by Nicole Schuster
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Global Research, September 28, 2011
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Occidente quiere hacernos creer que su apoyo a las fuerzas “rebeldes” de Libia y el lanzamiento por parte de la OTAN de las ofensivas de bombardeo en Libia se realizaron para precipitar la caída del “dictador” Muamar Gaddafi e “instaurar la democracia”, que la gente tanto reclamaría en este país. Lo que occidente no quiere que sepamos, es que la creación del caos y la destrucción en este país han sido preparadas desde hace más de una década por el Pentágono.
Pese al discurso cínico difundido por los gobiernos occidentales para justificar sus intervenciones militares, las guerras que se están librando en Medio oriente y en el norte de África ponen al descubierto la estrategia del Imperio y las apuestas geoestratégicas, económicas e ideológicas que esas ofensivas significan para occidente. Aparece con claridad que, dentro de la política neocolonial de occidente, Libia es sólo una etapa de un plan de reconfiguración que afecta directamente a los países poseedores de recursos naturales, los cuales son indispensables a la reproducción del modelo capitalista. Por lo tanto, la participación directa de la OTAN en los conflictos árabes - y particularmente en Libia - no tiene nada de espontáneo ni altruista.
LA GEOPOLÍTICA DEL ESTADO DE GUERRA PERMANENTE
En su artículo titulado “Une “guerre humanitaire” contre la Syrie?”, Michel Chossudovsky(1) cita al General Wesley Clark, quien reveló que en el 2001 existía ya un plan elaborado por el Pentágono para derrocar en el espacio de cinco años a los gobiernos de Irak, Líbano, Libia, Irán, Siria, Somalia y Sudan. Clark confirmaba con ello la determinación de Washington de realizar una guerra total en Medio Oriente, Asia y África, a fin de “reorganizar” esas regiones en función a los intereses estadounidenses. En realidad, esos planes no datan del año 2001, puesto que habían sido urdidos desde los tiempos en que gobernaba Bush padre. Pero es en 1997, a través de la creación de un centro de reflexión (think-tank) llamado “Proyecto para un Nuevo Siglo Americano” (PNAC- Project for a New American Century), que se precisaron la visión imperialista de Estados Unidos y su consecuente política de control de los países productores de energía(2). Del documento publicado en el 2000 por la PNAC y titulado “Rebuilding America’s defensas. Strategy, Forces and Resources for a New Century”, sobresale la pretensión de Estados Unidos de fomentar la paz y hacerse el garante de la seguridad en las regiones ricas en hidrocarburos y en el mundo en general. El informe, preparado por un equipo cuyos miembros neoconservadores ocuparán luego puestos clave en el gobierno de Bush hijo, pone de relieve el rol de las fuerzas armadas y prevé su eventual involucramiento en varios teatros de guerra(3). Asimismo, se establece de forma clara la articulación entre el sector comercial y el sector militar, lo cual no tiene nada de sorprendente si consideramos que, para la democracia occidental, la extensión de sus mercados, ergo la imposición del modelo económico neoliberal, es un instrumento de dominación.
Gracias a Bush junior y su equipo de halcones neoliberales, los objetivos estratégicos elaborados por el PNAC, y que se plasman en la realidad en el “proyecto para un Gran Medio Oriente”(4), se iniciaron a partir de 2001. El detonador, que permitió a Bush y sus acólitos entablar la serie de conflictos que estamos todavía sufriendo, fue el rechazo de los talibanes en cuanto a la construcción por la empresa petrolífera estadounidense UNOCAL de un oleoducto que pasaría a través de Afganistán. El derrumbe de las torres gemelas fue sólo un pretexto que permitió invadir el país afgano e imponer un gobierno títere. No es entonces una casualidad que Kharzai, el representante de UNOCAL en las negociaciones con los talibanes que tuvieron lugar en la década de los noventa, aterrice a la cabeza de este gobierno(5). La posterior invasión en Irak permitió a Estados Unidos reorganizar la producción y comercialización del petróleo y gas, y promover el desmantelamiento de la economía local a través de la implantación de transnacionales occidentales.
Como vemos, la guerra en Libia y la que, muy probablemente está por venir en Siria, se sitúan en la línea de la vasta reestructuración geopolítica elaborada desde el PNAC. El único cambio que sufrió este plan de dominación reside en un detalle de orden cronológico. Como lo nota Michel Chossudovsky: que la “primavera árabe” no haya llegado antes se debe a un retraso técnico provocado por la victoria de Hezbollah sobre Israel en el 2006(6).
LA “PRIMAVERA ÁRABE” Y EL NEGOCIO DE LA GUERRA
En esos momentos en que la ideología occidental predomina, las reglas del mercado son definidas por grupos de poder neoliberales que ejercen una fuerte presión sobre los gobiernos. Entre ellos, encontramos a la industria financiera, bancaria, la industria de guerra, la farmacéutica y la de los transgénicos, para citar sólo algunas. Todas las guerras libradas en el nombre de la democracia, y por lo tanto del mercado, tienen por único objetivo la satisfacción de los intereses de la elite neoliberal y la fomentación de una reserva infinita de trabajadores dispuestos a labrar por un salario bajo. La situación actual de guerras en África ha puesto claramente al descubierto que la política exterior de occidente es regida por la lógica de las ganancias, y que los teatros bélicos son la expresión perfecta de un mercado político donde reina la ley del costo-beneficio.
En efecto, el estallido de las revoluciones dizque “espontáneas”, a las que Occidente definió con el eufemismo romántico de “primavera árabe”, benefició en primer lugar a los bancos occidentales. Apenas desencadenado el proceso de revueltas en los países árabes, la Unión europea y Estados Unidos procedieron a la congelación de los fondos tunecinos y egipcios(7), y se encargaron de reemplazar los gobiernos “antidemocráticos” y “dictatoriales” de esos dos países con nuevos equipos que sean favorables a Occidente.
Libia, en tanto como uno de los países más ricos de África, conoció la misma suerte y se confiscaron aproximadamente 70 billones de dólares provenientes de la Libyan Investment Authority (LIA), un fondo constituido por los ingresos provenientes de los recursos petroleros(8). El día de hoy, este banco ha sido simplemente transformado en una filial del Banco HSBC de Londres y del Goldman Sachs de Nueva York mientras que el FMI está ofreciendo préstamos al nuevo gobierno de Libia para “ayudar” en la reconstrucción del país(9). Como se podrá apreciar, el negocio es provechoso, pues Occidente se apoderó de más de un centenar de billones que los países de África tendrán eventualmente que recomprar al FMI a través de préstamos. Es probable que la operación de desestabilización en Siria(10) se revele igualmente muy rentable en esos momentos de crisis financiera que Occidente está sufriendo.
Asimismo, en cuanto se iniciaron los “bombardeos humanitarios” en Libia, uno de los primeros objetivos de la OTAN y Francia fue de asegurar los pozos petrolíferos en beneficio de las transnacionales occidentales. Este país dispone de la mayor reserva de gas y de petróleo en África, de una calidad superior, y con un costo de extracción mínimo(11). A la fecha, las transnacionales originarias de Estados Unidos, Italia, Francia, Gran Bretaña, España, Alemana, entre otras, se están disputando las licencias de explotación y comercialización de los recursos petrolíferos y de gas libios(12).
Otra industria que se regocijó con la guerra en Libia fue la del armamento, tal como lo muestra Myret Zaki en el periódico suizo Bilan(13). La declaración de la «no-flying zone» y el despliegue de la aviación de guerra occidental en los cielos libios constituyeron una publicidad inmensa para empresas como Dassault Aviation SA, la cual mantiene estrechos lazos con el Presidente Sarkozy(14). Es así que Dassault pudo presentar las ventajas de sus aviones de caza, los Rafales. Por su parte, la empresa Lockheed Martin exhibió el F-16 Fighting Falcon, el cual compitió con el F/A-18 E/F Super Hornet de Boeing, así como con el Eurofighter Typhoon del grupo Eurofighter (un consortium de compañías europeas de origen británico, alemán, italiano y español)(15). Este despliegue de armamento bélico en el cielo libio fue estudiado de cerca por países como la India, el Japón, Omán, Qatar, Koweit, Arabía Saudita y Suiza, entre otros, que están esperando el desenlace del conflicto para decidir qué marca comprar(16).
Y la cereza en el pastel la constituye el glorioso retorno de la empresa Kellog Brown & Root (KBR), la subsidiaria de Halliburton ligada a los neoconservadores de la época de Bush Junior. KBR se encargará de nada menos que de la reconstrucción de los acueductos e infraestructuras bombardeados por la OTAN en Libia(17). Es decir que Estados Unidos, presidido por un demócrata Nobel de la paz, ha fomentado una guerra para que las empresas lideradas por notorios republicanos y cuestionadas por sus acciones(18) regresen con todos los honores en un país destruido en el nombre de la democracia neoliberal.
LOS PROCESOS DE COLONIZACIÓN ECONÓMICOS, SOCIALES E IDEOLÓGICOS EN LA ÉPOCA POS-OPERACIONES MILITARES
Es evidente que, en un mundo donde una élite se vuelve siempre más rapaz y explotadora, la opresión de las poblaciones sólo se puede lograr en base a la desagregación social, material y cultural de éstas. Las guerras tienen este objetivo. Preparan el terreno para que, a través de la devastación material de un país, se descomponga también el tejido social y cultural de su sociedad, y se instaure el modelo neoliberal que muchos rechazan.
Ello se efectúa siguiendo una serie de etapas estratégicamente planeadas por occidente. En primer lugar, las ofensivas militares, mediante principalmente operaciones de bombardeo, contribuyen en destruir el hábitat de la mayor parte de la población. Ello provoca la dislocación de la población, puesto que gran parte de ella se encuentra reducida a abandonar sus viviendas destruidas por los bombardeos y a reubicarse en barrios populares, que, con la guerra, han sufrido un proceso de extensión y pauperización intenso. Con el tiempo, esta gente logra reconstruir su vida, pese a que el desmembramiento de la economía tradicional había generado una ruptura traumatizante para con su entorno anterior. Pero ello significa grandes sacrificios, ya que el reforzamiento de la informalización de numerosos sectores obliga a la mayor parte de la población desplazada a resignarse a aceptar trabajos temporales mal pagados.
Una vez que se llega a este punto, Occidente, asistido de las cúpulas espurias que instalan a la cabeza de esos países, despliega toda su capacidad de alienación e ideologización para que esta gente, alojada en tugurios, no logre organizarse, ya que este tipo de hábitat siempre ha demostrado ser un eventual foco de rebelión(19). Así que, a fin de evitar el surgimiento de movimientos sociales que la desigualdad podría originar, y de incitar a las poblaciones invadidas a olvidarse de los principios de clase que hacían de ella un conjunto solidario con una conciencia política y un espíritu crítico, se le dará a la población, a través de préstamos usureros, la facilidad de acceder a bienes de consumo occidentales. De esa manera, esos nuevos consumidores tendrán la impresión de poder descubrir la felicidad y de pertenecer al mundo globalizado, una creencia que se reforzará con su participación en las redes sociales virtuales occidentales. Y todo estará bien en el mejor de los mundos, como decía Voltaire.
En realidad, como se desprende de lo anterior, la difusión de los valores neoliberales, que se realice a través de tratados de comercio pacíficos o de guerras, busca convertir la población mundial en una masa de consumidores dividida e individualista, manipulada a través de la publicidad por las industrias de producción de bienes de consumo occidentales. Se inculca a la gente que la felicidad se basa en la ideología del consumo, mientras que ésta sólo apunta a invadir todos los aspectos de la vida e instigar a los individuos a hipotecar su existencia a través de un endeudamiento creciente para que pierdan la capacidad de decidir soberanamente sobre cualquier esfera de su vida(20). Como vemos, este proceso que se lleva a cabo en los países emergentes (y siempre más en occidente), se realiza dentro de un marco de reproducción social de la pobreza, de la promoción del individualismo, la represión y de un vasto programa de alienación que desemboca en un estado de abulia mental.
CONCLUSIÓN Las guerras en Medio Oriente, en África del norte y las artimañas de Occidente en Siria(21) demuestran que el neoliberalismo se encuentra en una etapa en que el belicismo neocolonial es un aspecto central de su proceso de acumulación mundial y de dominación geopolítica. Además, este cuadro constante de conflictos bélicos necesita de mecanismos siempre más sofisticados y tortuosos a fin que la gente lo acepte como una fatalidad. Para satisfacer sus intereses, occidente no duda en justificar sus guerras mintiendo inescrupulosamente y manteniendo a la población mundial en un estado de miedo permanente. Con gobernantes de esta calaña, y en tiempos de crisis económica y financiera como la que azota al mundo occidental, ningún país en el mundo está a salvo de las políticas depredadoras de Washington y de sus lacayos. Esos mismos países han acumulado una deuda colosal que demuestra la poca competencia de sus sistemas y de sus dirigentes y su clara sumisión a otros intereses que los de la población, que pretenden representar. Y sin embargo, se permiten erigirse en moralizadores y asesores de países emergentes que han logrado acumular un sólido activo y realizar una mejor repartición de las riquezas públicas, como fue el caso de Libia. Porque, aun si Gaddafi fue un “dictador”, nadie le puede restar el mérito de haber dado a su pueblo una dignidad que no existe en muchos países árabes. Asimismo, logró reformas sociales que ya ni existen en Occidente y menos aun en países como Qatar, Bahrein, Arabia Saudita, etc., que son “grandes amigos” de occidente. El impresionante proyecto de irrigación que Gaddafi realizó para llevar agua a las zonas desérticas de su país (y que la OTAN destruyó parcialmente(22)) es un desafío a los países occidentales, sobre todo cuando se considera que occidente se las ingenia en privatizar el agua, lo que beneficia principalmente a sus transnacionales.
Como vemos, este proceso de guerra, organizado por varios gobiernos occidentales, tiene por objeto el reforzamiento del poder de la élite que nos gobierna a nivel mundial y de la élite emergente de los países títeres, que responde a los intereses de esas potencias.
Notas de pie: (1) Michel Chossudovsky. Une “guerre humanitaire” contre la Syrie? L’escalade militaire: vers une guerre élargie au Moyen-Orient et en Asie centrale ? en http://www.mondialisation.ca/index.php?context=va&aid=26064
(2) Sobre la geopolítica del petroleo, ver Economie et géopolitique du pétrole. Points de vue du Sud. Editions l’Harmattan. Paris. 2003.
(3) Ver P.IV Rebuilding America’s defensas. Strategy, Forces and Resources for a New Century donde se estipula que las fuerzas armadas deben “fight and decisively win multiple, simultaneous major theater wars”.
(4) Zbigniew Brzezinski llamaba este Gran Medio Oriente "El gran tablero mundial” cuando analizaba la supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos en Asia y Medio Oriente. Ver Zbigniew Brzezinski. The Grand Chessboard: American Primacy and its Geostrategic Imperatives. Basic Books, 1997.
(5) Ver Michel Chossudovsky. Guerra y globalización: antes y después del XI/IX/MMI. Siglo XXI Editores. Argentina. 2002. P.95.
(6) Michel Chossudovsky. Une “guerre humanitaire” contre la Syrie? L’escalade militaire: vers une guerre élargie au Moyen-Orient et en Asie centrale ? http://www.mondialisation.ca
(7) Ver La précieuse récolte de Washington : le pétrole et les fonds bloqués. New Orient News. 28 mars 2011 en http://www.ketleh-chaabieh.org/NewsDetails/11-03-30/news-30-3-11-2155888530.aspx
Asimismo, ver Guillaume Guichard. Libye: 8 milliards de dollars dans les banques françaises dans http://www.lefigaro.fr/conjoncture/2011/04/01/04016-20110401ARTFIG00573-libye-8-milliards-dans-les-banques-francaises.php
(8) Ver el artículo de Manlio Dinnucci Taglio medio di Manlio Dinucci. Protettore unificato. I volenterosi puntano al fondo sovrano libico. http://www.ilmanifesto.it/area-abbonati/in-edicola/manip2n1/20110422/manip2pg/09/manip2pz/301857/
(9) Manlio Dinucci. Après les bombes les réformes du FMI.
en http://www.mondialisation.ca/index.php?context=va&aid=26537
(10) Ver La desestabilización de Siria y de la guerra del gran Oriente Medio. Michel Chossudovsky en http://www.mondialisation.ca
(11) Ver Michel Chossudovsky. L’«Opération Libye» et la bataille du pétrole: Redessiner la carte de l’Afrique. http://www.mondialisation.ca/index.php?context=va&aid=23869
(12) Ver Les enjeux des changements en Libye : Et si on parlait pétrole en http://www.algerie360.com/algerie/les-enjeux-des-changements-en-libye-et-si-on-parlait-petrole/. Asimismo, ver Libye : les pétroliers occidentaux à quitte ou double enhttp://petrole.blog.lemonde.fr/2011/03/22/libye-les-petroliers-occidentaux-a-quitte-ou-double/
(13) L'aparté. Tuer pour du marketing. L’intervention en Libye aura surtout été la plus belle opération marketing pour l’industrie de l’armement depuis la guerre en Irak. Par Myret Zaki, le 13 avril 2011 enhttp://www.bilan.ch/lapart%C3%A9/tuer-pour-du-marketing.
(14) Ver Thalès, Dassault, DCNS… l’Elysée joue au mécano industriel. Lego / vendredi 19 décembre 2008 par Nicolas Beau, Eric Laffitte en http://www.bakchich.info/article6229.html.
(15) Ver La guerre en Libye. Une vitrine pour l’Occident. La zone d’exclusion aérienne permet aux pays exportateurs d’armes comme la France, l’Italie, le Royaume Uni et les Etats-Unis de valoriser leurs produits en http://www.icicemac.com
(16) Ver La guerre en Libye. Op. cit.
(17) Manlio Dinucci. Après les bombes les réformes du FMI. Op. cit.
(18) Ver Pratap Chatterjee. Halliburton's Army: How a Well-Connected Texas Oil Company Revolutionized the Way America Makes War. Nation Books. 2010.
(19) Ver mi artículo La concepción científica de la guerra urbana en los tugurios.
(20) Ver Divertir pour dominer. La culture de masse contre les peuples. Editions l’Echappée. Montreuil. 2010.
(21) Michel Chossudovsky. Une “guerre humanitaire” contre la Syrie? L’escalade militaire: vers une guerre élargie au Moyen-Orient et en Asie centrale ? http://www.mondialisation.ca
(22) Ver Manlio Dinucci. Après les b ombes les réformes du FMI. Op. cit.
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martes, 1 de noviembre de 2011
El comercio de la guerra y la democracia neoliberal
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