El canciller del Líbano, Adnan Mansour, afirmó este lunes que su país no aprueba ni acata las sanciones dictadas por la Liga Árabe (LA) contra Siria.Mansour explicó que Beirut se opone a tales represalias porque generarán masivas repercusiones negativas contra el Líbano, país fronterizo con Siria.
Líbano y Siria desarrollan un amplio comercio de mercaderías y una política de fronteras abiertas que beneficia los mercados de ambos países, además de existir históricos lazos de cooperación en otros campos.La LA , en un hecho sin precedentes, adoptó con reserva de varios de sus miembros imponer sanciones económicas contra Damasco, en línea con las que ya aplican Estados Unidos y Europa.
Las represalias incluyen suspender las gestiones comerciales, detener los negocios financieros y las transacciones con el Banco Central de Siria. También contemplan cancelar proyectos árabes en territorio sirio y vigilar las transferencias bancarias del Gobierno, excluyendo las de ciudadanos y las transferencias sirias de empleo en el exterior.
A su vez, el consejo ministerial de la LA , integrado por 22 naciones, instó al comité técnico a presentar un reporte dentro de una semana para fijar un tiempo para prohibir los vuelos de las aerolíneas regionales hacia Siria.
Las sanciones también impiden a funcionarios sirios a viajar a los países árabes y el congelamiento de sus fondos.
El secretario general del Consejo Económico Árabe, Mohammad Al-Rabei, advirtió el pasado miércoles que sancionar cualquier sector económico en Siria tendrá repercusiones negativas para su población.
En Damasco, el ministro de Economía y Comercio, Mohammad Nedal Al-Shaar, advirtió que los daños de las represalias serán para todas las partes, y vaticinó que no todos los estados árabes se sumarán a tal hostigamiento.
Siria se encuentra en un eje geográfico entre el Líbano, Jordania, Irak, Turquía e Israel, éste último país es el único con el que no mantiene un flujo mercantil, en cambio con los otros este intercambio es sustancial.
Líbano ya dijo que no acatará las sanciones, mientras Irak, que se beneficia de proyectos de cooperación con Damasco las objeta y Jordania vacila, pues sería afectada. Turquía apoya cualquier represalia pues su Gobierno ha sido un actor incisivo en la campaña anti-Siria.
Siria se autoabastece de petróleo aunque requiere importar algunos subproductos del crudo, y su producción industrial cubre del 65 al 70 por ciento de la demanda interna, al tiempo que la agricultura cubre las necesidades básicas de la población.
No obstante, las sanciones tendrán efectos negativos porque rompe con el normal equilibrio de las transacciones bancarias, comerciales y exigirán del Estado un desembolso de fondos no previsto para atender proyectos cuya realización ahora quedan en suspenso.
También comenzarán a escasear productos de importación a los que parte de la población se ha acostumbrado a usar, señalan analistas en estos temas.
El gobernador del Banco Central de Siria, Adib Mayaleh, aseguró que ya se sienten las sanciones en áreas como la educación, servicios médicos y el abastecimiento de medicinas, en especial las importadas.
Aseveró además que el pueblo sentirá este peso mientras el país redirecciona su comercio y busca alternativas con naciones amigas, en particular de Asia, África y América Latina.
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