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viernes, 16 de marzo de 2012

CONSPIRACIÓN SIONISTA


 
"En tiempos de mentira universal,
decir la verdad es un acto revolucionario..."
George Orwell

Que la Presidente tilde de nazis a editorialistas de Clarín y La Nación, medios gerenciados por Goldman Sachs, cuando menos, provoca estupor. Qué puede quedar para uno entonces, cuando juega el raro artilugio de los vaticinios, no tan esotéricos, en este caso, sin entrar en competencia con Solari Parravicini o Sobrino Aranda, para dilucidar que antes de fin de año, es más que probable que tengamos una Presidente y una Vicepresidenta judías. ¿No?, qué puede quedar para uno entonces, de prosperar el proyecto presentado en el Congreso entonces, por María José Lubertino, a cargo del Inaadi, modificando la Ley De la Rua, a fin de que cualquier comentario considerado “antisemita” por ese organismo sea delito federal, con una pena de tres años de cárcel con cumplimiento efectivo. Lo mas curioso del caso, es que al día siguiente, La Nación difundía la acusación contra Clarín pero ignoraba la propia, cuando justamente la nota que rozaba el asunto era la de Horacio Pagni, comentando que Axel Kicillof era nieto de un rabino de Odessa, además de ser marxista.

Al atardecer, en 678, programa de bandera del multimediático rabino Sergio Spolzki, el Lic. Ricardo Forster, semiólogo y docente de la UBA en comunicación social, el mismo que a propósito de las declaraciones de Fito Páez y su asco sobre los porteños el año pasado, avisara sobre los riesgos de la ceguera nacional y popular y el abuso de palabras que habían sido utilizadas por los fascismos para justificar matanzas; hegeliano, canchero, peroraba sobre el antisemitismo y el apoyo al genocidio de Clarín y La Nación, neo teoría de los dos demonios, se permitía el lujo, incluso, ante la mirada y cínica sonrisa de Orlando Barone y la incredulidad de Sandra Russo y el resto, de interpretar el mote de “imberbes” de Perón a Montoneros, tendencia, según él promotora del neoliberalismo menemoide de los 90, el cual le dio de comer y muy bien a la pareja de Río Gallegos por esos años; aunque Usted no lo crea, al final de su clase magistral de epistemología peronista, la claque lo aplaudía, ninguno de pié, es cierto. Sí, sentaba doctrina, a propósito de la bajada de línea de la genial Conductora. Ya tomará la posta en breve Víctor Hugo; para el fin de semana es de esperar que las denuncias sobre antisemitismo en la oposición, arrecien.

Por la noche, en otra producción del rabino Spolzky, “Duro de domar”, se montaba una mofa sobre los hechos de violencia padecidos por un conocido conductor radial y televisivo en su casa de San Isidro, parodia en donde el fallecido crítico e imitador de Andy Warhol, Federico Klemm, demostraba cómo un arma en manos de un artista podía producir un hecho creativo. Si, el paroxismo nac&pop llega ya al pandemónium, sólo falta que en algún momento sus animadores empiecen a masturbarse ante cámaras y tenemos cartón lleno, son fatalmente obscenos. El hombre había defendido con un arma su hogar y su familia, hecho contemplado por el Código Penal, se titula “Defensa propia”, lo cual era motivo de burla y escarnio. El altar del odio se está colmando, al parecer, pide a los gritos víctimas propiciatorias. Nos trae a la memoria el brutal lema de la revista “El Caudillo”, publicación de los 70, en su momento, órgano de difusión de la Triple A, el cual rezaba, “El mejor enemigo es el enemigo muerto”. Sí, daría la sensación de que el discurso de Ricardo Forster de hace poco más de un año, a propósito del asco de Fito Páez, ha caído en saco roto. El fascismo es un gran devorador de palabras, está en su maldita esencia de golpeador y violento. Ya en la trasnoche, en C5N, medio del cual es titular Jorge Hadad, adscrito al grupo Spolzky, era levantado del aire el programa de Marcelo Longobardi, sin anestesia.

Vamos a aclarar que para esas horas de la noche, ya era público el que el conductor radial había sido reconocido por los asaltantes de su familia y habían intentado asesinarlo, que un hijo del mismo había sufrido la perforación de un pulmón de un balazo, que el agresor, muerto de ocho balazos, era un chico de veinte años en libertad condicional. El caldero del odio a punto de estallar, a 280º. Sobre esta tragedia, los creativos de “Duro de domar”, haciendo chistes. No, no acusaron a Etchecopar, con dos balazos en las piernas y uno en la espalda, de fascista, ni falta que hace, sobre todo cuando el relato del atacado, revelando que al ser reconocido por los delincuentes, se convertía en blanco de sus balas. Los argumentos de estos montajes audiovisuales nos recuerdan el discurso de la Ministra de Seguridad, Nilda Garré, sosteniendo que Gastón Meneghini no había sido encontrado en el vagón número 4 del tren 16 a Once, por ir sentado en un lugar incorrecto. La misma cínica ideología. Idéntica al “algo habrán hecho” de los militares. Existir, estar, pasear y vivir y morir en Argentina, como el guía de turismo aventura francés, asesinado hace un mes antes el monumento de los Caídos en Malvinas, en Plaza San Martín, al resistir el robo de su cámara fotográfica.

El día anterior habían sido víctimas de un secuestro express la ex mujer y los hijos del secretario administrativo del Senado de la Nación, hombre de confianza del Vicepresidente Boudou, el cual denunciaba a su vez que le habían hackeado sus emails, dos semanas atrás había sido victima de idéntico modus operandi Tristán Bauer, director nacional de medios audiovisuales, secuestrado en su auto y paseado por horas. Una madre de Plaza de Mayo era asaltada y golpeada brutalmente. Todo esto en el lapso de un día de furia. Dos días atrás, la hinchada de Chacarita había arrasado con todo a su paso, dos patrulleros y un carro de asalto, entre otros.Una semana atrás, la hinchada de San Lorenzo de Almagro colmaba Plaza de Mayo, más de cincuenta mil almas, bregando para recuperar el terreno de su antiguo estadio. En el palco, lucían sus camisetas, el Canca Gullo y el Cuervo Larroque, mentor ideológico de Máximo Kirchner y jefe de la Cámpora, respectivamente, pretendiendo colar en el liderazgo de un reclamo popular más que legítimo, ambos fueron ignorados sanamente por cámaras de televisión propias y ajenas. A su vez, el Fiscal Federal Federico Delgado, acusaba al Juez Bonadío de secuestrar la causa sobre la masacre del tren 3772 a la estación 11 de Setiembre.

Da la sensación de que no sólo la economía se le ha ido de las manos al gobierno, el mismo ejercicio del poder, de la autoridad pública, de la generación de políticas, la administración del Estado. Que la política del oficialismo hoy día sea poner los cañones apuntando hacia la sede del gobierno porteño habla de que la brújula se les ha perdido, de su naturaleza facciosa, de la poca monta de sus empeños, de no saber ya qué más hacer, para ganarse el repudio de una sociedad que les teme, tan sólo. Esto es lo más parecido al caos, al fascismo, como si el huevo de la serpiente comenzara a partirse. La escena sólo cierra con mano dura. No, no existen más los militares. Puede ser de cualquier signo. Muchos, más de los imaginados, van a preferir ser kelpers, con tal de vivir seguros, en paz, protegidos.

Digo, a propósito de que cualquier crítica al gobierno, para esos días, los de antes de fin de año del primer párrafo, con una conducción abiertamente sionista, no como hasta ahora, encubiertamente, será tildada de antisemita y criminal. Nunca habrá existido mordaza social más efectiva, desde los tiempos de Torquemada. Lo cierto es que a días del 20 aniversario de la implosión de la Embajada de Israel, a menos de un mes de los 30 años de la gloriosa Gesta de Malvinas, el caldo se está poniendo más que espeso. Como diría mi abuela Tomasa, el horno no está para bollos. Quiero aclarar, para cualquier despistado, que ambos editoriales, Clarín y La Nación, eran críticas a funcionarios de La Cámpora, suerte de guardia de corps de la Presidente, los únicos leales que le quedan, claro, más los paniaguados mediáticos.

El día anterior, el domingo 12 de abril, en el mismo diario La Nación, Hernán Dobry, periodista de investigación que hace unos años publicara Operación Israel, libro que ratifica los excelentes vínculos entre la dictadura y el Estado de Israel, a la sazón, su principal proveedor de armas, evadiendo los bloqueos de entonces, tanto de la administración Carter, como la condena de la ONU para con el régimen de Tel Aviv por racista, sin siquiera, para esa fecha, contar con el reconocimiento de la Iglesia Católica, que llegaría recién en 1993. Aislado, para entonces, Israel comerciaba armas con un régimen condenado por violaciones a los Derechos Humanos, algo a lo cual los sionistas ya estaban acostumbrados, ya que lo hacía también con Sudáfrica. La Operación Israel incluiría en una supuesta triangulación con Perú, el envío de una escuadrilla de diez aviones cazabombarderos Mirage, que nunca entraron en acción. No está de más recordar que el único acto político público autorizado por la dictadura entonces, era el aniversario de la creación del estado sionista, todos los años, en el Luna Park.

Dobry, esta vez, para equilibrar la balanza, firmaba su nota del domingo, -Antisemitismo en Malvinas- prefacio del lanzamiento de su libro “Los rabinos de Malvinas”, en donde se denunciaban mal tratos a soldados argentinos de religión judía en las Islas durante el conflicto, puntualmente hacía mención de la denuncia de tres casos, los cuales habían sido obligados a rezar, dos, otro, a hacer de monaguillo en una misa. Por ende, el baldón de genocidas, se perfeccionaba con el de nazis y católicos. Tres soldados argentinos de fe judía maltratados, de treinta ex combatientes de la Fe de David, contra diez mil combatientes bautizados en la Fe de Cristo. Ni una gota de sangre judía se derramó en la Tierra Santa de los argentinos; este último renglón se lo dedico a Beatriz Sarlo, Martín Caparrós, Luis Alberto Romero, y sí, a Marcos Aguinis también. No, a Jorge Lanata no le puedo dedicar nada, me da vergüenza ajena.

Ningún soldado judío sufrió heridas o fue muerto, vejado, torturado, ninguno fue usado como carne de cañón o para colocar minas antipersonales. Denuncia de Hernan Dobry, tapando, obviando, no por parte de él, está claro que se ha especializado en un tópico, sino de los grandes medios y de los medios oficiales, denuncias pendientes, ocultadas, negadas, de violaciones y fusilamientos por parte de oficiales ingleses luego de la rendición de Menéndez. Sí, soldados tucumanos, de la tierra de la Senadora Rojkés de Alperovich, nuestra futura Vicepresidente, católicos, para peor, devotos de los maderos que cruzan la bandera provincial de la tierra de nuestra Declaración de Independencia, la cual la esposa del gobernador quiere suprimir por considerarlo un símbolo “fascista”. Sí, lo sabemos, a esta altura de la debacle universal, ser católico es ser nazi-fascista, tal la maroma que se viene.

A mi me llamó la atención, porque días antes había sido sometido a arresto domiciliario en Contraalmirante Büsser, Infante de Marina al mando del BIM 2, responsable del Operativo Rosario, el cual ponía fin a 150 años de coloniaje en las Islas, el 2 de abril de 1982. Büsser es el principal orador del acto de los Ex Combatientes para la fecha, frente al cenotafio de los caídos en Malvinas, en la Plaza San Martín. No podrá hacerlo. Estará preso. Infante de Marina con apellido alemán, para peor, sí, profundamente católico. Confío que el viejo Infante tenga la suficiente arrogancia y falta de respeto como para ir a pié de su casa hasta Plaza San Martín, para cumplir con ese homenaje, póstumo, para marchar luego en un patrullero hasta el penal naval al que sea enviado. Es lo menos que de él esperamos.

El ex juez prevaricador Baltasar Garzón quiso procesarlo hace unos años por violaciones a los derechos humanos, supuesta tortura a un espía chileno durante el conflicto bélico con Gran Bretaña, un español, sí, espía a sueldo de Augusto Pinochet Ugarte. No prosperó, el denunciante murió antes. No, claro que no, ni en Clarín ni en La Nación ni 678 informaron del arresto de Büsser, mucho menos de sus reales motivos. El privarlo de un micrófono, a 30 años de entonces, no vaya a ser que se le cruzara por la cabeza la mala idea de repetir su histórica arenga.

¿Quién, con qué autoridad, desde qué lugar legítimo puede reclamar por la libertad de este hombre, quién osaría hacerlo en público y en voz alta? No incluye acaso el secreto Acuerdo de Paz de Madrid firmado entre Menem-Cavallo y Margaret Thatcher, el control operacional de las fuerzas armadas argentinas por parte del mando británico, incluso, la de su personal retirado, como el caso del Contraalmirante Büsser. A quién se reporta sino Cristina Elisabet Wilhem, cuando discrimina y de tal forma, perdurando en la humillación impuesta por Sir Winston Churchill IIIº, en la Cámara de los Lores, en junio de 1982, mandandoa los argentinos a ser revolcados en el barro. Vaya que si ha habido vocación para hacerlo. Sobran cerdos para tal chiquero.

En el mientras tanto, manos raras habían soltado la cadena del perro de Videla, -Cambio 16 y Diario 16 siempre lo han tenido como su estrella mediática al ex juez prevaricador Baltasar Garzón-, el cual salió a vociferar barbaridades, fiel a su estilo de predicador cristiano anticomunista, como si le hiciera falta a la viuda que alguien como él le de una mano en ciertos temas. Días antes, al inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso, mientras llovían de los palcos billetes con la cara del Vicepresidente, pálido, con el impreso “Boudou miente”, CEW había utilizado casi 200 minutos de un tiempo más que valioso, para atacar a Mauricio Macri como un hito. Medio mundo esperaba que anunciara la nacionalización de YPF. Un minuto de silencio había sido suficiente para recordar a los 51 argentinos masacrados una semana antes por la corrupción inveterada de una banda de tránfugas impunes.

Pero no, el día anterior, Juan Carlos II de Borbón y Borbón, el “mejor estadista de Europa”, según Néstor Kirchner, la había llamado por teléfono para tranquilizarla, avisándole que si se le ocurría dar semejante mal paso, imitar en serio a Chávez, Correa, Morales, se iban a ventilar cantidad de documentos comprometedores, sin ir más lejos, se iba a mandar a todos los escribas del Grupo Bilderberg a conversar sobre la más que pública y oficial participación de ella y su finado en el proceso privatizador de la empresa nacional del petróleo argentino, tal vez, con alguna data fidedigna del destino definitivo de los 600 millones de dólares cobrados por el sacrificio. Odiado Boudou, en cámara lenta y montaje alterno, se iba enterrando más y más en la ciénaga de sus mentiras, siendo ayudado por la mitad más uno de los funcionarios de su propio gobierno.

Vengo a enterarme esta semana, luego de intercambiar munición virtual gruesa con una agente del Mossad, que el caso de la implosión en la embajada de calle Arroyo, ha sido dado por cerrado unilateralmente por Israel, país que nunca se presentó como querellante en la causa, habida cuenta de que ellos consideran que al haber ocurrido en su territorio, con su investigación y ejecución sumaria, basta y sobra. No voy a repetir el retruécano de “a confesión de parte…”. Perdón, la calle Arroyo, supuesto lugar en donde se estaciona el inexistente coche bomba, ¿era o es territorio de Israel?. La implosión que demuele edificios aledaños, una iglesia, un colegio, un geriátrico, ¿son territorio de Israel?.

Digo, la ciudad de Buenos Aires, la Argentina, ¿es territorio de Israel?. Porque está mal que nos invada la primer potencia del planeta, entonces, nos robe un par de islas perdidas en el mar austral, y, vaya y pase, sí, somos lentos, tardamos un siglo y medio en reaccionar, ahora bien, que un imperio racista de morondanga, envarado en una brutal interna, venga a escupirnos la cara, usando nuestro territorio como un baldío, para dirimir sus políticas a los bombazos, para luego amenazarnos con un sopapo en la boca si no nos quedamos calladitos, la verdad, no me parece tan sólo una grosería, una cruda falta de respeto, una agresión letal contra nuestra soberanía, motivo cuando menos de ruptura de relaciones diplomáticas. Me parece una provocación, una búsqueda de roña, una fatal pretensión de guerra. Un acto de latrocinio. Casus belli. Terrorismo de Estado, delito de lesa humanidad imprescriptible. ¡Qué causa cerrada ni ocho cuartos!

O es tan simple como que los está traicionando el inconciente, justo a ellos, a tal punto que están aceptando que sí, que la implosión ocurrió en el hall de entrada de la embajada, por eso nunca liberaron los videos de seguridad a prueba de cualquier tipo de destrucción, en los cuales quedaron grabados todos los movimientos internos de esa mañana, en donde el enviado del luego asesinado líder laborista Yitzak Rabin, recorría América Latina divulgando detalles del plan de Paz que ratificaba los acuerdos de Oslo, los cuales incluían la creación del Estado de Israel. Así como tampoco nunca proveyeron a la Justicia el listado del personal que había concurrido a la sede diplomática esa mañana, ni autorizaron las autopsias de las víctimas.

La pericia del Colegio de Ingenieros de la Nación, realizada con minucioso y profesional afán por los Ingenieros Rodolfo Danessi, Alberto Hugo Puppo y Arturo Bignoli, con extensas calificaciones curriculares, probó de forma lapidaria, tanto la inexistencia de un cráter frente a la puerta de la embajada provocado por un supuesto coche bomba el 17 de marzo de 1992, con el cotejo digital de más de 1000 fotografías tomadas ese día, como que la curva de deflagración de la onda expansiva y la consecuente demolición de los edificios lindantes, sólo podía ser producto de una implosión ocurrida en el hall de entrada de la misma; esta etapa de la pericia fue corroborada por el Laboratorio de Estructuras de la Universidad de Tucumán, centro de investigación de postgrado, bajo la dirección del Doctor Ingeniero Guillermo Etse, el cual se apersonó en la Corte Suprema para la exposición del caso; el perito israelí invitado especialmente, Yakov Levi, no concurrió a la Corte.

Sí, implosión ocurrida dentro el territorio de Israel custodiado por agentes del Sinh Beth, servicio de seguridad interna del estado sionista. Los mismos que manipularon tres años más tarde a Yigal Amir, magnicida de Yitzak Rabin en noviembre de 1995, hecho denunciado en la revista George, de John Kennedy Jr., por Guela Amir, madre del fanático ultraortodoxo preso hasta el 2015, con un régimen de libertad controlada tan especial que le ha permitido casarse y tener familia. En el plano estrictamente político, es bueno recordar que a las 48 horas del atentado, Carlos Saúl Menem declaraba que había “semiplena” prueba de que el atentado era obra del Hezbollah, hecho negado por la organización político militar islámica libanesa, la cual declara operar tan sólo en su territorio.

Hace un par de años, en la anual visita que realiza la clase política argentina para rendir pleitesía a los señores de la DAIA, siempre antes de cada elección, como para que no le echen una bolilla negra, la inefable pitonisa Elisa Carrió, entonces candidata a Presidente, sorprendió a propios a ajenos, al declarar que en caso de ser expulsados de Palestina, los argentinos recibiríamos con los brazos abiertos a nuestros hermanos sionistas, espacio para alojarlos, no falta. Esta versión fue difundida entonces por una fuente tan insospechada como Horacio Verbitsky.

Un año antes, la entonces secretaria de Estado de los EEUU Condoleezza Rice, en tiempos de la operación “Plomo fundido”, le había propuesta al entonces Presidente, Néstor Kirchner, que de ser factible, se podría ofrecer territorio patagónico para recibir a palestinos desalojados de sus tierras por la barbarie sionista. No, ni pienso perderme por los meandros de las teorías conspirativas ni citar el plan Andinia. No, jamás lo haría, es demasiado burdo. Me remito a dichos y hechos. No especulo. Hace unos años me tomé el trabajo de realizar un artesanal video de costo cero, el cual documenta con más detalle, cruzando las contradicciones de las pericias de Gendarmería, Policía Federal, su cuerpo de Bomberos, Colegio de Ingenieros. Se encuentra en Youtube. Se busca por Atentados, las claves de la conspiración sionista, dura sólo diez minutos. Será entonces pura futurologia, oráculos nefandos, de mitómanos indignos, ebrios, alucinados, paranoicos, el soportar cómo delante de nuestras narices nos están robando la Patria, unos señores de la guerra que sienten un profundo desprecio por todos y cada uno de nosotros. Lobos disfrazados de corderos.

Después del revés del AIPAC, America’s Pro-Israel Lobby, el domingo 4 de marzo ante Barak Obama, en donde la presión del lobby sionista de USA para atacar a Irán se topó con un Presidente de los EEUU que está mucho más interesado en conservar lo poco de lo que queda de su imagen de hombre de Paz para hacer viable su reelección, cuidar su trasero, que en dejarse montar en una delirante aventura bélica, el canciller israelí Avigdor Lieberman, militante del proscrito partido Koch en los 90 por el asesinado líder laborista Yitzak Rabin, por terrorista, el mismo que recomendaba dirimir el conflicto de la Franja de Gaza con armas nucleares, sí, la solución más radical para la cuestión palestina, tal vez se haga presente el próximo sábado 17, en Buenos Aires.

Frente a la Presidenta Cristina Elisabet Wilhem y el canciller Héctor Timerman, utilizará la implosión ocurrida en su territorio para fustigar a la República Islámica de Irán, sin pruebas, como en la causa AMIA, exigirle a CEW mayor compromiso en la lucha contra el terrorismo internacional. No pedirá Justicia. No está en condiciones de hacerlo, hace años que su embajador en Buenos Aires dio por cerrada la causa, relatando, incluso, cómo había sido ajusticiado el cerebro del atentado ocurrido dentro del territorio israelí, insólitamente, cuando las fuerzas de seguridad del Sinh Bet se habían retirado, antes que dejara la sede diplomática el enviado del asesinado Yitzak Rabin, divulgando un Plan de Paz que se abortó con el magnicidio del político y militar nacido en Jerusalén, Palestina, el único histórico jerarca sionista no europeo, no askenazi.

Para ese entonces, 1992, por esas cosas de la vida, yo era amante de una chica judía, un amor de mujer, nacida en Israel, en un kibutz, una ingeniera agrónoma brillante, especialista en semillas, la mejor. En la mañana del sábado siguiente del atentado, tomando mate en la cocina, se me ocurrió soltar que lo más probable fuera que el Mossad estaba al tanto del atentado, comentario que, claro, contenía la explícita afirmación de que habían permitido que el mismo sucediera. Ella me miró a los ojos, cambió la yerba del mate, primero me dijo que sí, que claro, que el Mossad estaba al tanto de todo. Después, me interrogó, ¿ah, pero entonces vos sos antisemita?. No, no es un chiste. Y si lo es, es bien trágico, porque el silencio de Noga, como el de tanta buena gente de la colectividad, que sabe con cierta presunción, con certeza, que están en manos de una banda de lunáticos y psicópatas mesiánicos, impide tanto el progreso de cualquier proyecto de paz de Palestina, como el esclarecimiento de dos atentados aberrantes, así como la perpetuación en el poder de los señores de la guerra. Pregunto ¿hasta cuándo seguirán siendo cómplices de tamaña barbarie?

Meses antes del encuentro con mi amante, mirando televisión por cable, en ese entonces, hace veinte años, había un canal de cable israelí, me detuve en un documental de la televisión estatal, comenzaba con una violenta represión policial en el centro de Tel Aviv, eran obreros de las fábricas de armamentos que protestaban, en plena campaña que llevaría a su segundo mandato en julio de ese año a Yitzak Rabin. El plan de Paz del laborista, su eje de campaña entonces, incluía tanto el reconocimiento del estado palestino, como el desmantelamiento de la industria bélica sionista, el soporte de su política de expansión y agresión, o de autodefensa, como Usted prefiera, a lo largo de medio siglo. No, no pude atinar a grabar una copia. Estaría filmando una gran película al ser portador de ese material tan revelador como exclusivo.

Rabin sabía y muy bien que la única forma de poner coto a esa escalada, ese espiral de violencia, era cortar por lo sano. Las fábricas de armas serían reconvertidas en pacíficas manufactureras de electrodomésticos y agroquímicos. En uno de los bloques, el presidente de una fábrica, si mal no recuerdo de tanques, declaraba que “ellos” iban a hacer lo que estuviera a su alcance para detener ese plan siniestro, que implicaba la desaparición a corto plaza de Israel. Lo decía muy despacio, mirando a cámara, intimidaba.

El complot ya estaba en marcha. Buenos Aires era el lugar para comenzar el apriete, capital del país en donde vive la cuarta colectividad judía del planeta, luego de EEUU, Israel y Europa, en ese orden, para entonces con una masa crítica numerosa de partidarios del líder laborista, pacifistas, de izquierda, en plena campaña electoral, con cantidad de publicaciones que fueron cerrando una a una. No, los barones no iban a quedarse sin sus fábricas de armas. País con una clase política venal, sin justicia independiente, casi sin seguridad en sus fronteras, sin prensa independiente, gobernado por un neoliberal que proponía las relaciones carnales con el Imperio del Norte; entregado política, comercial, cultural y militarmente a Gran Bretaña dos años antes, por los Acuerdos de Paz de Madrid. El país ideal para arremeter con cualquier tropelía y salir indemne.

Menos de un mes más tarde, volaba la embajada de calle Arroyo. Recuerdo ir caminando entonces por Santa Fe y Uruguay, hacia Cerrito. Ví cómo se sacudía la manzana de enfrente, a casi diez cuadras de la implosión, por la onda expansiva. Un gigantesco hongo se elevó entonces, mientras un camarógrafo independiente que luego fuera contratado por el Grupo Clarín, desde la villa 21 de Retiro, filmaba el hecho. La altura del gigantesco hongo, superando el rulero del edificio de Fiat, entonces, por más de sesenta metros, el edificio tiene 30 pisos, más menos, cien metros, es un dato más para soportar la teoría de la implosión, en donde la construcción actúa como una suerte de chimenea, impulsando el humo a gran altura, en el caso del coche bomba, lo hace hacia los costados, la calle, ya que la deflagración destruye el continente de chapa, carente de masa, de forma instantánea. Nunca más fue difundida la película, ni entrevistado el camarógrafo. Clarín la compró para guardársela. ¿La emitirá el sábado próximo, pasados veinte años?
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