Por Mariano De Vedia - LA NACION (Twitter: @mdv2011)
"Nos transfieren la responsabilidad, pero no todas las atribuciones", reflexionó ayer un oficial retirado de la Fuerza Aérea, al transmitir la preocupación con que se recibió en la unidad militar la decisión del Gobierno de devolver las tareas de control operativo de los servicios aéreos quitadas hace dos años.
Según pudo saber LA NACION, la inquietud de muchos oficiales aeronáuticos se centra en la indefinición de los recursos con que contará la fuerza para asumir parte de las funciones que venía cumpliendo la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), y la obligación de asumir responsabilidades por el cumplimiento de los servicios, cuando muchas decisiones administrativas quedarán fuera de su alcance.
Mientras en la Fuerza Aérea tratan de adaptarse a la nueva reglamentación, que entre otras cosas implica el traspaso en comisión de unos 900 controladores aéreos a la jurisdicción militar, el Ministerio de Defensa anunció la designación del comodoro Jorge Alberto Palermo como director general de Control de Tránsito Aéreo, organismo creado por el decreto 1840/2011, que transfirió las funciones a la Fuerza Aérea, a la luz del conflicto con el gremio del personal técnico aeronáutico que conduce Ricardo Cirielli.
El comodoro Palermo cumplió ya la misma tarea entre 2008 y 2009, cuando todas las tareas de control sobre los servicios aeronáuticos estaban en manos de la fuerza. Su nombre fue propuesto por la propia unidad militar. Tiene 54 años, es licenciado en sistemas aeronáuticos y aeroespaciales, y hasta ayer era director de Servicios Aeronáuticos.
El decreto firmado por Cristina Kirchner le encomienda a la unidad militar la prestación operativa de los servicios de navegación aérea. Entre las cuestiones que llevan a las autoridades aeronáuticas a hacer cuentas para garantizar los recursos con que contará para poner en funcionamiento el servicio del tránsito aéreo se encuentra el cobro de tasas.
El decreto habilita a la Fuerza Aérea a percibir el cobro de tasas de protección al vuelo en ruta y de apoyo al aterrizaje, que arroja una recaudación superior a los $ 160 millones por año. De esa suma, unos $ 60 millones corresponden a Aerolíneas Argentinas y Austral, que según fuentes militares con frecuencia no pagaban. "¿Cómo se cubrirá ese faltante?", se preguntaban ayer en la conducción aeronáutica.
Al traspaso de los 900 controladores aéreos, la mayoría de los cuales pertenecían hasta hace dos años a la fuerza y ahora enfrentan una incierta situación de retorno, se suma el pase de un número similar de empleados, que cumplen funciones en distintos servicios de apoyo al vuelo, como las áreas de comunicaciones y control de radioayudas.
Como dice el decreto, todos pasarán en comisión por un año a la Fuerza Aérea, pero la institución militar podrá realizar una selección y "hacer cesar la comisión del personal transferido antes de dicho plazo". En ese caso, podrá disponer el retorno de empleados a la ANAC, lo que podría ubicar a la Fuerza Aérea en el medio de una nueva disputa gremial...
"Nos transfieren la responsabilidad, pero no todas las atribuciones", reflexionó ayer un oficial retirado de la Fuerza Aérea, al transmitir la preocupación con que se recibió en la unidad militar la decisión del Gobierno de devolver las tareas de control operativo de los servicios aéreos quitadas hace dos años.
Según pudo saber LA NACION, la inquietud de muchos oficiales aeronáuticos se centra en la indefinición de los recursos con que contará la fuerza para asumir parte de las funciones que venía cumpliendo la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), y la obligación de asumir responsabilidades por el cumplimiento de los servicios, cuando muchas decisiones administrativas quedarán fuera de su alcance.
Mientras en la Fuerza Aérea tratan de adaptarse a la nueva reglamentación, que entre otras cosas implica el traspaso en comisión de unos 900 controladores aéreos a la jurisdicción militar, el Ministerio de Defensa anunció la designación del comodoro Jorge Alberto Palermo como director general de Control de Tránsito Aéreo, organismo creado por el decreto 1840/2011, que transfirió las funciones a la Fuerza Aérea, a la luz del conflicto con el gremio del personal técnico aeronáutico que conduce Ricardo Cirielli.
El comodoro Palermo cumplió ya la misma tarea entre 2008 y 2009, cuando todas las tareas de control sobre los servicios aeronáuticos estaban en manos de la fuerza. Su nombre fue propuesto por la propia unidad militar. Tiene 54 años, es licenciado en sistemas aeronáuticos y aeroespaciales, y hasta ayer era director de Servicios Aeronáuticos.
El decreto firmado por Cristina Kirchner le encomienda a la unidad militar la prestación operativa de los servicios de navegación aérea. Entre las cuestiones que llevan a las autoridades aeronáuticas a hacer cuentas para garantizar los recursos con que contará para poner en funcionamiento el servicio del tránsito aéreo se encuentra el cobro de tasas.
El decreto habilita a la Fuerza Aérea a percibir el cobro de tasas de protección al vuelo en ruta y de apoyo al aterrizaje, que arroja una recaudación superior a los $ 160 millones por año. De esa suma, unos $ 60 millones corresponden a Aerolíneas Argentinas y Austral, que según fuentes militares con frecuencia no pagaban. "¿Cómo se cubrirá ese faltante?", se preguntaban ayer en la conducción aeronáutica.
Al traspaso de los 900 controladores aéreos, la mayoría de los cuales pertenecían hasta hace dos años a la fuerza y ahora enfrentan una incierta situación de retorno, se suma el pase de un número similar de empleados, que cumplen funciones en distintos servicios de apoyo al vuelo, como las áreas de comunicaciones y control de radioayudas.
Como dice el decreto, todos pasarán en comisión por un año a la Fuerza Aérea, pero la institución militar podrá realizar una selección y "hacer cesar la comisión del personal transferido antes de dicho plazo". En ese caso, podrá disponer el retorno de empleados a la ANAC, lo que podría ubicar a la Fuerza Aérea en el medio de una nueva disputa gremial...
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