a la Triple Frontera (Argentina-Brasil-Paraguay), Estados Unidos interviene directamente sobre el acuífero guaraní y presiona sobre la línea Buenos Aires-Brasilia. Con la instalación de la base en el Chaco paraguayo, documentadamente denunciada por el politólogo e investigador argentino Carlos Pereyra Mele, obstaculiza la línea Buenos Aires-Lima y presiona directamente en este caso sobre el corredor estratégico Corumbá-Santa Cruz- Puerto de Trinidad.
Como pude apreciarse, de este hipotético rombo queda solo un eje, Brasilia-Caracas, sin presión directa de los Estados Unidos, del cual puede esperarse operaciones tanto desde Guyana como de Surinam, protectorados coloniales simuladamente independientes.
Hoy el mundo aún está siguiendo los dictados de Estados Unidos como potencia talasocrática mundial. Sus criterios ideológicos e imperativos estratégicos son continuamente alentados tanto en las cancillerías europeas como sudcentroamericanas para intervenir en el mundo. Así es como abunda el apoyo a gobiernos de corte socialdemócrata y derecho humanista, mientras la OTAN – Estados Unidos a la cabeza - se reserva los criterios geoestratégicos de “combatir al fundamentalismo islámico” y, al mismo tiempo, permitir la creación de la república musulmana de Kosovo, es decir, en el hartland europeo.
Hoy la construcción de un ordenamiento multipolar es una necesidad geopolítica primaria para la conservación del orden político interestatal, así como ayer lo fue la soberanía para el Estado. Por supuesto, la compra de conciencias es el negocio político más redituable de los próximos cincuenta años. Su objetivo es la estandarización de los pueblos, la homogenización a través de un solo patrón - la democracia liberal o la social democracia -, y la consolidación de un pensamiento único y políticamente correcto. Igualmente contamos con la rebelión de los pueblos. Porque los hombres se suicidan y los pueblos no. Buscan ellos permanecer en su ser.
* Doctor en filosofía, ensayista y director de Disenso.
Nota: Este trabajo es parte de una videoconferencia que se dictó para el Departamento de Sociología de las Relaciones Internacionales de la universidad Estatal de Moscú. El video está disponible tanto en Castellano como en ruso.
Videos: castellano -
De la fantasía unipolar al multipolarismo. La “Nueva Estrategia Suramericana” como emergencia de un espacio postergado.
Con la implosión de la Unión Soviética en 1991, el hecho político más significativo de la segunda mitad de siglo XX, termina la bipolaridad que enfrentó por más de cuatro decenios a soviéticos y estadounidenses. Analistas y pensadores imaginaron el tránsito hacia un “mundo unipolar” dominado por Estados Unidos, donde su supremacía se vería asegurada por la presencia de una extensa red global de dispositivos estratégicos. Sin embargo apenas comenzado el nuevo milenio el paradigma unipolar entró en crisis, permitiendo revisar los postulados estratégicos y geopolíticos que pretendieron asegurar el “fin de la historia” y la perpetuación de la hegemonía atlantista, permitiendo esto la actualización ideológica, geopolítica y estratégica de un nuevo nomos, es decir, de una nueva repartición de la tierra. Y es en este sentido en el que hablamos de multipolaridad, como aquella concepción geopolítica que da por tierra con la idea del mundo como universo, ya que, como lo sostenía Carl Schmitt, el mundo es un “pluriverso”.
Suramérica, espacio desde donde nosotros nos preguntamos por el mundo y sus problemas, debe constituir un polo – o gran espacio – desde el cual invocar su destino, proteger sus objetivos estratégicos primarios y hacer frente a los desafíos de este tiempo y de sus enemigos. Es en este sentido que gran parte de los últimos años los dediqué a la elaboración de lo que dimos a llamar “Nueva estrategia suramericana”, de la que tanto yo como todos los integrantes del Grupo Disenso estamos confiamos será la conclusión de nuestro anhelo de Patria Grande y también nuestro aporte como americanos en el establecimiento de un mundo multipolar.
La Teoría del Rombo
Nosotros, en tanto metapolíticos, hemos elaborado la “teoría del rombo” que en sustancia consiste en vincular geopolíticamente a las ciudades de Buenos Aires, Lima, Caracas y Brasilia, vinculación de la que resulta un rombo irregular. Lo primero a destacar de esta operación es la constitución de un espacio bioceánico con salidas tanto al Pacífico como al Atlántico y la disposición de un hartland encerrado y protegido por las líneas estratégicas que unen los distintos vértices del rombo.
La participación argentina en ese hartland, según hemos propuesto, se debe realizar a través del eje Salta-Santa Cruz de la Sierra, porque la estrategia del Estado brasileño nos veta e impide nuestro acceso fluvial a través del Paraná-Paraguay-Guaporé. Además de contar con la renuente y esquiva participación del Paraguay, que resulta un jugador meramente comercial.
Pero claro está, ella es nuestra geoestrategia suramericana a la que se opone Estados Unidos en sus carácter de potencia hegemónica del continente americano, que con el Plan Colombia instaló sus marines a un tiro de piedra del Amazonas, presionando sobre la línea Lima-Caracas. Por otra parte, al situar dentro de sus intereses estratégicos a la Triple Frontera (Argentina-Brasil-Paraguay), Estados Unidos interviene directamente sobre el acuífero guaraní y presiona sobre la línea Buenos Aires-Brasilia. Con la instalación de la base en el Chaco paraguayo, documentadamente denunciada por el politólogo e investigador argentino Carlos Pereyra Mele, obstaculiza la línea Buenos Aires-Lima y presiona directamente en este caso sobre el corredor estratégico Corumbá-Santa Cruz- Puerto de Trinidad.
Como pude apreciarse, de este hipotético rombo queda solo un eje, Brasilia-Caracas, sin presión directa de los Estados Unidos, del cual puede esperarse operaciones tanto desde Guyana como de Surinam, protectorados coloniales simuladamente independientes.
Hoy el mundo aún está siguiendo los dictados de Estados Unidos como potencia talasocrática mundial. Sus criterios ideológicos e imperativos estratégicos son continuamente alentados tanto en las cancillerías europeas como sudcentroamericanas para intervenir en el mundo. Así es como abunda el apoyo a gobiernos de corte socialdemócrata y derecho humanista, mientras la OTAN – Estados Unidos a la cabeza - se reserva los criterios geoestratégicos de “combatir al fundamentalismo islámico” y, al mismo tiempo, permitir la creación de la república musulmana de Kosovo, es decir, en el hartland europeo.
Hoy la construcción de un ordenamiento multipolar es una necesidad geopolítica primaria para la conservación del orden político interestatal, así como ayer lo fue la soberanía para el Estado. Por supuesto, la compra de conciencias es el negocio político más redituable de los próximos cincuenta años. Su objetivo es la estandarización de los pueblos, la homogenización a través de un solo patrón - la democracia liberal o la social democracia -, y la consolidación de un pensamiento único y políticamente correcto. Igualmente contamos con la rebelión de los pueblos. Porque los hombres se suicidan y los pueblos no. Buscan ellos permanecer en su ser.
* Doctor en filosofía, ensayista y director de Disenso.
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